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El secuestro de la bibliotecaria. Margaret Mahy. Editorial Alfaguara

29 May

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Un día, Ernestina Laburnum, la bella bibliotecaria, fue raptada por unos malvados bandidos. Acababa de salir a pasear por el bosque, situado en las proximidades de la ciudad, cuando los bandidos la asaltaron y se la llevaron.
-¿Por qué me secuestran? –preguntó con frialdad-. No tengo amigos ricos ni primos ricos. La verdad es que soy una pobre huérfana sin casa propia, aparte de la biblioteca.
-Eso es precisamente lo que nos interesa –dijo el Bandido-Jefe-. El ayuntamiento de la ciudad pagará un generoso rescate. Todo el mundo sabe que la biblioteca no funcionará nada bien sin su bibliotecaria.
Era bastante cierto, ya que la señorita Laburnum tenía en su poder las llaves de la biblioteca.
-Creo que debo advertirles –dijo Ernestina- que pasé el fin de semana con una amiga que tiene cuatro niños pequeños. En la casa todos estaban enfermos de sarampión.
-No importa –replicó el Bandido-Jefe-. Yo ya lo he tenido.
-¡Pero yo jno! –exclamó el bandido más próximo.
Los otros bandidos miraron a la señorita Laburnum con cara preocupada. Ninguno de ellos había pasado la horrible enfermedad del sarampión.
Cuando se recibió en el ayuntamiento la carta pidiendo el rescate, se produjo una gran discusión. Los miembros del Consejo Municipal querían que las cosas se hicieran bien.
-¿Bajo qué concepto consideraremos el secuestro de la bibliotecaria? –preguntó uno de los concejales-. ¿El dinero del rescate debe figurar como un gasto de personal o un gasto del fondo de cultura?
-La Comisión de Cultura se reunirá dentro de dos semanas –dijo el alcalde-. Propongo que ellos tomen entonces una decisión sobre este punto.
Pero mucho antes de esta reunión todos los bandidos, excepto el jefe, sufrían ya la terrible enfermedad del sarampión. Se volvieron muy irritables y tenían las narices encarnadas y llenas de mocos.
-Creo que un baño caliente ayuda a que salga la erupción –dijo la señorita Laburbum sin demasiada seguridad-. ¡Ah!, si estuviera en mi biblioteca podría buscar la palabra «sarampión» en el Diccionario práctico de medicina familiar.
El Bandido-Jefe dirigió una mirada triste a los hombres de su banda.
-¿Está usted segura de que es sarampión? –preguntó-. Me parece una enfermedad muy poco digna para un bandido. Pocas personas quedan bien con granitos en la cara, pero para unos ladrones resulta desastroso. ¿Tomaría usted en serio a un ladrón con granitos?
-No forma parte de las funciones de una bibliotecaria tomar en serio a ningún ladrón, con granitos o sin ellos –replicó Ernestina con altanería-. De todos modos, no podrán volver a robar hasta que no se recuperen del sarampión. Están en cuarentena. No querrá que les echen la culpa de extender el sarampión por todas partes, ¿verdad?
El Bandido-Jefe gimió.
-Si me lo permite –dijo la señorita Laburbum-, iré a mi biblioteca y sacaré el Diccionario práctico de medicina familiar. Con ese valioso libro intentaré aliviar el sufrimiento de sus compañeros. Claro que no lo podré tener en préstamo más de una semana. Es un libro de consulta muy solicitado, ¿entiende?
Las lamentaciones de los bandidos enfermos resultaban insoportables para el jefe.
-Está bien –aceptó-. Puede ir a buscar el libro y nos olvidaremos del secuestro de momento. Pero sólo de momento, ¿eh?

Margaret Mahy.  El secuestro de la bibliotecaria.  Ed. Alfaguara

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

 En la televisión, en internet, en la radio, en los periódicos, en cualquier medio de información, vemos y oímos una terrible noticia: ¡La organización X ha secuestrado a Z!
Pero nunca imaginábamos que podrían secuestrar a una bibliotecaria. No era propietaria de una gran colección de joyas, ni de cuadros famosos, ni heredera de la mayor fortuna del país, ni nada de eso. Ella misma se lo dice a los bandidos:
– “¿Por qué me secuestran? –preguntó con frialdad-. No tengo amigos ricos ni primos ricos. La verdad es que soy una pobre huérfana sin casa propia, aparte de la biblioteca”.
La respuesta del Bandido-Jefe nos deja todavía más alucinados, si cabe:
Eso es precisamente lo que nos interesa –dijo el Bandido-Jefe-. El ayuntamiento de la ciudad pagará un generoso rescate. Todo el mundo sabe que la biblioteca no funcionará nada bien sin su bibliotecaria”.
Pero no creas que es el único secuestro que aparece en libros, que pueden gustarte. Aquí tienes algunos, por si te apetece leer temas misteriosos, de secuestros, de bandidos, policíacos…
. Secuestro en el Caribe
. Misterio del collar desaparecido
. ¿Quién ha raptado a Lánguida?
. El secuestro de la primavera
. Aventuras de la mano negra

