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Un cesto lleno de palabras. Juan Farias. Editorial Anaya (Recomendado: 9-10 años)

22 Ene

cesto-palabras

Nieve es una palabra leve, que se escribe con v y hay que dejarla caer, despacio, a que no haga ruido al posarse en el suelo.
Leyendo nieve, recién cogida del cesto, Pedro se acordó de la última nevada de aquel invierno.
Nevó toda la noche, nevó en silencio, y por la mañana, la nieve lo cubría todo y los tejados.
En el prado, detrás de la iglesia, Pedro, Paula y los otros rapaces, hicieron un muñeco de nieve y lo llamaron Tomás.
Después, todos tuvieron que ir a cambiarse de calcetines, tomar un vaso de leche caliente y quedarse en casa.
Pedro y Paula, en casa de Paula, se sentaron delante del fuego de leña, a ver un libro de láminas que también estaban nevadas.
En una de las láminas había un lobo gris, un explorador blanco y una princesa esquimal.
El lobo gris se acercaba despacio.
El explorador blanco, que era novato en esto de andar por las nieves eternas, cargó su escopeta, desenfundó su cuchillo, se dispuso a una lucha a muerte.
Pero la princesa esquimal, que de fríos, nieves y lobos lo sabía casi todo, dijo:
-Sólo tiene hambre. Dale tu bocadillo de atún y verás cómo en vez de amenazar, sonríe y da las gracias.
A Pedro le pareció que el final del cuento era poco emocionante.
Pero le gustaba estar allí, con Paula, sentados al calor del fuego.
Pasada la media noche, salió la luna a encender el silencio de la nieve.
Arriba, en el prado, detrás de la iglesia, Tomás, el muñeco, midió la zanahoria que le habían puesto en la nariz.
Me hubiera gustado más corta y algo respingona –pensó.

Juan Farias. Un cesto lleno de palabras. Editorial Anaya

Propuestas para mediadoras y para mediadores.
RECURSOS
Texto
Cuando lees el texto de Juan Farias, es como si las palabras te dijeran cosas de la vida. No es un mundo que está lejos, que no conocemos. Es nuestra vida, la de todos los días. Lo que de verdad pasa. Los protagonistas podemos ser nosotras o nosotros. Son palabras con las que Juan llena un cesto, como dice el título del libro a que pertenece este texto: Un cesto lleno de palabras.
Pues este texto nos deja, después de leerlo, jugar. Sí. Jugar a las palabras. No es un juego de palabras, sino un juego con palabras.
El juego consiste en llenar un cesto nosotros.
¿Tienes algún cesto grande? Puede valer un cubo de plástico, una papelera, donde echas los papeles que sólo sirven para reciclarlos, una caja que siempre está en casa vacía, pero la guardamos porque es muy bonita… Seguro que encuentras algo para llenar con palabras. Dice el texto: Leyendo nieve, recién cogida del cesto, Pedro se acordó de la última nevada de aquel invierno.
Ahora te toca a ti recordar o, si prefieres, imaginar. ¿A qué te recuerdan o imaginas que dicen estas palabras?

La palabra viento me recuerda a…
La palabra lluvia me recuerda a…
La palabra calor me recuerda a…
La palabra fiesta me recuerda a…
La palabra frío me recuerda a…
La palabra fin me recuerda a…

Palabra magica

Al igual que en la primera época de Los Fundamentales, valoraremos, en cada uno de los textos seleccionados, esa palabra clave, que nos permitirá un aprovechamiento de diferentes aspectos en lugares como, por ejemplo, el aula, la biblioteca, el hogar, etc. Ni que decir tiene que no son sólo para el lugar educativo, sino que se adentran en el desarrollo esencial de la persona, en múltiples facetas. Nos posibilita acercarnos a nuestra lengua, a nuestro Medio Natural y también a la Inteligencia emocional y a las capacidades afectivas de las lectoras y de los lectores.

