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La semifinal. David Walliams. Editorial Montena (Recomendado: 11-14 años)

1 Oct

elmagodelbalon

En cierta ocasión, Dennis faltó a clase un día que había partido porque estaba muy resfriado. Acababa de ver en el programa de Trisha la emocionante historia de una mujer que había descubierto que estaba manteniendo una aventura con su propio marido, y se disponía a comer una sopa de tomate Heinz mientras veía su segundo programa preferido, Loose Women, donde un puñado de señoras con cara de malas pulgas debatían sobre cosas importantes, como dietas y leotardos.
Sin embargo, justo cuando empezaba a sonar la sintonía del programa, alguien llamó a la puerta. Dennis se levantó de mala gana. Era Darvesh, su mejor amigo en la escuela.
-Dennis, tienes que venir a jugar hoy –suplicó.
-Lo siento, Darvesh, pero es que no me encuentro bien. No puedo parar de estornudar y toser. ¡Atchís! ¿Lo ves? –replicó Dennis.
-Pero hoy nos jugamos el pase a cuartos de final. Por favor…
Dennis volvió a estornudar.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaacccccccccccccccccchhhh
Hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhííííííííííís!
Fue un estornudo tan fuerte que Dennis temió que todo su cuerpo fuera a volverse del revés, como un calcetín.
-Por favoooooor… -insistió Darvesh con expresión de súplica mientras limpiaba disimuladamente los mocos de Dennis que habían ido a parar a su corbata.
-De acuerdo, lo intentaré –respondió Dennis sin parar de toser.
-¡Bieeeeeeen! –exclamó Darvesh, como si ya hubiesen ganado el partido.
Dennis engulló a toda prisa unos tragos de sopa, cogió su equipo y salió corriendo de casa.
La madre de Darvesh los estaba esperando en su pequeño Ford Fiesta rojo con el motor al ralentí. Trabajaba como cajera en los almacenes Sainsbury, pero la ilusión de su vida era ver jugar a su hijo. Era la madre más orgullosa del mundo, lo que siempre hacía que su hijo se avergonzara un poquitín de ella.
-¡Menos mal que has venido, Dennis! –le dijo cuando este se subió a toda prisa al asiento trasero del coche-. El equipo te necesita, el de hoy es un partido muy importante. ¡Incluso diría que es el más importante de la temporada!
-¡Vámonos de una vez, mamá! –la apremió Darvesh.
-¡Vale, vale, ya nos vamos! ¡No le hables así a tu madre, Darvesh! –gritó fingiendo estar más enfadada de lo que realmente estaba. Pisó a fondo el acelerador y el coche arrancó a trompicones en dirección al campo de juego.
-Vaya, así que al final has decidido venir… -le soltó Gareth con cara de pocos amigos mientras aparcaban. No solo era más alto que todos sus compañeros de clase, sino que también tenía una voz más grave y una cantidad de vello corporal inquietante para un chico de su edad.
En las duchas parecía un orangután.
-Lo siento, Gareth, pero es que no me encontraba bien. Creo que he pescado un buen…
Antes de que pudiera decir “resfriado” se le escapó otro estornudo, más violento incluso que el anterior.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccchcccccccccccccchhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííís!
-Vaya, lo siento, Gareth –se disculpó Dennis, limpiando un moco de la oreja de Gareth con un pañuelo de papel.
-Acabemos con esto de una vez –dijo Gareth.
Sintiéndose débil y enfermo, Dennis entró corriendo en el campo de juego con sus compañeros de equipo, tosiendo y moqueando sin parar.
-¡Os deseo mucha suerte, chicos! ¡Sobre todo a mi hijo Darvesh, y por supuesto a su amigo Dennis! ¡Vamos a ganar este partido! –gritó la madre de Darvesh a pie de campo.
Me hace pasar una vergüenza… -refunfuño Darvesh.
-A mí me parece genial que venga a vernos –dijo Dennis-. Mi padre nunca ha venido a verme jugar un partido.
-¡A ver si hoy marcas un bonito gol, Darvesh, hijo mío!
-Hummmmm…, vale, ya entiendo –reconoció Dennis.
Esa tarde se enfrentaban al St Kenneth, una de esas escuelas privadas cuyos alumnos miraban a los demás por encima del hombro solo porque sus padres tenían que pagar para que estudiaran allí. Pero hay que reconocer que tenían un equipo muy bueno, y no habían pasado ni diez minutos de partido cuando marcaron el primer gol. A partir de ese momento se desataron los nervios en el equipo local. Darvesh arrebató la pelota a un chico dos veces más alto que él y se la pasó a Dennis.
-¡Muy buena esa entrada, Darvesh, hijo mío! –gritó su madre.
La emoción de controlar el balón hizo que Dennis se olvidara por unos instantes del resfriado. Se abrió paso con agilidad entre los defensas hasta acercarse al guardameta del equipo contrario, un chico de abundante melena que estrenaba equipo y seguramente se llamaba Óscar, Tobías o algo por el estilo. De repente se encontraron cara a cara, y Dennis no pudo reprimir otro estornudo.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaccccccccccccccccccccchhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhíííííííííííííííííííííiííííííííííííííííííííííííííííííís!!!
Una lluvia de mocos explotó en la cara del portero, cegándolo por un momento. Lo único que Dennis tuvo que hacer fue darle un toque a la pelota para que esta entrara mansamente en la portería.
-¡Falta! –gritó el portero, aunque el árbitro no la pitó. Sí que era una falta, pero de educación.
-Oye, lo siento –dijo Dennis. Era verdad que no lo había hecho aposta.
-¡No pasa nada, tengo un pañuelo! –exclamó la madre de Darvesh-. Siempre llevo un paquete encima. –Ni corta ni perezosa, la mujer se lanzó al terreno de juego, remangándose el sari por el camino para no llenarlo de barro, y se acercó al portero del equipo contrario-. Aquí tienes, niño pijo –añadió, tendiéndole el pañuelo al portero. Darvesh puso los ojos en blanco al ver a su madre invadiendo el campo de juego. Entre lágrimas, el portero se limpió los mocos de Dennis de su pelo lacio-. Si quieres saber mi opinión, el St Kenneth tiene todas las de perder –añadió la madre de Darvesh.
-¡Mamáááááááá! –gritó Darvesh.
-¡Lo siento, lo siento! ¡Ya podéis seguir jugando!
Cuatro goles más tarde, de Dennis, de Gareth, de Darvesh y… otro que resultó de una pelota desviada “accidentalmente” por la madre de Darvesh, el equipo de Dennis había ganado el partido.
-¡Habéis pasado a la semifinal, chicos! ¡Qué ilusión! –exclamó la madre de Darvesh mientras llevaba a los chavales de vuelta a casa, aporreando el claxon del Ford Fiesta para celebrar la victoria. Para ella era como si Inglaterra hubiese ganado el mundial de Fútbol.
-Por favor, no vengas a la semifinal, mamá, te lo suplico. ¡No, si vas a montar el numerito otra vez!
-¡Qué cosas se te ocurren, Darvesh! Sabes que no me perdería el siguiente partido por nada del mundo. ¡Ay, qué orgullosa estoy de ti!
Darvesh y Dennis se miraron y sonrieron. Por un momento, su victoria en el campo de juego les hizo sentir como si fueran los amos del universo.
Hasta su padre sonrió cuando Dennis le dijo que su equipo había pasado a la semifinal.

