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Pobre Socky. John Newman. Editorial Siruela (Recomendado: 10 años)

3 Jul

mimi
Sally no me dice nada en toda la noche. Tal vez después de todo no sepa que soy yo quien lee su precioso diario.
Papá nos prepara pizzas para cenar, como siempre. Antes me encantaban las pizzas, pero ahora me pongo enferma solo de verlas, papá siempre las deja demasiado tiempo en el horno y quedan duras y quemadas.
-Lo siento, chicos –murmura mientras nos sirve media pizza a cada uno. No parece que le moleste mientras mastica su propia pizza como si masticara una suela de zapato vieja.
A Conor tampoco parece molestarle… Simplemente se pone a comer y le habla a papá de la liga de fútbol y ni siquiera parece notar que papá apenas le responde.
-Liverpool juega fuera de casa contra Manchester United este miércoles, papá –dice, con la boca medio llena.
-¿Ah, sí? –murmura papá como si viviera en otro planeta.
-Va a ser un partido reñido. Manchester echará de menos a Rooney…, tiene una distensión muscular.
-¿Ah, sí? –responde papá, pero no creo ni que esté escuchando. Conor también debe de estar hablando para sí mismo.
Sally y yo no comemos las pizzas de papá si podemos evitarlo.
Sally normalmente va hasta la puerta trasera, la abre y le tira la pizza a nuestra perra, Bengala. Un rato más tarde, yo hago lo mismo. A papá no parece importarle…, pero Bengala queda encantada. Ella nunca se cansa de la pizza. Cuando vivía mamá, Bengala solía correr por toda la casa, saltando y lamiendo a todo el mundo, o encontraba su correa y la sujetaba con la boca hasta que alguien la sacaba a dar un paseo. Ahora nunca está en casa, y nadie le hace mucho caso, y se está poniendo tan gorda con tanta pizza que ya no creo que pueda caminar hasta muy lejos.
Después de cenar, papá anda por ahí mirando viejas fotografías y eso lo pone más triste. Conor se lleva el plato a su habitación y comienza a tocar la batería. Ahora hace eso cada noche. Es el peor batería del mundo y también el más escandaloso. Hace tanto ruido que tengo que poner el volumen de la televisión a tope y Sally también tiene que poner a tope su reproductor de CD.
¡Vivimos en una casa triste pero al menos no es silenciosa!
Mi amiga Orla me envidia porque ella tiene que irse a la cama cada día a las nueve y media y yo en cambio puedo estar levantada todo el tiempo que quiera, pero esta noche estoy cansada y no hay nada para ver en la tele, así que me meto en la cama a las diez y media. Orla también envidia que yo pueda tirar mi ropa donde quiera porque tía B la recoge por la mañana. La tía B viene cada día cuando estamos en el colegio y limpia la casa de cabo a rabo, y cuando volvemos del colegio está todo de nuevo en su sitio.
Antes me costaba bastante dormirme con tanto ruido en casa, pero te puedes acostumbrar a todo, y después de hablar un poco con Socky se me empiezan a cerrar los ojos y el pulgar se me desliza en la boca.
-Buenas noches, Socky –le digo a mi títere de calcetín, y él asiente y me da también las buenas noches. Luego me lo quito de la mano y lo coloco debajo de mi almohada.
Antes de que muriera mamá, yo me había hecho ya demasiado grande para Socky, pero mamá siempre lo buscaba cuando me metía en la cama. “Pobre Socky”, decía, y lo sacaba todo polvoriento de debajo de la cama, y luego se lo ponía en la mano y le hablaba poniendo voz de tonta:
-A ver, Socky, Mimi ha crecido demasiado para ti, ¿verdad? ¿Y supongo que también está demasiado grande para unas cosquillas de su viejo amigo Socky? –y luego ella me hacía unas cosquillas de muerte con Socky en su mano. Cuando se marchaba de la habitación, yo lo tiraba otra vez debajo de la cama. Pero desde que mamá murió ya no soy demasiado grande para Socky.
Lo último que hago antes de quedarme frita es susurrar buenas noches a la foto de mami que hay en mi armario y pedirle que arregle el corazón roto de papá. Eso me hace llorar un poco, pero luego me quedo dormida.

