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La semifinal. David Walliams. Editorial Montena (Recomendado: 11-14 años)

1 Oct

elmagodelbalon

En cierta ocasión, Dennis faltó a clase un día que había partido porque estaba muy resfriado. Acababa de ver en el programa de Trisha la emocionante historia de una mujer que había descubierto que estaba manteniendo una aventura con su propio marido, y se disponía a comer una sopa de tomate Heinz mientras veía su segundo programa preferido, Loose Women, donde un puñado de señoras con cara de malas pulgas debatían sobre cosas importantes, como dietas y leotardos.
Sin embargo, justo cuando empezaba a sonar la sintonía del programa, alguien llamó a la puerta. Dennis se levantó de mala gana. Era Darvesh, su mejor amigo en la escuela.
-Dennis, tienes que venir a jugar hoy –suplicó.
-Lo siento, Darvesh, pero es que no me encuentro bien. No puedo parar de estornudar y toser. ¡Atchís! ¿Lo ves? –replicó Dennis.
-Pero hoy nos jugamos el pase a cuartos de final. Por favor…
Dennis volvió a estornudar.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaacccccccccccccccccchhhh
Hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhííííííííííís!
Fue un estornudo tan fuerte que Dennis temió que todo su cuerpo fuera a volverse del revés, como un calcetín.
-Por favoooooor… -insistió Darvesh con expresión de súplica mientras limpiaba disimuladamente los mocos de Dennis que habían ido a parar a su corbata.
-De acuerdo, lo intentaré –respondió Dennis sin parar de toser.
-¡Bieeeeeeen! –exclamó Darvesh, como si ya hubiesen ganado el partido.
Dennis engulló a toda prisa unos tragos de sopa, cogió su equipo y salió corriendo de casa.
La madre de Darvesh los estaba esperando en su pequeño Ford Fiesta rojo con el motor al ralentí. Trabajaba como cajera en los almacenes Sainsbury, pero la ilusión de su vida era ver jugar a su hijo. Era la madre más orgullosa del mundo, lo que siempre hacía que su hijo se avergonzara un poquitín de ella.
-¡Menos mal que has venido, Dennis! –le dijo cuando este se subió a toda prisa al asiento trasero del coche-. El equipo te necesita, el de hoy es un partido muy importante. ¡Incluso diría que es el más importante de la temporada!
-¡Vámonos de una vez, mamá! –la apremió Darvesh.
-¡Vale, vale, ya nos vamos! ¡No le hables así a tu madre, Darvesh! –gritó fingiendo estar más enfadada de lo que realmente estaba. Pisó a fondo el acelerador y el coche arrancó a trompicones en dirección al campo de juego.
-Vaya, así que al final has decidido venir… -le soltó Gareth con cara de pocos amigos mientras aparcaban. No solo era más alto que todos sus compañeros de clase, sino que también tenía una voz más grave y una cantidad de vello corporal inquietante para un chico de su edad.
En las duchas parecía un orangután.
-Lo siento, Gareth, pero es que no me encontraba bien. Creo que he pescado un buen…
Antes de que pudiera decir “resfriado” se le escapó otro estornudo, más violento incluso que el anterior.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccccchcccccccccccccchhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííííís!
-Vaya, lo siento, Gareth –se disculpó Dennis, limpiando un moco de la oreja de Gareth con un pañuelo de papel.
-Acabemos con esto de una vez –dijo Gareth.
Sintiéndose débil y enfermo, Dennis entró corriendo en el campo de juego con sus compañeros de equipo, tosiendo y moqueando sin parar.