David Walliams. La increíble historia de… El mago del balón. Editorial Montena

RECURSOS
Propuestas para mediadoras y para mediadores
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Texto

El texto nos presenta a dos amigos. Muy amigos, de la escuela. El día no iba a ser un día cualquiera. Era un día enormemente importante: el pase a los cuartos de final. Algo importantísimo, como dice Darvesh, el gran amigo de Dennis.

Pero Dennis estaba fatal. Se encontraba mal, muy mal. El catarro era de los que hacen historia. No creemos que pudiera casi ni moverse. Pero fue tal la insistencia de su amigo, ante una cita futbolística tan importante que, al final, consiguió que fueran, en el coche que conducía la madre de Darvesh, hasta el campo. La madre de Darvesh era la más forofa del campo. Incluso a su hijo le daban vergüenza las cosas que hacía y decía su madre. Menos mal que no le dio por jugar al fútbol con algún animalito, como estos que vas a ver. ¿Qué crees que diría su madre? ¿Cómo crees que animaría a su hijo?

Palabra magica
Hoy la palabra mágica es estornudo. Vamos a intentar evitar lo que le sucede al portero del equipo contrario, cuando Dennis hace lo más normal, si se está refriado o resfriada: estornudar. En la página siguiente, vais a ver estornudos de todo tipo.

Después de ver esto, hasta parece lógico que el portero del equipo contrario a Dennis y Darvesh pidiera falta y, de milagro no la pidió. Podría haber sido hasta tarjeta amarilla, por guarro. Lo que no podían entender fue el “tranquilo” paseo que se dio la madre de Darvesh por el campo, con un pañuelito para limpiar al portero. Darvesh ya no podía más. Le pidió a su madre, de todas las maneras posibles, que no se le ocurriera ir a la semifinal. Pero los dos amigos sabían que eso iba a ser absolutamente imposible.

Menos mal que Darvesh y Dennis se lo tomaron a risa. Además de que la madre de Darvesh era buena persona, aunque fuera muy pesada, los dos amigos estaban felices, porque habían conseguido un estupendo resultado.

Cuentame

Hoy te aconsejamos que hagas primero una cosa, antes de contarnos lo que te pedimos. Empezamos con una frase que ha dicho Darvesh a su madre, para que no vaya a la semifinal:  “-Por favor, no vengas a la semifinal, mamá, te lo suplico. ¡No, si vas a montar el numerito otra vez!

Montar el numerito es una frase hecha, que significa decir o hacer algo un poco escandaloso, que no debe hacerse. También significa llamar la atención por lo que se dice o se hace. El próximo ejercicio, consiste en unir las frases hechas con su significado.