John Newman. Mimi.  Ed. Siruela

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto
La muerte de una madre es la noticia más triste. Sally, Mimi, la protagonista que da nombre al libro, Conor y el padre de los tres están como en otro mundo. Falta esa figura que en el texto no aparece. La madre que ya no está. Murió antes, en un accidente de bicicleta. En esta parte del libro, en el fragmento que hemos leído, el padre de estos tres hermanos procura, sin conseguirlo, que al menos la cena siga siendo eso: cena. El texto presenta, cuando hablan o piensan los personajes, un símbolo que debemos conocer: un guión. Si observas detenidamente, verás que hay dos tipos de guiones: el que señala cuando habla algún personaje (Lo siento, chicos). Es lo que dice el padre.

El otro, se coloca cuando es un pensamiento, una reflexión de los personajes. En este caso, es Mimi la que piensa lo que le está sucediendo a papá: murmura mientras nos sirve media pizza a cada uno.

Ahora, una sencilla pregunta: ¿has cenado ayer? Bien, pues sólo tienes que escribir quiénes estuvisteis en la cena. Esos serán los nombres de los personajes. Después, piensa y escribe de qué hablasteis en la cena. A ver si la memoria no te falla y consigues, con una raya de diálogo, poner lo que dijo cada una o cada uno.

 Palabra magica
Hoy la palabra mágica nos va a proporcionar una prueba más para los fantásticos y las fantásticas Detectives de lectura. El grupo DELEC,

La palabra mágica hoy es batería. Ya has leído que Conor se lleva el plato (de la cena) a su habitación y comienza a tocar la batería. Ya han ido Sally y Mimi a dar pizza a Bengala, que por eso se está poniendo demasiado gorda y camina muy poco.

Esta es la batería que le gustaría a Conor. Pero creemos que no era como ésta. Era algo más sencilla.

Ahora bien. Imaginemos que los vecinos están ya bastante hartos de oír esa batería de Conor. Esos vecinos convocan una reunión de comunidad, donde le sugieren a Conor que toque otros instrumentos y a una hora que puedan dormir.

Escribe, debajo de cada instrumento, su nombre. A ver si consigues que Conor se aficione por alguno. Y que procure no tener problemas con sus vecinos.   Compara los dos dibujos y, si puedes, hazlo en un archivo. Si prefieres, en una hoja de papel, dibuja el instrumento y pon, debajo, su nombre.

instrumentos musicalesinstrumentos musicales 2

 

Cuentame
¿Tienes, en algún lugar de tu casa fotos de tu familia al completo? ¿Falta alguien que murió? ¿Conociste tú a aquel familiar que ya no está? De los que están vivos y queriéndote mucho, dinos cuál es tu preferida o preferido. ¿Sabes qué es lo que más le gusta? ¿Le gusta leer? ¿Y ver películas? ¿Te ha dicho, alguna vez, que te lo puedes pasar fantásticamente leyendo aquel libro? ¿Le gusta, especialmente, alguna aplicación en internet?

 Autor
John Newman

Nació en Dublín (Irlanda). Profesor de día y escritor de noche. Escribe en el comedor, después de cenar. Cuando era niño escribía poemas y cuentos.  Estudió Filología y Filosofía. Ha ganado varios premios.
Nuestro observatorio

Se pueden consultar más datos biográficos sobre John Newman en la página del autor.

 