La palabra mágica de hoy es láminas. Son las láminas de ese libro que veían Pedro y Paula, sentados delante del fuego. No tenemos ese libro, ni estamos delante de un fuego de leña. Pero hemos encontrado unas imágenes que te gustarán. Por eso estamos en una palabra mágica: láminas que se transforman en imágenes en movimiento:
Lobo 
Exploración
Esquimales
Cuentame
A Pedro le pareció que el final del cuento del lobo, el explorador y la princesa esquimal era poco emocionante. ¿Cómo crees que le habría gustado a Pedro que acabara el cuento? ¿Conoces tú alguna historia que te pareció emocionante, cuando te la contaron o cuando la leíste? De lo que sí te acuerdas, a lo mejor, es de alguna película que has visto. Pero lo más difícil: ¿te acuerdas de cómo se llamaba aquella película tan emocionante? ¿Cuándo la viste? ¿La viste con alguien?
Autor
Juan Farias
Nació en Serantes (A Coruña) el 31 de marzo de 1935 y falleció en Villaviciosa de Odón (Madrid) el 11 de junio de 2011.
Estudió náutica y se embarcó en la Marina Mercante. Fue un viajero incansable y dio la vuelta al mundo en dos ocasiones. Comenzó su dedicación a la literatura para niños y jóvenes en la década de los 60 del siglo pasado. Fue autor de guiones para radio y televisión. Ha obtenido varios premios, entre ellos el Premio Nacional de Literatura Infantil en 1980 por la obra Algunos niños, tres perros y más cosas, y fue candidato al Premio Andersen en 2002 y en 2004.

Nuestro observatorio
Más datos biográficos en Cervantes y Canal Lector

Bibliografía
Ofrecemos, a continuación, una relación de libros tomada de Canal Lector

Curación. Mario Lodi. Editorial Alfaguara. (Recomendado 9-10 años)

3 Abr

cipi

Yendo y viniendo del campo al matorral, Cipi pasó días de sacrificio, pero no lo sentía, al contrario, estaba más contento porque la gorrioncilla mejoraba cada día.
A veces ésta le decía al compañero:
-¡Qué tristeza tener que estar aquí inactiva, yo que hacía todo sola y volaba más alto que las nubes!
Y lloraba, pobrecita. Otras veces, suspirando, pedía a Cipi:
-Cuéntame lo que ves cuando vuelas, ¿el árbol grande está todavía vestido de blanco? ¿Tienen todavía los prados tantos ojos de colores?
Y Cipi, pacientemente, le explicaba que ya todas las plantas se habían quitado el traje nupcial y se habían puesto el delantal verde de trabajo, estaban atareadas nutriendo a los frutos que todos los días crecían un poco bajo la caricia del sol.
-Bola de fuego está madurando unas bolitas rojas que serán una delicia… -le decía.
Y ella:
-¡Quién sabe si algún día podré salir de este escondrijo y subir a su encuentro! Tengo muchas ganas de calentarme con su fuego, de ver los colores… ¿verdad, Cipi, que los colores son maravillosos? El que más me gusta es el plata de la cinta serpenteante, ¿y a ti?
-A mí el amarillo de los granos de maíz.
-A mí me gustan los mil ojos violetas de una plantita que vive sola en un corralito. Y a ti, ¿qué otra cosa te gusta?
-¡El rojo de las bolitas del árbol grande!
-¡El rojo de las bolitas del árbol grande!
¿Podré todavía ver los colores, Cipi? –suplicaba la gorrioncita desesperada.
-Claro que los verás –explicaba Cipi.
Una vez le dijo:
-Si quieres… yo te acompañaré a verlos cuando estés curada… ¡pero si quieres!
-¡Qué bueno eres! –exclamó la gorrioncilla- no olvidaré lo que has hecho por mí, ¡tú que eres el más hermoso y el más generoso de todos los pájaros!
-Entonces, ¿querrás?
-¡Claro que querré!
-Y luego, si quisieras… -continuó Cipi- me gustaría jugar contigo alguna vez.
-¿Dices alguna vez? ¡Contigo siempre querré jugar si te apetece! Sé un montón de juegos, ¿y tú?
-¡Yo sólo sé hacer carreras!
Tras esta respuesta Cipi se quedó un rato pensando y, de repente, armándose de valor declaró:
-¡Gorrioncita…! ¿Sabes? Creo que sería capaz de hacer otra cosa… si quieres…
¿Un juego?
-¡Más bonito, más bonito!
¿Más bonito que un juego? ¿Qué?
-Juntos… tú y yo… ¿quieres que hagamos una casita de plumas…? Vamos, ¡un nido! Uff, ¿no comprendes?
La gorrioncita no contestó a estas palabras; se acercó a Cipi y con la punta del pico le besó en la cabecita.
-¿Por qué no? –exclamó riendo.
Y por primera vez desde que estaba herida sintió felicidad en el corazón.
-¡Quiero curarme! –gritó.