1. A buenas horas, mangas verdes A. Es descubrir algo que era secreto
2. Me lo dijo un pajarito B. Me he enterado por alguien que tú no sabes
3. Como Pedro por su casa C. Ya es tarde, para decir o hacer algo
4. Descubrir el pastel D. Dar una cosa mala, por una buena. Son cosas que se parecen, pero no es la buena de verdad
5. Dar gato por liebre E. Algo que se conoce o se lo sabe, mejor que nadie

(La solución es la siguiente:  1-c;  2-b;  3-e;  4-a;  5-d)

Autor

David Walliams
Nació el 20 de agosto de 1971 en Merton, Londres (Inglaterra).
Su nombre verdadero es David Edward Williams pero es más conocido por David Walliams. Le gusta combinar su faceta de actor con la de escritor. Sus libros destacan por su humor. Su estilo literario ha sido comparado con el de Roald Dahl.

Nuestro observatorio
Podemos obtener más información sobre el autor en su web y en twitter.

Bibliografía
Ofrecemos, a continuación, una relación de títulos tomada de Canal Lector.

 

 

Un indio ciego. Ricardo Gómez Gil. Editorial SM (Recomendado: 11-14 años)

5 Mar

ojo de nube

Un crow ciego era un obstáculo para la tribu, cuando tenía que viajar desde las montañas hacia las praderas, o al revés.                            Tampoco era útil para el poblado un ciego crow cuando la supervivencia diaria dependía de la caza, de la pesca y de la recolección. Ni cuando había que escapar de las amenazas de animales que corrían o se arrastraban por la tierra. O cuando tenían que defenderse de los ataques de otras tribus…
Por eso, entre los crow nadie censuraba al padre o al hijo que abandonaba a un ciego, si este representaba un obstáculo para la vida de la comunidad. Y la persona ciega, cuando era mayor, aceptaba con resignación volver con el Gran Espíritu, porque sabía que ya era un estorbo para la vida de los demás.
Pero la madre de Cazador Silencioso, que había vivido con su hijo durante esas dos semanas y que había sentido cómo su alma se alojaba en su pequeño cuerpo, no quería abandonar a su hijo, a pesar de las advertencias de la abuela Luz Dorada.
Al repetirle que ese niño era un problema para la familia y el resto de la tribu, Abeto Floreciente respondió con energía a su madre:
-Madre, no insistas. ¡Yo seré sus ojos!
Al regresar Arco Certero a la noche siguiente y enterarse de que su hijo era ciego y que no podría cazar con él ni en las praderas ni en las montañas, sintió una tristeza tal que no dijo una sola palabra y se encerró en su tipi.
Pero su mujer envió a sus hijas y a su hijo al cuidado de la abuela y pasó la noche con su marido, consolándole y susurrándole al oído mientras le acariciaba:
-No te preocupes, querido, porque yo seré sus ojos.
A la mañana siguiente, Abeto Floreciente comunicó a su madre, a sus hijas y al resto de las mujeres de la tribu que su hijo se quedaría con ella y que a partir de ese momento el niño se llamaría Ojo de Nube.
Pasaron las semanas y, a excepción de su ceguera, Ojo de Nube creció como un niño sano.
Cuando lloraba, lo hacía con energía. Cuando dormía, lo hacía con placidez. Y las horas en que estaba despierto, producía un ronroneo que parecía una canción: gau-gaugau-gau
Mientras Abeto Floreciente realizaba la recolección en el bosque con otras mujeres, hablaba a su hijo y le contaba cómo era el mundo que esos ojos nunca podrían contemplar:
-Hemos venido a buscar piñas maduras, de las que caen del árbol al suelo antes de que broten las nuevas. Debemos llegar antes de que lo hagan las ardillas. Las mejores son las piñas que comienzan a cuartearse y que mantienen la capa de resina. Acabarán de abrirse los próximos días al lado de nuestros fuegos y luego podremos romper la cáscara y guardar los piñones.
Por las noches, cuando su marido y sus hijas dormían, la madre se acurrucaba junto al niño y le susurraba al oído:
-Al llegar la próxima luna llena tendremos que abandonar las montañas e ir hacia las praderas porque llegará el invierno, la nieve lo cubrirá todo y los grandes animales del bosque bajarán al arroyo para buscar el alimento que les corresponde.
O le contaba alguna antigua leyenda:
-Eso que oyes es el Viento del Norte, que dentro de poco se hará más y más gordo y que vendrá cargado con sacos llenos de nieve. Hace muchos, muchos años, el Viento del Norte llevaba la nieve solo de la cima de una montaña a la cima de otra montaña, viajando con su saco cargado entre barrancos y ríos, sin dejar caer un solo copo, pero una vez se encontró con el Gran Espíritu, que le preguntó si podría darle un poco de esa nieve…
Abeto Floreciente no se separaba de su hijo en ningún momento. Lo llevaba al pecho o a la espalda, se acurrucaba en el lecho contra él para contarle los sucesos del día, o cuidaba del fuego con él en el regazo. Cierva blanca y Montaña Plateada lo comprendían, porque la madre debía ser los ojos del pequeño.
Arco Certero, cuando estaba a solas, movía la cabeza y se lamentaba pensando que su hijo sería muy infeliz. Y se entristecía pensando que nunca podría cazar con él en las montañas ni en las grandes praderas.
Ojo de Nube escuchaba a veces a su madre en silencio. También en silencio dejaba que ella posase sobre su pequeño pecho una hoja de tejo, una cinta de cuero o una pluma de pájaro, para que conociera en su piel las cosas que sus ojos no podrían ver. Pero otras veces parecía responder con maullidos que semejaban canciones: Mau-gau-maugau-gaugau
Llegó la quinta luna llena y, con ella, los primeros vientos fríos. Repletos los sacos de frutos y semillas y secadas las carnes de los animales cazados, los crow recogieron sus pieles, sus tipis y los palos que sostenían las tiendas, preparándose para el viaje.
Antes de partir, cada familia dejó en el centro de donde había plantado su tipi un puñado de frutos y semillas y una ofrenda de carne y de pescado, como agradecimiento a la Madre Tierra por haberles dejado utilizar su suelo y tomar su agua.
También agradecieron al Gran Espíritu del Bosque que les hubiera permitido recolectar frutos, recoger resinas o quemar leña.
Y dieron las gracias al Gran Espíritu porque los peces se hubieran dejado pescar y los ciervos se hubieran dejado cazar.
Por último, en una danza en la que participaron de ancianos a niños, se alegraron por haber pasado en las montañas cinco lunas más, deseando estar de regreso cuando las nieves se hubiesen retirado y los grandes animales del bosque se hubieran saciado de la comida que les correspondía.
Después de todo eso, el pequeño grupo de indios crow emprendió su viaje anual hacia las grandes praderas.