-¡Os deseo mucha suerte, chicos! ¡Sobre todo a mi hijo Darvesh, y por supuesto a su amigo Dennis! ¡Vamos a ganar este partido! –gritó la madre de Darvesh a pie de campo.
Me hace pasar una vergüenza… -refunfuño Darvesh.
-A mí me parece genial que venga a vernos –dijo Dennis-. Mi padre nunca ha venido a verme jugar un partido.
-¡A ver si hoy marcas un bonito gol, Darvesh, hijo mío!
-Hummmmm…, vale, ya entiendo –reconoció Dennis.
Esa tarde se enfrentaban al St Kenneth, una de esas escuelas privadas cuyos alumnos miraban a los demás por encima del hombro solo porque sus padres tenían que pagar para que estudiaran allí. Pero hay que reconocer que tenían un equipo muy bueno, y no habían pasado ni diez minutos de partido cuando marcaron el primer gol. A partir de ese momento se desataron los nervios en el equipo local. Darvesh arrebató la pelota a un chico dos veces más alto que él y se la pasó a Dennis.
-¡Muy buena esa entrada, Darvesh, hijo mío! –gritó su madre.
La emoción de controlar el balón hizo que Dennis se olvidara por unos instantes del resfriado. Se abrió paso con agilidad entre los defensas hasta acercarse al guardameta del equipo contrario, un chico de abundante melena que estrenaba equipo y seguramente se llamaba Óscar, Tobías o algo por el estilo. De repente se encontraron cara a cara, y Dennis no pudo reprimir otro estornudo.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaccccccccccccccccccccchhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhíííííííííííííííííííííiííííííííííííííííííííííííííííííís!!!
Una lluvia de mocos explotó en la cara del portero, cegándolo por un momento. Lo único que Dennis tuvo que hacer fue darle un toque a la pelota para que esta entrara mansamente en la portería.
-¡Falta! –gritó el portero, aunque el árbitro no la pitó. Sí que era una falta, pero de educación.
-Oye, lo siento –dijo Dennis. Era verdad que no lo había hecho aposta.
-¡No pasa nada, tengo un pañuelo! –exclamó la madre de Darvesh-. Siempre llevo un paquete encima. –Ni corta ni perezosa, la mujer se lanzó al terreno de juego, remangándose el sari por el camino para no llenarlo de barro, y se acercó al portero del equipo contrario-. Aquí tienes, niño pijo –añadió, tendiéndole el pañuelo al portero. Darvesh puso los ojos en blanco al ver a su madre invadiendo el campo de juego. Entre lágrimas, el portero se limpió los mocos de Dennis de su pelo lacio-. Si quieres saber mi opinión, el St Kenneth tiene todas las de perder –añadió la madre de Darvesh.
-¡Mamáááááááá! –gritó Darvesh.
-¡Lo siento, lo siento! ¡Ya podéis seguir jugando!
Cuatro goles más tarde, de Dennis, de Gareth, de Darvesh y… otro que resultó de una pelota desviada “accidentalmente” por la madre de Darvesh, el equipo de Dennis había ganado el partido.
-¡Habéis pasado a la semifinal, chicos! ¡Qué ilusión! –exclamó la madre de Darvesh mientras llevaba a los chavales de vuelta a casa, aporreando el claxon del Ford Fiesta para celebrar la victoria. Para ella era como si Inglaterra hubiese ganado el mundial de Fútbol.
-Por favor, no vengas a la semifinal, mamá, te lo suplico. ¡No, si vas a montar el numerito otra vez!
-¡Qué cosas se te ocurren, Darvesh! Sabes que no me perdería el siguiente partido por nada del mundo. ¡Ay, qué orgullosa estoy de ti!
Darvesh y Dennis se miraron y sonrieron. Por un momento, su victoria en el campo de juego les hizo sentir como si fueran los amos del universo.
Hasta su padre sonrió cuando Dennis le dijo que su equipo había pasado a la semifinal.