 Mario Lodi. Cipi.  Ed. Alfaguara

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto
Muy al principio de este texto, Mario Lodi, el autor, nos plantea una historia entera. Sabemos quién es Cipi.  Con quién está. Con una “chica-pájaro”, su compañera: una gorrioncilla. Parece claro, entonces,  que nuestro protagonista no puede ser otro que un gorrión. Pero ¿te has dado cuenta del título de este capítulo de Cipi? ¿Cuál de estas situaciones tiene relación con la lectura?

1)   Cipi estaba muy cansado y ya no quería ni podía hacer más veces de médico de la gorrioncilla.
2)   Cipi le dice a la gorrioncilla que se vaya con él, rápidamente. Es mejor salir a volar que quedarse ahí, sin moverse.
3)   Cipi le va explicando a la gorrioncilla todo lo que él veía. La gorriona le iba preguntando: cómo está el árbol, las plantas, lo que hacía bola de fuego, que es el sol y todo lo que ella no podía ver ahora.

Vamos a ver una página, (hay varias en esta dirección), en la que aparecen un gorrión y una gorriona. Están haciendo su nido. No sabemos sus nombres, pero puedes dárselos tú.

Y aunque sean tan pequeños, fíjate lo listos que son. Hasta nos permiten jugar un rato. Veremos y oiremos a unos cuantos pájaros. ¿Conseguirás decir a quién corresponde cada sonido?
¡Suerte en el juego!

Y tampoco nuestros cantantes se han olvidado de ellos, de los gorriones. En estas páginas podrás escuchar una canción de Joan Manuel Serrat y otra de Sergio Dalma. Son estilos muy distintos, pero en las dos está presente ese pajarillo pequeño, que podía ser Cipi, el protagonista de la lectura de hoy. Un gorrión.

 Palabra magica
Hoy nuestra palabra mágica es colores. Le dice la gorrioncilla a Cipi: “¿Verdad, Cipi, que los colores son maravillosos? El que más me gusta es el plata de la cinta serpenteante, ¿y a ti?”
Parece que nos lo pregunta a quienes leemos este precioso texto. Pues vamos a comprobar (porque la magia está llena de secretos), que con los colores se pueden hacer miles de cosas: pintar, hablar, cantar y las que a ti se te ocurran.

¿Crees que podrías convertirte en una pintora o en un pintor? ¿Y crear una melodía? Te toca hacer un dibujo, o la letra de una canción, donde utilices los colores. Los que tú quieras. Vamos a pintar o a cantar los colores de los sentimientos. ¿Quééé?, preguntarás.

Tranquilidad. Ya sabemos que no es una cosa fácil. Pero seguro que lo vas a conseguir. Ahora, con lo que te vamos a decir, se te irán ocurriendo cosas bonitas. Tienes que atribuir colores a estos sentimientos:

Si la amistad tuviera un color, ¿cuál sería, para ti?
Si el cariño tuviera un color, ¿cuál sería, para ti?
Si la ayuda tuviera un color, ¿cuál sería, para ti?

Después, a ver si se te ocurre la letra de una canción, para esos sentimientos que tenemos.
Cuentame
¿Has tenido, alguna vez, una conversación con alguien que te planteara algo para hacer los dos, o los tres, o los cuatro, o cuantos seáis tus amigas y tus amigos? ¿Y en casa, con gente de tu familia: hermanas, hermanos, primos y toda la familia que tengas? Cuando te pedimos que participes en este apartado: Cuéntame, es para que pases un buen rato.