Ricardo Gómez Gil. Ojo de Nube. Editorial SM

Propuestas para mediadoras y para mediadores
Texto
Unos lectores nos presentan el libro del que hemos tomado el texto que acabas de leer.

Además, nos vamos a situar, de maravilla, viendo cosas de ese mundo en que vivía el protagonista de la historia: Ojo de nube. Estas son las casas de los indios crow.

Esta es una página informativa que ofrece desde el número de personas que caben en un tipi, el lugar donde se encuentran, el dinero que cuesta pasar una noche allí, los paisajes que puedes contemplar, las ciudades más próximas al asentamiento de los tipis, las actividades en la Naturaleza que recomiendan, la comida que puedes tomar y todo un completo servicio para visitar y vivir en un lugar mágico. Cuéntalo a tus mayores y a ver si se animan y hay dinero para conseguir ir allí. ¿Te imaginas? Bueno, por probar, no se pierde nada.

Palabra magica

Hoy la palabra mágica es tribu. Lo primero que haremos es saber qué dice el diccionario como definición de esta palabra. Así, podremos acercarnos a las diferentes tribus que vamos a conocer, gracias a internet.

Una tribu es un grupo humano, de diferente número de personas. Integran la tribu personas que tienen unas características comunes, que suelen formar pandillas, con los mismos gustos y aficiones. Vemos en la página siguiente, algunas tribus de indios norteamericanos, en el pasado siglo XX.

Y en las próximas páginas, verás que aparecen nuevas tribus. Las que ya en el siglo pasado se denominaban tribus urbanas. Son grupos de gente, casi siempre jóvenes y adolescentes, que se visten de forma parecida, viven en ciudades, normalmente muy pobladas, donde pretenden encontrar nuevas vías de expresión, porque las que ven no les parecen adecuadas.

Cuentame
Solo una pregunta antes: ¿conoces algún Ojo de nube? Es decir: ¿tienes, en tu familia, amigas o amigos, vecinos, algún niño que esté o haya estado ciego? ¿Y con alguna otra discapacidad? ¿Qué le dices a ese niño o a esa niña, a quien le falta el sentido de la vista o algún otro? ¿Sabes que en nuestro mundo actual existen organizaciones que se dedican a la ayuda de gente que tiene alguna discapacidad? Cuéntanos qué se hace en tu centro escolar, en tu barrio o pueblo, para ayudar a la gente que tiene algún problema físico o psíquico, mental. ¿Conoces estas asociaciones,  grupos de trabajo, personas, que se dedican a ayudar a la gente? Aquí tienes unas cuantas.

Si puedes y te interesa, no lo dudes. Contacta con personas que ayudan a la gente que lo necesita. Es probable que te haga falta hablar con los mayores que tienen la responsabilidad de tu vida. Habla con ellos y plantéales tus reflexiones. Hay mucha gente que nos necesita y podemos echar una mano. Mejoremos su vida, en la medida en que podamos. Que tengas y tengan suerte. Ese es nuestro deseo.
Autor
Ricardo Gómez Gil
Nace en Segovia en 1954. Estudia Matemáticas y fue profesor de esta asignatura durante más de veinte años. Su incursión en el mundo de la literatura se produce a mediados de los años noventa  del siglo pasado. Desde entonces ha cultivado distintos géneros: poesía, novela y relato corto, y ha recibido numerosos premios y menciones.
Nuestro observatorio
Se pueden consultar más datos biográficos sobre Ricardo Gómez en su página web.


Bibliografía

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros del autor tomada de Canal Lector.