El muro. Gerald Durrell. Editorial Alianza

19 Dic

mifamilia
Un día encontré sobre el muro una obesa (1) hembra de escorpión, vestida con lo que a primera vista parecía un abrigo de piel color crema. Examinada con atención, la extraña vestimenta resultó estar formada por una masa de bebés diminutos agarrados al dorso de su madre. Embelesado (2) ante aquella familia, decidí llevarla a casa de tapadillo para conservarlos en mi cuarto y verlos crecer. Con infinito esmero (3) pasé madre y prole al interior de una caja de fósforos y corrí a la villa. Fue una desdichada coincidencia que en el momento de traspasar yo el umbral se sirviera el almuerzo; por lo cual coloqué con cuidado la caja sobre la repisa del cuarto de estar, para que los escorpiones tuvieran aire en abundancia, y luego me reuní en el comedor con los demás. Jugueteando con la comida, alimentando a Roger subrepticiamente (4) por debajo de la mesa y escuchando las discusiones familiares me olvidé por completo de la emocionante captura del día. Por fin Larry, acabado el almuerzo, fue al cuarto de estar por tabaco, y reclinándose de nuevo en su silla se llevó un cigarrillo a sus labios y echó mano a la caja de fósforos que había traído consigo. Inconsciente de la catástrofe que se venía sobre mí, yo le observaba con interés mientras, charlando aún por los codos, abrió la caja.
Hasta el día de hoy sigo en mis trece de que la hembra de escorpión no llevaba malas intenciones. Lo que pasa es que estaba agitada y un poco molesta por el largo encierro, y aprovechó la primera oportunidad para escapar. En una fracción de segundo se irguió sobre la caja, con los bebés aferrándose desesperadamente, y trepó al dorso de la mano de Larry. Allí, no muy segura de qué partido tomar, se detuvo con el aguijón curvado en estado de alerta. Larry, sintiendo el roce de sus garras, bajó la vista a ver qué era, y a partir de ese instante los acontecimientos se sucedieron de manera cada vez más confusa. 
Larry exhaló (5) un rugido de pavor que hizo que Lugaretzia dejara caer un plato y que Roger saliera como un rayo de debajo de la mesa, ladrando ferozmente. De un manotazo envió al desdichado animal de cabeza a la mesa, donde aterrizó entre Margo y Leslie, esparciendo bebés cual confeti al estrellarse contra el mantel. Ciega de ira ante semejante trato, la criatura se lanzó hacia Leslie, con el aguijón temblando de furia. Leslie se puso en pie de un salto, volcó la silla y empezó a descargar servilletazos a diestro y siniestro, uno de los cuales mandó al escorpión rodando por el mantel en dirección a Margo, quien prestamente (6) dio un alarido que cualquier locomotora se habría sentido orgullosa de producir. Mamá, completamente aturdida por tan repentino e instantáneo paso de la paz al caos, se puso las gafas y oteó buscando la causa del bochinche, y en ese momento Margo, en un esfuerzo vano por detener el avance del escorpión, le arrojó un vaso de agua. La ducha erró (7) su objetivo totalmente, pero empapó con éxito a Mamá, que siendo incapaz de aguantar el agua fría se quedó al punto sin respiración, boqueando (8) inmóvil al otro extremo de la mesa, sin poder protestar siquiera. Para entonces el escorpión había caído al suelo bajo el plato de Leslie, en tanto que sus bebés pululaban desatados por la mesa. Roger, alucinado por el pánico pero resuelto a cumplir con su deber, corría dando vueltas y vueltas a su habitación, ladrando histérico.
          -¡Otra vez ese maldito niño… -vociferó Larry.
          -¡Cuidado! ¡Cuidado! ¡Que vienen! –chillaba Margo.
          -Lo único que necesitamos es un libro –rugía Leslie-; no perdáis la calma, pegadles con un libro.
          -¿Qué demonios os pasa a todos? –seguía implorando Mamá, secándose las gafas.
          -Es ese maldito niño… un día nos va a matar… Fíjate cómo está por debajo de la mesa… hasta la rodilla de escorpiones…
          -Deprisa… deprisa… haz algo… ¡Cuidado, cuidado!
          -Deja de aullar y trae un libro, por lo que más quieras… Eres peor que el perro… ¡Cállate, Roger!
          -Por un milagro de Dios no me ha mordido…
          -Cuidado… ahí hay otro… de prisa, de prisa…
          -Oh, cállate y tráeme un libro o algo…
          -Pero ¿cómo llegaron ahí esos escorpiones, hijo?
          -Ese maldito niño… No hay en toda la casa una caja de fósforos que no sea una trampa mortal…
          -Ay, que me tira… de prisa, haz algo…
          -Dale con el cuchillo… el cuchillo… Venga, dale…
Como nadie se había molestado en explicarle el asunto, Roger sacó la errónea impresión de que la familia estaba siendo atacada, y de que era su deber defenderla. Dado que lo único extraño allí presente era Lugaretzia, lógicamente era ella la responsable, y en consecuencia le mordió en un tobillo. Lo cual no arregló mucho las cosas.
Cuando por fin se pudo restablecer un poco de orden, todos los escorpiones se habían refugiado ya bajo diversos platos y cubiertos. Tras ardientes apologías por mi parte, fecundadas por Mamá, se desestimó la sugerencia de Larry de asesinar a todo el rebaño. Mientras la familia, todavía trémula (9) de ira y espanto, se retiraba al cuarto de estar, yo estuve media hora recolectando los bebés con ayuda de una cucharilla y reintegrándolos al lomo de su madre. Luego los saqué al jardín con un plato y los deposité en el muro con gran pesar. Roger y yo nos fuimos a pasar la tarde al monte, pues me pareció más prudente dejar que la familia durmiese la siesta antes de volver a verme.