David Walliams. La increíble historia de… El mago del balón. Editorial Montena

RECURSOS
Propuestas para mediadoras y para mediadores
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Texto

El texto nos presenta a dos amigos. Muy amigos, de la escuela. El día no iba a ser un día cualquiera. Era un día enormemente importante: el pase a los cuartos de final. Algo importantísimo, como dice Darvesh, el gran amigo de Dennis.

Pero Dennis estaba fatal. Se encontraba mal, muy mal. El catarro era de los que hacen historia. No creemos que pudiera casi ni moverse. Pero fue tal la insistencia de su amigo, ante una cita futbolística tan importante que, al final, consiguió que fueran, en el coche que conducía la madre de Darvesh, hasta el campo. La madre de Darvesh era la más forofa del campo. Incluso a su hijo le daban vergüenza las cosas que hacía y decía su madre. Menos mal que no le dio por jugar al fútbol con algún animalito, como estos que vas a ver. ¿Qué crees que diría su madre? ¿Cómo crees que animaría a su hijo?

Palabra magica
Hoy la palabra mágica es estornudo. Vamos a intentar evitar lo que le sucede al portero del equipo contrario, cuando Dennis hace lo más normal, si se está refriado o resfriada: estornudar. En la página siguiente, vais a ver estornudos de todo tipo.

Después de ver esto, hasta parece lógico que el portero del equipo contrario a Dennis y Darvesh pidiera falta y, de milagro no la pidió. Podría haber sido hasta tarjeta amarilla, por guarro. Lo que no podían entender fue el “tranquilo” paseo que se dio la madre de Darvesh por el campo, con un pañuelito para limpiar al portero. Darvesh ya no podía más. Le pidió a su madre, de todas las maneras posibles, que no se le ocurriera ir a la semifinal. Pero los dos amigos sabían que eso iba a ser absolutamente imposible.

Menos mal que Darvesh y Dennis se lo tomaron a risa. Además de que la madre de Darvesh era buena persona, aunque fuera muy pesada, los dos amigos estaban felices, porque habían conseguido un estupendo resultado.

Cuentame

Hoy te aconsejamos que hagas primero una cosa, antes de contarnos lo que te pedimos. Empezamos con una frase que ha dicho Darvesh a su madre, para que no vaya a la semifinal:  “-Por favor, no vengas a la semifinal, mamá, te lo suplico. ¡No, si vas a montar el numerito otra vez!

Montar el numerito es una frase hecha, que significa decir o hacer algo un poco escandaloso, que no debe hacerse. También significa llamar la atención por lo que se dice o se hace. El próximo ejercicio, consiste en unir las frases hechas con su significado.

1. A buenas horas, mangas verdes A. Es descubrir algo que era secreto
2. Me lo dijo un pajarito B. Me he enterado por alguien que tú no sabes
3. Como Pedro por su casa C. Ya es tarde, para decir o hacer algo
4. Descubrir el pastel D. Dar una cosa mala, por una buena. Son cosas que se parecen, pero no es la buena de verdad
5. Dar gato por liebre E. Algo que se conoce o se lo sabe, mejor que nadie

(La solución es la siguiente:  1-c;  2-b;  3-e;  4-a;  5-d)

Autor

David Walliams
Nació el 20 de agosto de 1971 en Merton, Londres (Inglaterra).
Su nombre verdadero es David Edward Williams pero es más conocido por David Walliams. Le gusta combinar su faceta de actor con la de escritor. Sus libros destacan por su humor. Su estilo literario ha sido comparado con el de Roald Dahl.

Nuestro observatorio
Podemos obtener más información sobre el autor en su web y en twitter.

Bibliografía
Ofrecemos, a continuación, una relación de títulos tomada de Canal Lector.

 

 

Mostaza, mi amigo de toda la vida. Elvira Lindo. Editorial Seix Barral (Recomendado: 11-14 años)

