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La zorra y el tambor. Popular. Editorial Combel (Recomendado: 9-11 años)

18 Jun

elibrodelasfabulas

Una vez, una zorra que hacía no sé cuántas horas que no hincaba el diente a nada, porque corrían malos tiempos y había mucha escasez, merodeaba por una alameda umbría (1) cuando vio un tambor colgado de una rama. No se sabe de quién era, pero seguro que lo habían dejado allí para ir a buscarlo más tarde.
Era la hora del viento marero (2), que llega puntualmente todos los días y alborota las cañas de los cañaverales y las copas de los álamos, los sauces, los chopos y los alisos (3) que crecen a la orilla de los ríos y rieras (4). Al soplar, agitó las ramas del álamo en el que estaba el tambor, y éstas percutieron como baquetas (5) sobre el instrumento y le arrancaron una serie de sonidos alargados y profundos.
El sonido llamó la atención a la zorra y la hizo detenerse. Miró el instrumento y, como le pareció un odre o un pellejo de los que se llenan de cosas de comer, pensó que, seguramente, dentro habría algo aprovechable, quizá carne en conserva o, tal vez, fruta confitada, y que, por tanto, valía la pena intentar atraparlo.
Con ese propósito, dio un salto, golpeó el tambor con el hocico y lo hizo caer al suelo. A continuación, rasgó el tenso parche de piel con los dientes, para ver lo que había dentro, pero…, ¡qué amarga desilusión! ¡No había nada más que aire! Ni carne en conserva, ni fruta confitada, el tambor estaba completamente vacío.
-Ahora que lo pienso, no me extraña –reflexionó-. Bien lo dice el dicho: mucho ruido y pocas nueces, o sea, que quien mucho habla, poco piensa. Y por no pensar, volvemos a tropezar con la misma piedra. Sin más tiempo que perder, se marchó de allí a paso ligero, a ver si encontraba algo menos ruidoso y más sustancioso.

NOTAS

(1) Alameda: conjunto o bosque de árboles que se llaman álamos. Umbría que no le da el sol.
(2) Viento marero: viento que viene del mar.
(3) Aliso: árbol muy alto.
(4) Rieras: lugares por donde pasan las aguas de las lluvias.
(5) Percutieron como baquetas: sonaron como una batería de música.

Albert Jané i Riera (Recopilador). El libro de las fábulas. Editorial Combel

Propuestas para mediadoras y para mediadores
RECURSOS
Texto

Lo que leemos, en las primeras líneas es que la protagonista de la lectura es una zorra. A la que no le resultaba fácil comer, porque hacía bastantes horas que no hincaba un diente a nada. Hincar el diente, como tú ya sabes, significa lo mismo que comer. Es el movimiento que hacemos al comer: hincar el diente o los dientes a los alimentos. Y aquí tienes dos páginas, de un maravilloso programa que tenía Félix Rodríguez de la Fuente, naturalista y protector de los animales. Fueron muchos años los que él trabajó para darnos imágenes, sonidos y la historia real de la fauna en este planeta. Todos los que veíamos sus programas, en televisión española, lloramos su desaparición, en el año 1980. Aún quedan eso sí, maravillosos documentos de lo que fue, con sus compañeros, el trabajo a favor de la vida animal.

La siguiente página, también dedicada al zorro, está realizada por la Fundación amigos del Planeta. La imagen final es muy fuerte, terrible. Si eres muy sensible al dolor de los animales, te recomendamos que no la veas.

Palabra magica

La palabra mágica hoy es un verbo en modo indicativo, tiempo perfecto simple o indefinido (que se llama de las dos maneras), tercera persona en femenino singular del verbo reflexionar. ¡Sí! Lo has conseguido. La palabra mágica es reflexionó. Es lo que hace la zorra, animal listo, muy listo. En la página de BioEnciclopedia.com tienes el resumen de las características del zorro: peso, tamaño, sentidos (vista y oído), lugares de vida, tipos de zorros y alimentación y otras muchas cosas, que te interesarán sobre este animal.