Pobre Socky. John Newman. Editorial Siruela (Recomendado: 10 años)

3 Jul

mimi
Sally no me dice nada en toda la noche. Tal vez después de todo no sepa que soy yo quien lee su precioso diario.
Papá nos prepara pizzas para cenar, como siempre. Antes me encantaban las pizzas, pero ahora me pongo enferma solo de verlas, papá siempre las deja demasiado tiempo en el horno y quedan duras y quemadas.
-Lo siento, chicos –murmura mientras nos sirve media pizza a cada uno. No parece que le moleste mientras mastica su propia pizza como si masticara una suela de zapato vieja.
A Conor tampoco parece molestarle… Simplemente se pone a comer y le habla a papá de la liga de fútbol y ni siquiera parece notar que papá apenas le responde.
-Liverpool juega fuera de casa contra Manchester United este miércoles, papá –dice, con la boca medio llena.
-¿Ah, sí? –murmura papá como si viviera en otro planeta.
-Va a ser un partido reñido. Manchester echará de menos a Rooney…, tiene una distensión muscular.
-¿Ah, sí? –responde papá, pero no creo ni que esté escuchando. Conor también debe de estar hablando para sí mismo.
Sally y yo no comemos las pizzas de papá si podemos evitarlo.
Sally normalmente va hasta la puerta trasera, la abre y le tira la pizza a nuestra perra, Bengala. Un rato más tarde, yo hago lo mismo. A papá no parece importarle…, pero Bengala queda encantada. Ella nunca se cansa de la pizza. Cuando vivía mamá, Bengala solía correr por toda la casa, saltando y lamiendo a todo el mundo, o encontraba su correa y la sujetaba con la boca hasta que alguien la sacaba a dar un paseo. Ahora nunca está en casa, y nadie le hace mucho caso, y se está poniendo tan gorda con tanta pizza que ya no creo que pueda caminar hasta muy lejos.
Después de cenar, papá anda por ahí mirando viejas fotografías y eso lo pone más triste. Conor se lleva el plato a su habitación y comienza a tocar la batería. Ahora hace eso cada noche. Es el peor batería del mundo y también el más escandaloso. Hace tanto ruido que tengo que poner el volumen de la televisión a tope y Sally también tiene que poner a tope su reproductor de CD.
¡Vivimos en una casa triste pero al menos no es silenciosa!
Mi amiga Orla me envidia porque ella tiene que irse a la cama cada día a las nueve y media y yo en cambio puedo estar levantada todo el tiempo que quiera, pero esta noche estoy cansada y no hay nada para ver en la tele, así que me meto en la cama a las diez y media. Orla también envidia que yo pueda tirar mi ropa donde quiera porque tía B la recoge por la mañana. La tía B viene cada día cuando estamos en el colegio y limpia la casa de cabo a rabo, y cuando volvemos del colegio está todo de nuevo en su sitio.
Antes me costaba bastante dormirme con tanto ruido en casa, pero te puedes acostumbrar a todo, y después de hablar un poco con Socky se me empiezan a cerrar los ojos y el pulgar se me desliza en la boca.
-Buenas noches, Socky –le digo a mi títere de calcetín, y él asiente y me da también las buenas noches. Luego me lo quito de la mano y lo coloco debajo de mi almohada.
Antes de que muriera mamá, yo me había hecho ya demasiado grande para Socky, pero mamá siempre lo buscaba cuando me metía en la cama. “Pobre Socky”, decía, y lo sacaba todo polvoriento de debajo de la cama, y luego se lo ponía en la mano y le hablaba poniendo voz de tonta:
-A ver, Socky, Mimi ha crecido demasiado para ti, ¿verdad? ¿Y supongo que también está demasiado grande para unas cosquillas de su viejo amigo Socky? –y luego ella me hacía unas cosquillas de muerte con Socky en su mano. Cuando se marchaba de la habitación, yo lo tiraba otra vez debajo de la cama. Pero desde que mamá murió ya no soy demasiado grande para Socky.
Lo último que hago antes de quedarme frita es susurrar buenas noches a la foto de mami que hay en mi armario y pedirle que arregle el corazón roto de papá. Eso me hace llorar un poco, pero luego me quedo dormida.

John Newman. Mimi.  Ed. Siruela

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto
La muerte de una madre es la noticia más triste. Sally, Mimi, la protagonista que da nombre al libro, Conor y el padre de los tres están como en otro mundo. Falta esa figura que en el texto no aparece. La madre que ya no está. Murió antes, en un accidente de bicicleta. En esta parte del libro, en el fragmento que hemos leído, el padre de estos tres hermanos procura, sin conseguirlo, que al menos la cena siga siendo eso: cena. El texto presenta, cuando hablan o piensan los personajes, un símbolo que debemos conocer: un guión. Si observas detenidamente, verás que hay dos tipos de guiones: el que señala cuando habla algún personaje (Lo siento, chicos). Es lo que dice el padre.

El otro, se coloca cuando es un pensamiento, una reflexión de los personajes. En este caso, es Mimi la que piensa lo que le está sucediendo a papá: murmura mientras nos sirve media pizza a cada uno.

Ahora, una sencilla pregunta: ¿has cenado ayer? Bien, pues sólo tienes que escribir quiénes estuvisteis en la cena. Esos serán los nombres de los personajes. Después, piensa y escribe de qué hablasteis en la cena. A ver si la memoria no te falla y consigues, con una raya de diálogo, poner lo que dijo cada una o cada uno.

 Palabra magica
Hoy la palabra mágica nos va a proporcionar una prueba más para los fantásticos y las fantásticas Detectives de lectura. El grupo DELEC,

La palabra mágica hoy es batería. Ya has leído que Conor se lleva el plato (de la cena) a su habitación y comienza a tocar la batería. Ya han ido Sally y Mimi a dar pizza a Bengala, que por eso se está poniendo demasiado gorda y camina muy poco.