25 Sep

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Todos los finales de curso Mostaza canta una canción. Canta mejor que Joselito y que Tutto Pavarotti. Yo, la verdad, es que había hablado con él muy poco; sólo le había escuchado cantar. Mostaza casi nunca habla con los de mi banda. Siempre habla bajito y nada más que con el que se siente a su lado. Hace eso porque la sita dice que es tímido, como casi todos los hombres ilustres de niños. Eso quiere decir que yo nunca seré un hombre ilustre, porque yo no soy tímido. Lo intento; hay veces que me lo propongo por las mañanas. Pienso: “Hoy voy a empezar a ser un tímido, seré un tío callado, interesante, de esos que guardan dos o tres grandes secretos”, pero por más que me pongo, no me sale. En cuanto la sita hace una pregunta, ya estoy yo con la mano levantada me sepa o no me sepa la respuesta. Hablo con todo el mundo, soy un niño sin vida interior.
Pero ahora, en mitad del verano, con Carabanchel desierto, Mostaza es el único niño con el que yo puedo jugar.
-¿Por qué nunca vienes al Parque del Ahorcado con nosotros?
-No me acerco porque tú eres de la panda de Yihad y Yihad se chulea de mí continuamente y vosotros le reís la gracia.
Le tuve que decir que Yihad también se chuleaba de mí y que no era vedad que yo le riera las gracias. Mentía. Seguramente Mostaza tenía razón. Como Yihad siempre se está metiendo conmigo, la verdad es que me alegra que de repente se ponga chulito con otro. Es humano. Y también es horrible. Me puse colorado por dentro, que es una modalidad que yo tengo para que no se note.
-Bueno, ahora que no está Yihad podemos hacer una panda –le dije yo, para romper la tensión ambiental-. Somos tres contando al Imbécil.
-No, somos cuatro.
En su diminuta habitación estaba su hermana pequeña, Melani, que sería de la edad del Imbécil.
-Mola –le dije yo.
Dejamos a los pequeños jugando a los Legos, y Mostaza preparó para nosotros dos supercolacaos y nos hartamos de comer chocopripis. Molaba un pegote su casa diminuta.
-No tienes que hacerle caso al chulo de Yihad –le estaba cogiendo gusto a eso de dar consejos-, mi abuelo dice que llegará un día en que yo le daré capones con la barbilla. Tú lo tendrás más fácil; como serás un cantante famoso, ni el más macarra se podrá meter contigo. A lo mejor Yihad se arrodilla un día y te dice: “Mostaza, Mostaza, perdóname por todo lo que hice y déjame llevarte la guitarra, que estoy en el paro.”
Mostaza se partió de risa con la idea.
-Antes de ser famoso cantando, me voy a hacer dentista.
Nunca se me hubiera ocurrido elegir esa profesión. A mí los dientes de la gente a veces me dan mucho asco; pero Mostaza tenía sus razones:
-Así podré pagarme el aparato que me hace falta y tener dinero para que mi madre se arregle las muelas que tiene picadas.
Mostaza abrió la boca para que le viera los dientes de delante un poco salidos.
-Yo de mayor –le dije- me quitaré las gafas y me pondré unas lentillas azules.
-Mola –dijo Mostaza-. También te puedes hacer oculista, y te arreglas lo de las lentillas.
-Ya, pero es que desde hace un mes quiero ser un actor bastante famoso internacionalmente.
-Bueno, te puedes hacer primero oculista y cuando ya tengas tus lentillas graduadas azules, te buscas trabajo como actor. Es mucho más fácil que te den trabajo como actor internacional si te presentas con los ojos azules que con los marrones que tenemos nosotros, que son unos ojos que no van a ninguna parte.
-Chachi. –Me gusta la idea.
Mostaza tenía soluciones prácticas para todo y no había nada en que no estuviéramos de acuerdo. Me di cuenta de que nos estábamos haciendo amigos de toda la vida. De repente oímos unos gritos estremecedores. Venían de la habitación. Fuimos corriendo. El Imbécil y la hermana de Mostaza se tenían el uno al otro cogidos de los pelos. Los dos estaban rojos y los dos gritaban. Mostaza agarró a su hermana por la espalda y yo al Imbécil. Nos costó mucho separarlos. Por fin pudimos. Cuando al fin lo logramos, cada uno de los dos enanos tenía un manojo de pelos del otro en la mano. Se quedaron mirando con mucho odio y jadeando.
-Al nene le ha hecho mucho daño ésa –dijo el Imbécil, y se echó a llorar en mis brazos.
-Me estaba matando –dijo Melani, y también se echó a llorar en los brazos de su hermano.
Nos costó mucho que volvieran a jugar juntos. Tuvimos que quedarnos a vigilar, porque de vez en cuando se les escapaba un tortazo mortal y volvían a la carga.
-La mía tiene una mano muy larga –dijo entonces Mostaza.
-El mío es muy caprichitos. Es que está muy malcriado –dije yo.
Cuando nos despedimos, les obligamos a que se dieran un beso. Los dos sabíamos que nuestros terribles alumnos tendrían que llevarse bien quisieran o no quisieran porque iban a pasar muchísimas tardes juntos.
Antes de irnos le dije a Mostaza:
-¿Le harás una dentadura nueva a mi abuelo para que no se le descoloque?
-Fijo que sí.
-Mañana en el Ahorcado a las cuatro. Mi abuelo os puede comprar un helado. Como cobra una pensión tan pequeña, se la gasta toda en helados y cosas así.
-Qué Morrazo –dijo Mostaza.
Luego se asomó a la ventana de su piso bajo diminuto para decirnos adiós.
-Tendré que llevarme a la Melani, porque mi madre no vuelve hasta las seis.
-Y yo al Imbécil, porque mi madre no puede vivir sin echarse la siesta.
¿Cómo podía haber estado yo tres años en la misma clase sin haberme hecho amigo íntimo de Mostaza? Seguramente porque Yihad no le había dejado nunca acercarse. Carabanchel sin Yihad molaba muchísimo más. El Orejones era mi mejor amigo, claro, pero no le importaba traicionarme a la primera de cambio. Además, me había dejado solo y tirado todo el verano; ni tan siquiera me había invitado a ir a Carcagente, sabiendo como sabía que mis padres no tenían dinero este verano para llevarnos a ningún sitio de veraneo.
Por mí se podían quedar todos mis amigos por ahí de vacaciones para siempre. Sin moverme de mi barrio me había echado un amigo de toda la vida.