(1)  Obesa: muy gorda
(2)  Embelesado: cautivado, asombrado
(3)  Esmero: cuidado
(4)  Subrepticiamente: de manera oculta, a escondidas
(5)  Exhaló: emitió, dio
(6)  Prestamente: de forma rápida
(7)  Erró: equivocó
(8)  Boqueando: abriendo la boca
(9)  Apologías: discurso en favor de algo o alguien
(10) Trémula: temblorosa

Gerald Durrell. Mi familia y otros animales.  Ed. Alianza

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto
Aunque sea con un naturalista que sabía tanto como Gerald Durrell, el texto nos habla de un animal peligroso. ¡Muy peligroso! Esto es algo en lo que insisten los que saben mucho: cuidado con determinados animales, si no conocemos bien cómo son y lo que nos pueden hacer. Y uno de ellos es, precisamente, ¡el escorpión!

Te puedes imaginar lo que sucedió en aquella casa, cuando Larry echó mano a la caja de fósforos, donde estaba el escorpión con su prole al hombro. Margo, Leslie, Roger, Lugaretzia y, por supuesto, Mamá, que no hacía más que preguntar qué les pasaba a todos. Se montó un cisco tremendo, ante la aparición de tan terrorífico animal allí, en el comedor, con tanta gente. Un verdadero caos.

 Palabra magica
Hoy la palabra mágica es caos.
En el texto de Durrell, encontramos lo siguiente:
“Mamá, completamente aturdida por tan repentino e instantáneo paso de la paz al caos, se puso las gafas y oteó buscando la causa del bochinche, y en ese momento Margo, en un esfuerzo vano por detener el avance del escorpión, le arrojó un vaso de agua”.

Pues bien. Ya hemos hablado de algunos animales muy peligrosos, como el escorpión, la araña y otros. También hemos dicho el cuidado que hay que tener con ellos.
De las palabras siguientes, elige las que también podría haber utilizado el autor, porque son sinónimas de caos. Tienen el mismo o parecido significado. Ten en cuenta que, algo como el caos es lo que se va a producir cuando, después de la siguiente actividad, consigas crear la araña más espantosa y terrible que se ha podido ver.

Barullo     Escándalo     Desorden     Alegría     Desbarajuste

Y ahora, es tu turno. Ten cuidado cuando la enseñes, después de construirla, porque el caos que se producirá será espantoso. Suerte y que no tengas que llamar a una ambulancia, por los desmayos.

Cuentame
¿Has leído algún otro libro de Gerald Durrell? Si te ha gustado este texto, te recomendamos: La excursión y La selva borracha

Pero lo más probable es que hayas leído algún otro libro o visitado alguna página que te haya gustado, sobre animales, lugares donde viven, costumbres que tienen, relación con los humanos, etc. Es ahora el momento de convertirte en alumna o alumno predilecto de quienes siguen al gran naturalista que fue Durrell. A lo mejor no tienes posibilidad de visitar el zoológico que creó pero seguro que nos puedes contar cuál has visitado y cuál te ha gustado más. ¿Qué animales te resultaron los más interesantes? ¿Cuáles te parecieron muy difíciles de cuidar? ¿Había animales peligrosos a los que tenías que ver de lejos? ¿Desde dónde habían traído animales a ese zoológico que viste?

 Autor

Gerald Durrell

Durrell nació en Jamshedpur (India) el 7 de enero de 1925 y murió el 3 de enero de 1995.  De su vida en el país natal, Durrell recuerda principalmente su primera visita a un zoo, a la que atribuye su posterior pasión por los animales. La familia se trasladó a Inglaterra y después marchó a la isla de Corfú. En esa época Durrell no asistió a la escuela, sino que recibió sus enseñanzas de varios amigos de la familia y tutores privados. La familiaregresa a Londres en 1939 porque se produce la segunda guerra mundial. Trabajó como ayudante en un acuario y en una tienda de mascotas. Después de la guerra entró como becario en un zoo.
Comenzó a organizar expediciones para la captura de animales, con destino a zoológicos, museos e instituciones dedicadas a la protección de las especies salvajes.  Fue su hermano mayor, Lawrence, el que le animó a escribir las experiencias con los animales y publicó un montón de libros. Su estilo es ameno, anecdótico. Fundó un zoológico y colaboró en programas de televisión.

Nuestro observatorio

Se pueden consultar más datos biográficos sobre Durrell en varias páginas dedicadas al autor.

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros del autor tomada de Canal Lector.