Sólo consiste en rascar suavemente la cabeza, mirar enfrente o cerrar un poco los ojos y hacer memoria de cosas estupendas que hayas hecho. No te preocupes si sólo te salen juegos donde lo has pasado fantásticamente. Lo que sí sabemos, porque nos lo ha dicho un pajarito, es que no has pensado en hacer una casita de plumas, como Cipi y la gorrioncita. ¿O sí? A lo mejor resulta que eres una enamorada o un enamorado del cuidado de pájaros y has hecho un montón de nidos. ¿Es así?

Bueno. Te dejamos que pienses un poco y, cuando se te haya ocurrido algo, nos lo cuentas. ¿Te parece? Gracias, de antemano, por participar.

Autor

Mario Lodi

Nació en Vho di Piadena (Italia) en 1922 y ha muerto el 2 de marzo de 2014 en Drizzona (Italia).  Estudió magisterio.  No le gustaba su primer trabajo y lo dejó para irse a pintar pañuelos y telas con un amigo. Después aprobó las oposiciones de magisterio. Su primer destino fue una escuela rural. Formó parte del Movimiento de cooperación educativa (MCE). Allí descubrió una nueva forma de hacer y pensar la escuela. Se jubiló en 1978. Ha estado realizando actividades muy diversas relacionadas con la educación y la literatura hasta sus últimos días. Sus libros para niños parten de los propios niños. Son ellos los que le inspiran.

Alguna opinión de Lodi: “Los niños en la escuela no deben sentirse en competición con los demás para conseguir buenas notas o premios. Deben, por el con­trario, trabajar conjuntamente por el bien de la comunidad. Me parece un valor importante sobre todo en la sociedad actual fundamentada en la competición que genera violencia, corrupción y frustración”.

Nuestro observatorio

Más datos biográficos y entrevista a Mario Lodi

Bibliografía 

Algunos de sus libros en Canal Lector:
¡Estate quieto!
Cipi

 

La llegada del cometa. Tove Jansson. Editorial Siruela

28 Nov

llegadadelcometa

Cuando se encontraron, no perdieron el tiempo en saludarse. Se pusieron a correr. Detrás de ellos venía saltando el gatito. Y encima de ellos el cometa seguía su alocada trayectoria, acercándose cada vez más al aterrorizado e indefenso Valle Mumin.
Faltaban seis minutos… Era difícil correr en la arena, y avanzaban lentamente como en una pesadilla. El aire tórrido les quemaba los ojos y les secaba la garganta… Por fin vieron la roca que también era roja, y allí estaba Mamá Mumin gritando algo y saludando con las manos, y ellos treparon y treparon… ¡Ahora sólo quedaban tres minutos! Y de pronto el aire era más fresco, estaban dentro de la cueva y ardía la lámpara de petróleo como si nada hubiera pasado.
Os presento a mi gato, dijo Snif con voz temblorosa.
La madre del Mumintroll dijo a toda prisa:
¡Qué gatito más lindo! Tengo un regalo para ti…Hubiéramos querido darte las esmeraldas de la abuela como regalo de bienvenida, pero se me pasó con todo este lío… Tal vez puedas hacer un collar para el gato con ellas…
¡Las esmeraldas!, gritó Snif. ¡La herencia! ¡Para el gato! ¡Qué maravilla! ¡Soy tan feliz!
En el mismo instante llegó el cometa a la Tierra, candente y envuelto en llamas. La lámpara de petróleo volcó en la arena y se apagó. Eran exactamente las ocho y cuarenta y dos minutos y cuatro segundos.
Debajo de la manta impregnada con aceite solar subterráneo había una luz roja cegadora, pero la cueva estaba en la más absoluta oscuridad.
Se agarraron con fuerza en el fondo de la cueva y oyeron cómo una lluvia de meteoritos golpeaba la bañera del tejado. El Desmán se había quedado empotrado en el barreño. El Hemul estaba tumbado panza abajo sobre su álbum de sellos para que no se le volara otra vez.
Toda la roca temblaba y se estremecía a su alrededor y el cometa aullaba como si tuviera miedo, o tal vez era la tierra la que chillaba.
Durante largo tiempo estuvieron tumbados abrazándose y sin decir nada. Fuera se oía el ruido de las rocas que caían destrozadas y de la tierra arrancada. El tiempo se hacía tremendamente largo y cada uno de ellos se sentía solo y abandonado.
Después de pasar una eternidad, el Mundo se quedó completamente quieto. Por más que intentaban escuchar, no oían nada.
Mamá, susurró el Mumintroll. ¿Ha perecido el Mundo?
Ya pasó, contestó Mamá Mumin. Puede que hayamos perecido, pero por lo menos ya pasó.
¡Un milagro extraordinario!, dijo Papá Mumin intentando ser gracioso.
El Snork rió, y se quedaron quietos de nuevo. Mamá Mumin buscó la lámpara de petróleo y logró volverla a encender. Entonces vieron al gatito que estaba lavándose sentado en la arena.
¡Ha sido espantoso!, dijo la señorita Snork. ¡Nunca volveré a mirar el reloj!
Y ahora todo el mundo a la cama, dijo Mamá Mumin. Y no hablemos más del cometa y tampoco pensemos en él. No quiero que nadie mire lo que ha pasado fuera. Ya habrá tiempo para ello mañana.
Una vez acostados y con la nariz cubierta por la manta, el Snusmumrik sacó su armónica. Cuando se dio cuenta de que había recuperado todas las notas, tanto las pequeñas como las grandes, tocó una nana. Mamá Mumin conocía la canción y se puso a cantar muy dulcemente:

Duérmete niño que ya es de noche,
Los cometas caminan sin saber adónde.
Duerme soñando,
Despierta olvidando.
La noche está cerca, el espacio es de hielo,
Cientos de corderitos pasan en el cielo.

Poco después, la cueva quedó en silencio. Durante la noche Snif se despertó y sintió algo suave contra su nariz. Era el gatito. Puso su brazo alrededor de él y ambos se quedaron dormidos muy juntitos.

Tove Jansson. La llegada del cometa.  Ed. Siruela

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto
¿Qué nos encontramos en este texto? Un mundo distinto, personajes diferentes, nombres desconocidos, situaciones impensables, puede que algunas terribles… Pero también, en momentos tan difíciles, quedan tiempo y huecos para el cariño, los abrazos, la dulzura. 

Pasa el tiempo antes de que se produzca el gran cataclismo: seis minutos, tres minutos y el cometa iba a llegar. No sabemos qué pasaría, en realidad. Vamos a ver ahora algunos cometas y así quizá podamos imaginar qué se estaba sintiendo entre los Mumin, en aquel valle.

¡Y llega a la Tierra! ¿No crees que es perfectamente comprensible la situación de miedo a lo desconocido? Sólo plantéatelo tú. Sí, has escuchado y visto la noticia en la televisión, en la radio, en internet, en los periódicos, que han anunciado, desde hace ya varios días, que un cometa se aproxima a la Tierra a gran velocidad. Tienes ahora, en un apartado que se llama Cuéntame, la oportunidad de explicar lo que hayas pensado, después de esta impresionante noticia de que ¡llega un cometa a la Tierra!

 Palabra magica
Hoy la palabra mágica es aullaba. No se trata de un lobo, ni de un perro ni de ningún otro animal, que pasaba por el valle de los Mumin.

Se trata del ruido que hacía ese cometa, que se iba a estrellar en la Tierra. Fue lo suficiente para que aparecieran todos los sentimientos de quienes lo oyeron. Se agarraron con fuerza, Se abrazaban sin decir nada. El silencio se apoderó de todo: “por más que intentaban escuchar, no oían nada”.

Sólo hizo falta ese sonido desconocido y un pensamiento, para que los Mumin fueran un pueblo unido. Quizá a nosotras y a nosotros, los humanos, nos pase algo parecido. Estamos siempre al lado de gente que nos quiere. Pero hace falta que algo extraordinario suceda, para echarnos una mano; para hacer que se pueda ser más feliz, con un poco de ayuda. ¿Y si lo intentamos?
Cuentame
Es posible que no hayas tenido todavía le oportunidad de ver ni oír el paso de un cometa. Así que vamos a imaginar.   