Elvira Lindo. ¡Cómo molo! Ed. Seix Barral

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto
Hoy vamos a ver y a escuchar a dos personas que, sobre todo, son amigos. Buenos amigos. En la primera página tienes a la autora de Manolito Gafotas, Elvira Lindo. En la segunda, tienes a Emilio Urberuaga, el ilustrador que ha dado una imagen, esa que todos tenemos en nuestra mente, de Manolito y de todos los personajes de los libros de Elvira.

Y aquí, el nacimiento de un personaje.

Los personajes en las obras de Manolito Gafotas:

Madre de Manolito. Orejones (Ore) López. Yihad. El abuelo Nicolás Moreno. Manolo García: Es el padre de Manolito, uno de los protagonistas de «Manolito on the road». Susana Bragas-Sucias. Paquito Medina. Jessica la ex-gorda. Arturo Román. Mostaza. Melani. La Luisa. Bernabé. Sita Asunción. Melody Martínez (MM). Señor Solís.

Puedes leer cómo es cada uno, en esta página.

En el texto de hoy, nos encontramos, en las primeras líneas que hemos seleccionado del libro ¡Cómo molo!, una situación escolar especial: es el final de un curso. Momento perfecto para hacer una recopilación del quiénes somos, cómo somos y dónde estamos. Surgen ahora esos amigos que antes ni existían. Hoy, por ejemplo, nos enteramos de quién era Mostaza. Dice Manolito: “¿Cómo podía haber estado yo tres años en la misma clase sin haberme hecho amigo íntimo de Mostaza?”

Este es un maravilloso encuentro para Manolito. Nos permite conocer su intimidad, lo que de verdad siente por la amistad, la importancia que da a la “traición” del amigo Orejones, a quien tanto consideraba. Pero todo se desmoronó. Porque Orejones, que sabía de él mucho más que Mostaza, que hasta le contó que sus padres no tenían dinero, para ir a ningún sitio de veraneo, ni siquiera lo invitó a ir a Carcagente. Pero aquí surge el gran Manolito, ese que es capaz de hacer de la necesidad virtud. ¿Se puede pedir más a un lugar de vida, a ese barrio de Madrid, que es Carabanchel Alto, donde hay de todo y hasta se puede echar uno un amigo de toda la vida?

También en las primeras líneas del texto, Manolito nos dice algo importante: sabe cómo cantan el tenor Pavarotti y el antiguo cantante Joselito, que quizá no conozcas, porque hace muchos, muchísimos años de eso. Quizá su madre o su padre o su abuelo lo conocieran. Y los tuyos. Todos los finales de curso Mostaza canta una canción. Canta mejor que Joselito y que Tutto Pavarotti. Lo que parece que no gusta mucho a Manolo. A ver qué te parecen a ti. ¿Estás de acuerdo con él? De todas formas, dinos cuál te gusta más de los dos y qué cantante crees que era de más calidad?