Esta es la batería que le gustaría a Conor. Pero creemos que no era como ésta. Era algo más sencilla.

Ahora bien. Imaginemos que los vecinos están ya bastante hartos de oír esa batería de Conor. Esos vecinos convocan una reunión de comunidad, donde le sugieren a Conor que toque otros instrumentos y a una hora que puedan dormir.

Escribe, debajo de cada instrumento, su nombre. A ver si consigues que Conor se aficione por alguno. Y que procure no tener problemas con sus vecinos.   Compara los dos dibujos y, si puedes, hazlo en un archivo. Si prefieres, en una hoja de papel, dibuja el instrumento y pon, debajo, su nombre.

instrumentos musicalesinstrumentos musicales 2

 

Cuentame
¿Tienes, en algún lugar de tu casa fotos de tu familia al completo? ¿Falta alguien que murió? ¿Conociste tú a aquel familiar que ya no está? De los que están vivos y queriéndote mucho, dinos cuál es tu preferida o preferido. ¿Sabes qué es lo que más le gusta? ¿Le gusta leer? ¿Y ver películas? ¿Te ha dicho, alguna vez, que te lo puedes pasar fantásticamente leyendo aquel libro? ¿Le gusta, especialmente, alguna aplicación en internet?

 Autor
John Newman

Nació en Dublín (Irlanda). Profesor de día y escritor de noche. Escribe en el comedor, después de cenar. Cuando era niño escribía poemas y cuentos.  Estudió Filología y Filosofía. Ha ganado varios premios.
Nuestro observatorio

Se pueden consultar más datos biográficos sobre John Newman en la página del autor.

 

Los elefantes salvan el becerro. Hilary Ruben. Ed. SM (Recomendado: 11 años)

12 Jun

nubedenoviembre
Una mañana, quizá dos semanas después de su llegada a la colina, Konyek salió a reconocer la ladera por el lado Este. Era más rocosa y había cuevas en las que habitaban muchos murciélagos. Las liebres echaban a correr a su paso y vio huellas de un leopardo. Los rayos solares eran pálidos aquella mañana, y Konyek anduvo lentamente, recibiendo su calor, cerca de un rebaño de gacelas de pelaje suave y rayas negras en los costados. De repente, los dos machos se abalanzaron el uno contra el otro, entrelazando sus cuernos, delicadamente labrados, y luchando ferozmente. Las hembras permanecían cerca mirando, igual que Konyek. Después de un rato, él las espantó; los machos separaron sus cuernos y salieron huyendo, seguidos por las hembras. Entonces Konyek se volvió hacia su refugio.
Cuando llegó a la colina en la que había construido su refugio, oyó ladridos y relinchos frenéticos. Vio un rebaño de cebras corriendo en círculo, que se rompió como un torrente de cuerpos rayados que huían por la ladera. Tras ellas corrían unas hienas y la que marchaba delante tenía ya a su alcance a la última de las cebras. Otras cuatro hienas corrían tras ella a poca distancia, y si la primera consiguiese en un momento dado atrapar la cola de la cebra, las otras la rodearían, la tirarían al suelo y la descuartizarían.
Konyek apenas pensó en las cebras, porque cerca de ellas estaba Nube de Noviembre, su becerro. Por primera vez no se veía por ninguna parte a los elefantes. Echó a correr hacia el becerro. En aquel momento, la cebra más retrasada se volvió rápidamente y mordió a la hiena; ésta con un rugido de dolor, renunció al ataque. Las hienas volvieron su atención hacia el indefenso becerro y, girando en redondo, se dirigieron hacia él.
Konyek vio que el animal permanecía quieto, demasiado aturdido por el terror como para moverse. Él corrió aún más pero, como si se tratase de una pesadilla, tenía la sensación de que nunca llegaba al becerro. Escuchó entonces un fuerte trompeteo y aparecieron los dos elefantes por una curva de la ladera. Agitaban sus cabezas y sacudían con rabia sus grandes orejas al tiempo que arremetieron directamente contra las hienas; éstas estaban ahora tan aterrorizadas como el becerro, y salieron huyendo hasta perderse de vista. Konyek sintió que su cuerpo se debilitaba una vez pasado el momento de tensión.
Los dos elefantes habían salvado la vida a su becerro y se sentía feliz. La elefanta acarició al becerro con su trompa, como si se tratara de su propia cría; nunca le había visto hacerlo antes. A partir de ese día llamó al elefante Yoyo, que en masai quiere decir madre, y al macho, Leng-aina, que en masai significa “el del brazo largo” y, también, “elefante”. Ahora que los dos elefantes tenían nombre, quedaban diferenciados de los demás, y él los consideró sus amigos.

Hilary Ruben. Nube de noviembre.  Ed. SM

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto
El texto que has leído consigue, gracias a la manera de escribir de la autora, situarnos en una escena que podía ser de una película de cine. Es como si acompañáramos a Konyek, el protagonista, y nos fuéramos a ver la gran África, con las gentes y todos esos animales que allí viven.