Hoy nos vamos a subir, con esa maravillosa imaginación que tenemos, en un cometa muy especial. Has tenido la oportunidad de ver algunas imágenes de lo que se ha podido filmar en Marte. Pero todavía están los científicos discutiendo si habrá vida o no en un lugar tan lejano como el planeta Marte, a unos cien millones de kilómetros.

Ahora te toca a ti. ¿Tú crees que puede haber vida en el Universo? ¿Dónde crees que sería más posible que la hubiera? ¿Sería una vida parecida a la que tenemos en el planeta Tierra o sería completamente diferente? Sigue aprovechando tu imaginación: utiliza tu ordenador o un papel y unos lápices, bolígrafos, rotuladores o cualquier cosa con la que puedas dibujar. ¿Cómo serían esos nuevos habitantes que habría por allí? ¿Se parecerían en algo a los seres humanos o tendrían formas totalmente distintas? ¿Cómo se comunicarían entre ellos? ¿Y con nosotros, los humanos? Podrías darles un nombre a esos habitantes y uno, muy especial, al primero que hablara contigo.

Si alguna vez ves a alguien de más allá de la Tierra, te pedimos un favor muy especial: cuéntanoslo, para cuando los veamos. Gracias y feliz viaje.

 autora

Tove Jansson

La autora nació el 9 de agosto de 1914 y murió el 27 de junio de 2001 en Helsinki, Finlandia.
Se formó en la Facultad Universitaria de Arte, Artesanía y Diseño de Estocolmo (Suecia) , en la Escuela de Artes Gráficas de la Academia Finlandesa de Bellas Artes y, finalmente, en  varias escuelas de París (Francia).
La fama de Jansson se debe principalmente a sus libros sobre los Mumin, una familia de trolls blancos, cubiertos de pelo y de apariencia redondeada, con grandes hocicos, que nos recuerdan a los hipopótamos. Son historias para niños. El primer libro de la saga fue escrito e ilustrado por Jansson en 1945 durante la Segunda Guerra Mundial. Confesó más tarde que la guerra la deprimía y que buscaba algo inocente.
Escribió también novelas para adultos y teatro además de seguir su carrera como pintora. 

Ha recibido varios premios, entre ellos destaca el Premio Hans Christian Andersen por su contribución a la literatura infantil. 

Nuestro observatorio

Más datos biográficos y curiosidades sobre Tove Jansson en una página dedicada a la autora.

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros de la autora  tomada de  Canal Lector.