 Palabra magica

Hoy la palabra mágica es Gafotas. Sí, la palabra que va unida a Manolito, el protagonista de la historia. Pero ¿sabes qué tipo de palabra es Gafotas? De las siguientes definiciones, elige la que tú creas que corresponde a estas dos palabras: Gafotas y Orejones.

1.- Son dos nombres que nos indican el país de donde vienen esos dos personajes.
2.- Gafotas y Orejones son los apellidos de esas dos personas.
3.- Son dos motes. Mote es el sobrenombre que se da a una persona, que lo caracteriza y hace distinto a otros.
4.-Son los sobrenombres que se ponía a los hermanos gemelos, en esa ciudad.
5.- 5)   Son dos personajes de la película Blancanieves y los siete enanitos.

(La respuesta correcta es la 3. Son dos motes.)

Cuentame
Para esta lectura, antes de empezar a contarnos cosas, te vamos a hacer unas preguntas muy importantes, que deberás responder como en los juicios: diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

¿Estás dispuesta o dispuesto a contarnos tus cosas muy personales: lo que más te gusta, lo que menos, tus personas más queridas y lo contrario, las menos queridas, los sitios donde más te gusta ir y los que menos, cómo son tu amiga o amigo más queridos? ¿Tienes secretos terribles, que nunca contarás a nadie? ¿Utilizas internet para comunicarte mejor con la gente? ¿Te fías de lo que consigues ver o prefieres otras maneras de informarte? ¿Cuál ha sido el chasco más grande que te has llevado? ¿Y la mayor alegría al saber que esa amiga o ese amigo eran de verdad amigos íntimos, como Manolito y el Orejones? ¿A quién recurrirías si tienes un problema muy importante?

En cualquier caso, gracias por tu colaboración y tu trabajo. Sólo deseamos que seas feliz y que tengas muchísima suerte en eso que tanto te interesa.

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Elvira Lindo

Elvira Lindo nació en Cádiz (España) el 23 de enero de 1962 y se trasladó con su familia a Madrid a los doce años.
Comenzó trabajando como periodista en Radio 3 en 1981 y posteriormente estuvo en la cadena SER y en Radio 1. También ha realizado guiones para TVE y Tele 5. En su paso por la radio participó en programas muy variados, desde informativos hasta programas musicales.
Su personaje literario más importante, “Manolito Gafotas”, cobró vida en la radio a través de guiones escritos e interpretados por la propia autora. Posteriormente pasó a ser literatura escrita y también ha sido llevado al cine.