Para Konyek, lo más importante era su becerro, la cría macho de la vaca hasta que cumple uno o dos años o poco más. Aquí puedes ver a ese animal tan importante para nuestro protagonista.

Pero aprovechemos que estamos en Kenia. Allí viven los Masai.

Veremos animales salvajes como Impalas y Gacela, Cebras, Leopardos, Hienas.

Y aquí tienes a los salvadores del becerro. Elefantes y lo más preciado para ellos: sus crías:

 Palabra magica
Hoy la palabra mágica es Yoyo, que en masai quiere decir madre. No vamos a pensar en la lengua de los masai. Vamos a ver qué tal dominas la tuya, el español. Con un poco de magia y sabiduría, tienes que colocar cada letra en el lugar que le corresponde. Como pista, te diremos que son palabras que aparecen en la lectura.

Luego, consulta el diccionario para ver, primero, si existe esa palabra que tú has formado. Después, cuando hayas ordenado las letras, ¿podrías decir cuál es el significado de cada palabra?

OLEDOPAR            (leopardo)
BERROCE               (becerro)
BRESELI                  (liebres)
LASCEGA                (gacelas)
ENASHI                   (hienas)
BRASCE                  (cebras)
TELEFANE              (elefante)
SOGALEICRUM     (murciélagos)

Cuentame
Atención señoras y señores viajeros. Empieza un viaje a lo desconocido. ¿Has pensado alguna vez ir a un lugar secreto, mágico, misterioso, terrorífico, de esos que dan miedo sólo pensarlo? Aquí tienes una página de ese estilo que te puede interesar.

Ahora te toca a ti. Dinos cómo sería ese lugar al que tendrías que ir con tus mejores amigas o amigos. Esas amistades que nunca te defraudan, que guardan los secretos sin desvelárselos a nadie. Piensa, eso sí, que vuestra visita tiene que ser segura, que no corras ningún peligro. Si acaso piensas que puede suceder algo inesperado, que ponga en peligro vuestra salud o incluso vuestra vida, lo mejor es no ir. O ir acompañados por alguien que garantice vuestra seguridad. Eso sí que es lo fundamental. Lo mejor es que luego nos lo puedas contar. Por eso este apartado se titula cuéntame.

 vNq6

Hilary Ruben

Nació en Buckinghamshire (Inglaterra). Estudió en varias universidades de Suiza, Italia y USA. Se casó con un zoólogo, cuyo padre fue uno de los primeros pobladores de Kenya, y desde entonces vive en ese país africano. Sus obras han sido traducidas a muchos idiomas.

 

Memorias de una gallina. Concha López Narváez. Editorial Anaya

31 May

memorias

Antes de nacer yo estaba formándome, muy poquito a poco, metida en un huevo.
Muy poquito a poco se hicieron mis patas, mis ojos, mi pico y todo mi cuerpo.
Pero de aquel tiempo no recuerdo nada. Mi madre me lo explicó luego. También me explicó que mientras me hacía, yo estaba dormida. Ella se sentaba encima del huevo. Con mucho cuidado para no romperlo. Así me abrigaba.
Un día desperté. Tenía calor y estaba encogida. (…)
Busqué una salida. No encontré ventanas ni tampoco puertas. Me puse nerviosa.
Grité que me abrieran, y nadie me oyó, me moví hacia un lado, me moví hacia otro, no sabía qué hacer. Pero tuve suerte, porque descubrí que tenía pico. Era fuerte y duro. Me podía servir para abrir boquetes.
Pica que te pica, abrí uno pequeño, y se metió el aire dentro de mi huevo. Se me fue el calor, y seguí picando.
Se agrandó el boquete. Saqué la cabeza, y vi que unas plumas, suaves y negras, rozaban mi cara. Eran de mi madre. Y vi sus dos alas, que estaban tapándome (…)
Quería salir pronto, y seguí picando.
Hice un gran esfuerzo, y de pronto ¡crac!: se había roto el huevo y yo había nacido. ¡Qué emoción sentí!
Comencé enseguida a andar por el mundo: salté entre los huevos. Pisé sobre pajas. Revolví las plumas suaves y negras que eran de mi madre.
Terminé muy pronto. No me gustó mucho. El mundo era chico y estaba cerrado. Había dos puertas con la llave echada: eran las dos alas con las que mi madre me tenía tapada. Y otra vez me puse nerviosa, porque me aburría.
Y entonces mi madre ahuecó las alas. El mundo se abrió y yo salí fuera.
Mi madre era guapa. Me estaba mirando con cara contenta y ojos de cariño.
Me acercó a su pecho. A mí me gustaba estar junto a ella. Pero soy inquieta por naturaleza y me cansé pronto:
-¿Por qué no nos vamos? –pregunté.
-Tengo que cuidarlos –dijo, y señaló los nueve huevos que tenía debajo.
-¿Por qué?
-Porque dentro están todos tus hermanos.
-Y ¿qué es un hermano?
-Un hermano es alguien que re quiere mucho. Y vive en tu casa, te lo presta todo, y juega contigo.
Parecía estupendo tener nueve hermanos.
-¿Y por qué no nacen? –pregunté impaciente.
-Porque están dormidos.
-Pues los despertamos. Le voy a ayudar a romper los huevos.
Mi madre movió su cabezo diciendo que no y luego añadió:
-Hay cosas que las debe hacer cada uno solo. Siéntate y espera.
Me senté a esperar. ¡Uf! Como tardaban.
De pronto vi asomar un pico en un cascarón. Di un salto de gozo: ¡mi primer hermano estaba naciendo!
Miré atentamente.
Con mucho trabajo fue abriendo un boquete. Quería ayudarle, pero recordé que hay cosas que las debe hacer uno por sí mismo.
-¡Ánimo! –le dije.
Mi hermano hizo un gran esfuerzo. El huevo crujió. Se abrió por la mitad. Y ¡allí estaba él!, nacido y contento. Y lo consiguió trabajando solo.
Así, más o menos, nacieron mis otros hermanos. Todos con esfuerzo, por sí mismos.