Y como conoces el verbo a que hace referencia la palabra mágica, di cuáles de estas frases son posibles y cuáles imposibles. No olvides el significado que da el diccionario de la palabra reflexionar.

a) Mi reloj reflexiona a cada minuto.
b) Antes de un problema, procuro reflexionar.
c) El banco donde me siento, siempre está reflexionando.
d) Hay que reflexionar mucho para tomar esa decisión.
e) La montaña se pasa la visa reflexionando.

(Solución: las respuestas posibles correctas son la b y la d.)
Cuentame

Hemos visto, después de la lectura de La zorra y el tambor, algunas de las características más sobresalientes del zorro. ¿Te consideras conocedora o conocedor de los animales? ¿Serías capaz de establecer, en una lista, cuáles son los diez animales que los profesionales consideran más inteligentes? La lista de animales es esta:

Pulpo. Elefante. León. Perro. Cuervo. Tigre. Chimpancé. Cerdo. Loro. Rata. Oveja. Delfín.

Selecciona los diez más inteligentes. En la próxima página, puedes ver cuáles son y cómo actúan.

Pero, ¡atención! Es probable que te suceda lo mismo que a nosotros. Sí, hasta aquí, creemos que podríamos llegar a la lista de los animales más inteligentes. Pero nos falta uno. Puede que tú hayas oído o visto a esta ave que nos falta. Para nosotros es una novedad. Es un ave que se llama kea. Y es capaz de hacer cosas más que inteligentes, alucinantes. Echa un vistazo y a ver si estás de acuerdo con el adjetivo alucinante.

Autor

Vamos a ver qué nos dice el texto que has leído hoy, el de La zorra y el tambor. Una pregunta muy fácil, facilísima para ti: ¿qué nombre tiene el autor o la autora de este texto que acabas de leer? Si no lo sabes mira, al principio, lo que pone cuando dice autor. Pone popular. ¿Y a quién corresponde ese nombre? Di cuál de estas respuestas es la correcta:

1.- Es una autora que sabe mucho de animales (2 puntos).
2.- Es un autor que sabe muchísimo de instrumentos, como el tambor. (6 puntos)
3.- Popular quiere decir que es del pueblo. Es una historia que conoce mucha gente y que se va contando de padres a hijos, a nietas y a nietos…, durante años y años. (5 puntos)

Después de decir cuál es la respuesta verdadera, haz una operación matemática, muy sencilla, para comprobar si has dicho lo correcto. Sumamos los puntos de las tres respuestas: 2 + 6 + 5. Si al resultado le restamos 8 puntos, hemos ganado los puntos que da la respuesta correcta. ¡Bravo! ¡Enhorabuena! Sabes muy bien qué es un texto que se denomina popular. Son tus mágicos 5 puntos.

 Bibliografía
Más libros sobre fábulas en Canal Lector

Yo tenía diez perritos. Popular. Editorial Edebé (Recomendado: 6 años)

19 Feb

zoovivo

Yo tenía diez perritos,
uno se perdió en la nieve:
solo me quedaron 9.

De los nueve que tenía,
uno se tragó un bizcocho:
no me quedan más que 8.

De los ocho que tenía,
uno se llenó de fiebre:
solo me quedaron 7.

De los siete que tenía,
a uno se lo llevó el rey:
no me quedan más que 6.

De los seis que me quedaban,
a uno le pilló un triciclo:
solo me quedaron 5.

De los cinco que tenía,
uno se cayó en un charco:
no me quedan más que 4

De los cuatro que tenía,
uno se volvió al revés:
solo me quedaron 3.

De los tres que me quedaban,
a uno le atacó la tos:
ya solo me quedan 2.

De los dos que yo tenía,
uno se murió de un susto:
¡ay, que solo queda 1!

El perro que me quedaba
se perdió detrás de un cerro.
Ya no tengo ningún perro.