Nuestro observatorio

Más información sobre la autora en Canal Lector y en su web

Bibliografía

Libros en Canal Lector sobre Elvira Lindo y en su página web

Won-a-Nee. Scott O´Dell. Editorial Noguer

11 Jul

isladelfines

Un día, cuando me hallaba en el arrecife llenando de mariscos la canoa, vi una manada de nutrias marinas jugando en un banco de algas inmediato. Se perseguían unas a otras, hundiéndose por debajo del banco repentinamente para aparecer de pronto unos metros más allá. Era algo parecido al juego que solíamos emprender los chicos y chicas de mi tribu metiéndonos entre los matorrales de la isla. Busqué a “Mon-a-nee”, pero todos aquellos animales parecían iguales.
Llené, pues, mi canoa de abalones, y empecé a remar hacia la orilla con una de las nutrias siguiéndome. Cuando me paré repentinamente, ella se puso frente a mí. Estaba aún alejada de la embarcación, pero ya sabía quién era. Nunca pensé llegar a distinguirla de sus compañeras, aunque ahora estaba tan convencida de que se trataba de “Mon-a-nee”, que puse en alto, un poco separado de la canoa, uno de los peces que acababa de capturar.
Las nutrias marinas son animales de movimientos rapidísimos dentro del agua, y antes de que pudiera darme cuenta ya me lo había quitado de la mano.
Durante un par de lunas no volví a ver el bicho, y luego una mañana, mientras estaba pescando, emergió de repente en el banco de algas. Llevaba detrás a dos crías. Eran del tamaño de unos perritos de pocos días, y se desplazaban con tal lentitud que “Mon-a-nee” tenía que darles prisa para acelerar sus movimientos. Las nutrias de mar no saben nadar cuando nacen, y su madre tiene que enseñarles en seguida. Poco a poco logra mostrarles lo que tienen que hacer, dándoles golpecitos con sus aletas, y después nadando en círculo alrededor de las crías, hasta que éstas han aprendido a imitar su forma de proceder.
“Mon-a-nee” llegó muy cerca del arrecife, momento que aproveché para arrojar un pez vivo dentro del agua, de los que ya tenía en mi cesto. No lo atrapó instantáneamente, según era su costumbre, sino que estuvo esperando a ver qué harían sus crías. Cuando éstas demostraron interesarse más por mí que por su comida, y el pez empezaba a deslizarse veloz hacia la libertad, lo cogió con sus agudos dientes lanzándolo justo delante de las pequeñas nutrias.
Volví a echar otro pez delante de “Mon-a-nee”, y de nuevo hizo lo mismo. Pese a ello las nutrias pequeñas no supieron lanzarse a por el pez, y al fin, cansada de los juegos de pérdidas de tiempo, nadó hasta ponerse junto a ambas crías y empezó a darles empujones con el hocico. Entonces fue cuando comprendí que “Mon-a-nee” era su madre. Las nutrias escogen compañera para toda la vida, y si muere la madre, el padre se encarga de alimentar y cuidar a las crías. Eso es lo que debía haber ocurrido a “Mon-a-nee”. Miré a la familia de nutrias que nadaba feliz junto al arrecife.
-“Mon-a-nee” –le dije-. Voy a darte un nuevo nombre. El que te corresponde es “Won-a-nee”, porque significa “La chica de los Ojos Grandes”.
Las crías de nutria son animales de un crecimiento muy rápido, y pronto estuvieron aquellas tomando directamente el pescado de mi mano, aunque el abalone por mí lanzado alcanzase el fondo del arrecife, se zambullía, emergiendo con un marisco sujeto al cuerpo con una aleta, y llevando en la boca un pedazo de roca. A continuación se ponía a flotar de espaldas y, colocando el abalone sobre su ancho pecho, lo golpeaba una y otra vez con la roca hasta romper la concha.
Enseño a sus crías a hacer otro tanto. A veces estaba yo sentada en el arrecife la mañana entera, viéndolas a las tres golpear la dura concha contra el pecho. Si no hubiese sabido que todas las nutrias del contorno hacían lo mismo para poderse comer los abalones, me habría parecido que “Won-a-nee” era la inventora de un nuevo juego, sólo por su afán de complacerme. Pero lo cierto es que sus camaradas lo hacían igual. Algo que me maravillaba entonces, y que sigue dejándome perpleja hoy.
Después de aquel verano, una vez que me hice amiga de “Won-a-nee” y sus crías, nunca he vuelto a matar una nutria marina. Tenía a la sazón una capa de piel de ese animal, y la seguí llevando hasta su completo desgaste, pero jamás quise hacerme otra.
Tampoco volví a matar un cormorán para hacerme con sus plumas magníficas, aun siendo pájaros con un cuello largo y delgado, que están siempre emitiendo desagradables sonidos cuando hablan entre sí. Ni siquiera maté ya focas para aprovechar sus tendones; a partir de entonces me serví de algas para ligar o coger lo que necesitaba.
Incluso dejé en paz a los perros salvajes, a los elefantes marinos, a todos.
Ulape se hubiera reído de mí, y lo mismo el resto de la tribu. Pero el que más se hubiese divertido con mi proceder, a buen seguro, habría sido mi padre. Y, sin embargo, así es cómo había llegado a sentir en mis relaciones con los animales que se convirtieron en mis amigos, y también con los que aún no lo eran, pero con el tiempo podían llegar a serlo.
Si Ulape y mi padre hubiesen aparecido riéndose, y todos los demás de la tribu otro tanto, aun entonces hubiera continuado procediendo del mismo modo. Porque lo animales terrestres, los pájaros, son como la gente para mí ahora, aunque no hablen ni hagan otras cosas que nosotros podemos realizar. Sin ellos este mundo sería un lugar muy triste.