Concha López Narváez.  Memorias de una gallina.  Ed. Anaya

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

 Lo que nos cuenta Concha López Narváez es el nacimiento de un ser vivo: una gallina. Con mucho detalle, muy “poquito a poco”, dice esta gallina. Pero la verdad es que está descrito casi como si fuera un vídeo científico de ese nacimiento:

Eso es lo que tiene la literatura. La buena literatura. Puede transportarnos, hacernos ver, sentir ese calor que tenía la gallina allí dentro. Leer nos permite casi ayudar a aquella gallina a salir pronto, en una incluso asfixiante sensación.

Pero hubo mucha suerte. La gallina disponía de un excelente utensilio, para salir de esa situación. Tenía un pico para ver el mundo. Y eso fue lo que utilizó.

Para quienes estén interesados por el comportamiento, la supervivencia o el aspecto físico de todos los grupos principales de animales: mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces, etc., este es un libro muy interesante y práctico

Se establece, desde el comienzo de la vida, una relación de cariño hija-madre y una enorme sensación de contento por la llegada. Alegría, bienestar, cuidado, acercamiento, disfrute…Todo perfecto, aunque la realidad se impone. Con una verdad, por encima de todo, incontestable:  «pero soy inquieta por naturaleza y me cansé pronto«.

La primera relación familiar la establece la madre, con esos otros nueve huevos que tenía que cuidar. La gallina protagonista era, pues, la primera de los diez hermanos que vendrían al mundo. Como características infantiles de esa gallina, la situación habitual: la ilusión por tener nueve hermanos; el nerviosismo y la pregunta ante la duda; la impaciencia.

Ante trodo ello, las respuestas sabias de una madre y la sentencia final, que deja perfectamente claro el carácter que defiende:   «Hay cosas que las debe hacer cada uno solo».

Si quieres leer otra historia de hermanos, muy distinta de la que has leído ahora, y que no tiene que ver con gallinas sino con hermanos humanos, te recomendamos la lectura de este libro. Seguro que descubrirás muchas cosas que quizá no conozcas.  Una fábula que nos inspira el amor por la naturaleza y la idea de que todo en ella está conectado.

Palabra magica

La palabra mágica de hoy es: ¡Ánimo!

Todo en la vida cuesta trabajo. Pero es necesario, hasta en el nacimiento, como en el caso de esta gallina, el esfuerzo por conseguir algo. Sí. el esfuerzo es necesario, pero como método de vida para los que enseñan a los jóvenes. El significado que da la RAE a la palabra ánimo es: valor, esfuerzo, energía, intención, voluntad.

En el diccionario de sinónimos (palabras que tienen un significado igual o parecido,  encontramos:

energía, fuerza, ímpetu, atrevimiento, coraje, decisión, entre otros.

Después de la charla con su madre, nuestra gallina protagonista le sugiere al hermano que está haciendo un gran esfuerzo, que tenga ánimo. Ella ya había pasado por el trance y la recomendación es hacia alguien que quiere. Ese hermano que está intentando nacer también.

Cuentame

Seguro que tú también has escuchado esa palabra: ¡animo!, cuando tenías que conseguir algo. ¿Recuerdas la última vez que te lo dijeron? Como no sería una «mamá gallina», cuéntanos quién te lo recomendó. ¿Fue en el deporte? ¿Fue algo que había que hacer en casa, pero que era difícil? ¿Fue alguna compañera o algún compañero? ¿Conseguiste realizar eso tan difícil, gracias a que alguien te dijo esta palabra mágica: ánimo?

A lo mejor, también te han contado cosas que otras u otros han logrado, gracias a que tú les dijiste: ¡animo! Por eso es una palabra mágica.

Autor

Concha López Narváez

Nació en Sevilla (España), el 27 de agosto de 1939.
Recuerda su niñez como «alegre y libre, plena de sol, de campo y de juegos».
Estudio Filosofía y Letras (especialidad: Historia de América). Fue profesora durante varios años de Historia y Literatura.  Tiene cuatro hijos. Desde 1983 se dedica a escribir literatura para niños y jóvenes. En sus libros habla del campo, de los animales, de cómo vivían las personas en otros tiempos ya pasados, y algunas veces, de misterio y terror. Obtuvo el premio Lazarillo en 1984.

Nuestro observatorio

En las siguientes páginas se pueden ampliar algunos datos sobre la autora, además de consultar material muy variado

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros de Concha López Narváez   tomada de  Canal Lector.