José Mª Plaza (Recopilador). Zoo vivo. Poemas con animales. Editorial Edebé

Propuestas para mediadoras y mediadores

RECURSOS
Texto
Disponemos, con esta canción, de la posibilidad de acercarnos al vocabulario. ¿Consideramos que es una cosa normal, habitual, corriente, tener diez perritos? Eso sucede en la literatura popular. Podemos jugar, con los versos; no es una locura pensar en las sílabas, por ejemplo, contando nosotros con las manos y marcando con los dedos, en voz alta (también es muy frecuente, marcar con palmadas. Eso es a gusto de la usuaria o del usuario). Yo/te/ní/a/diez/pe/rri/tos. Sí, vamos diciendo, después, señalando claramente con los dedos, y contando, en alto, toda la clase: uno/dos/tres/cuatro/cinco/seis/siete y… ¡Ocho! Nos acercamos, sin ninguna dificultad y sin siquiera mencionar el concepto de sílaba, al verso octosílabo. Como realizamos diferentes sinalefas (y naturalmente ni siquiera lo comentaremos), si los niños consiguen saber que en algunos versos hay siete, en lugar de ocho sílabas, ¡estupendo! Conseguirán un reconfortante hallazgo, que los situará en el descubrimiento de sus posibilidades léxicas y matemáticas.

Y seguimos jugando. Vamos a pensar en algo que sea más fácil que tener diez perritos. Volvemos a sacar nuestra mano en alto, porque vamos a contar. Pe/rri/tos. ¡Sí! ¡Hemos sacado tres dedos!

Ahora, vamos a buscar casi un secreto. Tenemos que encontrar una palabra de animal, que tenga también tres dedos, cuando la decimos.

(Puede haber una cantidad importante de nombres de animales, por lo que tendremos que estar muy pendientes de que sean animales y, también, de que al pronunciarlos nos salgan los tres dedos –tres sílabas-. Por ejemplo, pa/ti/tos. Contamos y “son tres dedos”. Nos valdrían: gatitos, monitos, toritos, cabritos, etc. Lo que hay que hacer, les diremos a la clase, es que terminen igual que perritos. ¿Cuántos animalitos seremos capaces de encontrar?
Palabra magica
Hoy la palabra mágica es perder. Palabra muy dramática en las edades tempranas, y que tan recordada es por los adultos que acompañan a niñas y a niños. La hemos leído dos veces en la poesía. En el verso dos: ¿dónde se pierde el primer perrito?

Respuesta: se perdió en la nieve.

Y al final, en el verso veintinueve, ¿dónde se perdió el último perrito?

Respuesta: se perdió detrás de un cerro.
Cuentame
Una cosa. ¿Tienes en casa una mascota? Si la tienes, cuéntanos qué es. ¿Se te ha perdido alguna vez? Si no la tienes, podías contarnos si te gustaría tener una, que viviera contigo. ¿Cuál te gustaría más? ¿Sabes los cuidados que tendrías que tener con tu mascota?

Teo y también Juan y Tolola tienen animales que conviven en su casa con ellos.

Puedes ver, en esta página,  lo importante que puede ser, para los animales (y más los abandonados) que alguien los adopte. Seguro que en tu ciudad, en el pueblo donde vives o donde pasas días de descanso, hay alguna sociedad, alguna veterinaria o algún veterinario de profesión, que protege a estos animales desvalidos: perdidos, abandonados, maltratados… No permitas que ningún animal pase una horrible vida. Coméntalo con los mayores y ayúdalos. Te lo agradecerán siempre.
Autor

Absurdo, casi imposible, según creemos, es introducirnos en el concepto de autoría de esta (o de otras) poesías del acervo popular. Quizá podamos, eso sí, adentrarnos en: “¿quién canta esta canción u otras? ¿La o las has oído alguna vez: padres, abuelos, tíos, primos, amigos…? ¿Cuándo se cantan esas canciones? ¿Te gustan a ti?

Si consideramos que la actividad pudiera ser participativa y de relaciones interpersonales, podríamos ir avanzando en que niñas y niños consigan otras canciones, poesías o, incluso, en combinación con quien detenta la responsabilidad de la educación física, una actividad como la de la página siguiente, muy adaptable a las canciones o versos infantiles.

Bibliografía:

Libros sobre canciones en Canal Lector