Scott O´Dell.  Won-a-Nee.  Ed. Noguer

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

Las primeras palabras de la protagonista, cuando está en su canoa, allí, en el arrecife, nos dan una pista de cómo es este animal marino. Sí, la nutria. Hay una palabra clave que nos define el comportamiento de estos animales: jugando. Son comportamientos que nos parecen casi increíbles, porque desconocemos mucho del mundo animal.

¿Sabes cómo son las nutrias? El diccionario de la RAE nos dice que es un mamífero carnicero, de tres a cuatro decímetros de altura y unos nueve desde el hocico hasta el arranque de la cola. Que tiene pelaje espeso, muy suave y de color pardo rojizo. Vive a orillas de los ríos y arroyos, se alimenta de peces, y se la busca por su piel, muy apreciada en peletería.

Aquí tienes a las nutrias nadando de la mano y jugando, gracias a las imágenes que hemos visto en Youtube.

Y ¿dónde tienen un problema las nutrias? Como dice el diccionario, se la busca por su piel, muy apreciada en peletería. No olvidemos que el ser humano busca también, por la calidad y lo que cuesta su piel, a animales como tigres, leopardos, jaguares, visones, martas, armiños, linces, osos, serpientes, lagartos, iguanas, cocodrilos y, por desgracia, un largo etcétera.

Sí, esto es real y quizá hayas oído hablar de ello. Procura ayudar a esos animales y conservarlos, mientras podamos. Podríais elaborar un cartel, con imágenes que obtengáis de internet o, mejor, dibujándolas, con un mensaje que elaboréis de protección a los animales. Aquí tienes a varios que están en peligro de extinción.

Lo que sí hemos aprendido con este texto de Scott O´Dell, de ese precioso libro que es La isla de los delfines azules, es que las nutrias escogen compañera para toda la vida y si muere la madre, el padre se encarga de alimentar y cuidar a las crías.

Palabra magica

Nos dice la protagonista:

“Ulape se hubiera reído de mí, y lo mismo el resto de la tribu. Pero el que más se hubiese divertido con mi proceder, a buen seguro, habría sido mi padre. Y, sin embargo, así es cómo había llegado a sentir en mis relaciones con los animales que se convirtieron en mis amigos, y también con los que aún no lo eran, pero con el tiempo podían llegar a serlo”.

Nuestra palabra mágica de hoy es amigos. Lo dice, como leemos en la contracubierta del libro de la editorial Noguer, Karana, “que así se llamaba la muchacha india que pasó dieciocho largos años viviendo en completa soledad”.

Si piensas un poco, seguro que en la literatura, en el cine o en la televisión, recordarás un montón de personajes que fueron o son amigos muy famosos. Ahí están Epi y Blas, Batman y Robin, Tom y Jerry, Mortadelo y Filemón…

Cuentame

Seguro que para ti, también la amistad es algo fundamental. Podrías contarnos qué esperas de las amigas y de los amigos. ¿Qué es lo que más valoras en la amistad? ¿Cuándo y con quién empezaste a sentir que había nacido la amistad? ¿Cuáles han sido los momentos más felices en tu relación de amistad? ¿Lo recuerdas?

Si tuvieras que empezar ahora una amistad verdadera con alguien, qué es lo que buscarías, entre toda la gente que conoces. ¿Crees que es lo mismo la familia que los amigos o amigas o son cosas totalmente diferentes? ¿Qué ha sido lo más importante que ha hecho por ti un amigo o una miga? ¿Y tú por ella o por él?

Autor

Scott O’Dell nació en Los Ángeles, California (USA) , el  23 de mayo de 1898 y falleció en Mount Kisco, Nueva York (USA),  el 15 de octubre de 1989. Estudió en varias universidades. Realizó diversos trabajos, especialmente en el mundo del cine y periodismo. Como escritor, destacó con sus libros de aventuras  destinados a los jóvenes.

Recibió numerosos premios entre ellos  el Premio Hans Christian Andersen.
Nuestro observatorio

En la siguiente página se puede ampliar algunos datos sobre Scott O’Dell.

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros del autor  tomada de  Canal Lector.