Lo que sí parece bastante claro en el texto es que la biblioteca era, en la ciudad de Ernestina Laburnum, un lugar importante y muy visitado. De hecho, el Bandido-jefe le da esta razón para su secuestro:
“El ayuntamiento de la ciudad pagará un generoso rescate. Todo el mundo sabe que la biblioteca no funcionará nada bien sin su bibliotecaria”.
Y también parece evidente, y en eso está el estupendo humor del texto, es que allí todo funcionaba de manera bastante chapucera: desde los propios bandidos hasta el mismísimo ayuntamiento de la ciudad. ¿A qué bandido jefe de una terrible organización se le puede ocurrir dejar libre a la secuestrada, para hacer una consulta en un libro de la biblioteca, por mucho que fuera para aliviar el sufrimiento de los compañeros?
-Está bien –aceptó-. Puede ir a buscar el libro y nos olvidaremos del secuestro de momento. Pero sólo de momento, ¿eh?
La crítica al funcionamiento de las autoridades queda expresada de forma clara. Cuando llega la petición de rescate de los bandidos, empiezan las deliberaciones, porque:
 “Los miembros del Consejo Municipal querían que las cosas se hicieran bien.
-¿Bajo qué concepto consideraremos el secuestro de la bibliotecaria? –preguntó uno de los concejales-. ¿El dinero del rescate debe figurar como un gasto de personal o un gasto del fondo de cultura?
-La Comisión de Cultura se reunirá dentro de dos semanas –dijo el alcalde-. Propongo que ellos tomen entonces una decisión sobre este punto”.

Un cúmulo de disparates hacen de este texto una estupenda lectura altamente motivadora y, sobre todo, muy divertida. Fundamental.

Palabra magica

La palabra mágica de hoy es: Cuarentena.

Ernestina Laburnum estuvo con una amiga, el fin de semana anterior, que tiene cuatro niños pequeños. Y todos estaban enfermos de sarampión. Como es una enfermedad contagiosa, Ernestina lo dijo:
«No podrán volver a robar hasta que no se recuperen del sarampión. Están en cuarentena».

¿Sabes lo que es una cuarentena? ¿Y un trimestre? ¿Y un trienio? ¿Y un quinquenio? Si acaso tienes alguna duda, lo mejor es que el ordenador o un libro que se llama diccionario te lo solucione de inmediato.

Cuentame

Lo primero que queríamos saber es lo siguiente: ¿Tienes biblioteca en el lugar donde vives? A lo mejor, hasta tiene un nombre, esa biblioteca. Si no hay biblioteca, ¿hay alguna que no esté muy lejos? Y luego, por si acaso sucede algo como a Ernestina Laburnum, ¿conoces a la bibliotecaria o al bibliotecario? ¿Cómo es? ¿Sabes si ha tenido sarampión? ¿Y tú? ¿Te acuerdas? ¿Cómo lo pasaste? ¿Sabes, de verdad, qué enfermedad es el sarampión?

Autor

Margaret Mahy

Nació en Whakatane (Nueva Zelanda) en 1936.

Escribió su primer cuento cuando tenía 7 años. Trabajo como bibliotecaria en varias bibliotecas de su país.  Publicaba al principio sus historias en el periódico escolar de Nueva Zelanda. En esos años tenía que escribir por la noche. En los años 80 del siglo pasado dejo su profesión para dedicarse solamente a escribir para niños y jóvenes. Le gusta ir con frecuencia a escuelas y bibliotecas para conversar con los niños y jóvenes. En esas visitas muchas veces se disfraza de algún animal o se pone una peluca con colores.
Tiene dos hijas y varios nietos. Además, tiene un gato ya viejecito que duerme muchas veces en el fax porque está calentito.
La escritora nos dice cómo aprendió a leer y lo qué es para ella un libro: “Nunca olvidé cómo aprendí a leer. Cuando era niña, las palabras correteaban frente a mis ojos como pequeños escarabajos escurridizos. Pero yo era más inteligente que ellas. Aprendí a reconocerlas sin importar su veloz carrera. Por fin, pude abrir libros y entender lo que estaba escrito. Fui capaz de leer cuentos y chistes y poemas yo sola».
Fue galardonada en el año 2006 con el  premio Hans Christian Andersen.

Nuestro observatorio

En las siguientes páginas se pueden ampliar algunos datos sobre Margaret Mahy, además de consultar la Wikipedia.

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros de la autora  tomada de  Canal Lector.