Janosch cuenta los cuentos de Grimm. Janosch. Editorial Anaya

21 Nov

janosch

Érase una vez un joven muchacho a quien el dinero y la riqueza le daban exactamente igual. Todo cuanto poseía lo llevaba puesto: un pantalón, una chaqueta, una camisa, zapatos y, en invierno, un gorro. En cuanto tenía algo más, lo dejaba tirado por ahí para que otro lo encontrara. Para él sólo existía la música y sabía tocarla de maravilla. Allá donde fuera, tocaba una canción; siempre escuchaba música en su interior y se sentía impulsado a tocarla. ¡Qué bonito!
Si llegaba a una montaña en la que había madera secada por el viento, se sentaba y se tallaba una flauta. Y todas las canciones que el viento soplaba a través de la montaña, las sacaba el muchacho con acierto de la madera de la flauta.
Si se hallaba sentado junto a un lago, se hacía una flauta de caña, y todas las canciones que cantaban las aguas y las aves acuáticas a través de los juncos, él sabía tocarlas.
Si se sentaba en un prado, se construía un pequeño violín.
Así iba caminando y llegaba a otros países. De la comida y de la bebida no tenía por qué preocuparse. La gente le daba de las dos cosas por hacer música.
Una vez estuvo en una isla en la que había poca gente; tan sólo bosques áridos, arena caliente, mar y sol.
Yendo el muchacho por la arena, se encontró un hueso de pájaro. Era una pata de pájaro blanca, quebradiza y hueca. Con ella se hizo una flauta. Y cuando se puso a tocar, sonaba una música muy extraña, encantada, bella. Era una canción, pero también una historia. Una historia de un pájaro sagrado. Y el chico empezó a flotar por encima del mar, muy arriba, atravesando países de ensueño que nadie conocía.
El hueso era una pata del pájaro sagrado Kolp, al que los hombres habían matado ochocientos años atrás. Nadie había encontrado su cuerpo, pues el viento se lo había llevado y lo había depositado en la arena de la isla. Y cuanto más tocaba el muchacho, mejor sonaba la pata del pájaro. El tiempo dejó de existir: ayer era hoy y hoy era ayer y ayer era mañana; todo sucedía al mismo tiempo, todo era una sola cosa.
Una vez el chico dejó de tocar. De nuevo vio gente y, cuando cantaba la pata del pájaro, sucedía algo maravilloso: cada uno oía una historia diferente. Aquel sonido era una canción, eran tonos de música, pero también era una historia. Por ejemplo, el que buscaba algo, sabía de repente dónde podía hallarlo. O el que tenía preocupaciones sabía de pronto si valía la pena seguir preocupado (la mayor parte de las veces, no). Al que se le había muerto un amigo sabía de pronto dónde estaba: no muy lejos, por cierto, sino allí mismo, a su lado. Y los muy felices frotaban por el aire, muy arriba; eran como el pájaro sagrado Kolp, eran nubes y cielo y fuego y arena, eran risa y llanto y lluvia y sol, pero también un árbol.
Cuando el muchacho soplaba en su pata de pájaro, todo marchaba bien. Como si aún viviera el pájaro sagrado Kolp.

Janosch. Janosch cuenta los cuentos de Grimm. Ed. Anaya

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

El autor de este texto que has leído se llama Janosch. Y el libro a que pertenece este texto se llama Janosh cuenta los cuentos de Grimm. ¿Te acuerdas de los hermanos Grimm? Fueron Jacob y Wilelm, que se llevaban sólo un año entre ellos. Se dedicaron, durante mucho tiempo, más de diez años, a recoger los cuentos que sabían, los que había oído, los que les contaba la gente a la que preguntaban. Como ellos dijeron, a la literatura popular. La que sabía el pueblo.

Janosh, parece que hace un homenaje a aquellos fantásticos hermanos, gracias a quienes perviven los cuentos de años y años. Los que oyeron tantas niñas y tantos niños y mayores durante décadas, y que hoy los podemos considerar casi como un tesoro que tiene la Humanidad.

En el libro que verás en esta página, puedes encontrar muchos de los cuentos de los hermanos Grimm. Algunos muy famosos, como los que ya hemos mencionado y otros menos conocidos. Muy probablemente, si tienes afición por los cuentos, te gustará.

Palabra magica
Hoy la palabra mágica es música. Aquí tienes unas cuantas páginas de música, interpretadas con un instrumento que, seguro que conoces y que se parece mucho al que pudo construir nuestro protagonista. Recuerda lo que dice el texto:

Si llegaba a una montaña en la que había madera secada por el viento, se sentaba y se tallaba una flauta. Y todas las canciones que el viento soplaba a través de la montaña, las sacaba el muchacho con acierto de la madera de la flauta.

Música con flauta 1
Música con flauta 2

¿Te imaginas que alguno de estos profesionales de la música haya empezado como el chico del cuento? ¿Por qué no? Porque nuestra palabra de hoy sí que es absolutamente mágica. Sabes que, además, la música que hoy escuchamos también lleva letras, historias que nos cuenta, como la del muchacho del cuento de Grimm. ¿Conoces alguna que te guste mucho? ¿Sabrías interpretarla, con el instrumento que seguro que sabes manejar: flauta, guitarra, piano, batería…?

Cuentame

Hoy vamos a jugar una gran competición europea: la Champions Grimm. La competición se juega entre dos equipos, que han llegado a la final. Consiste en averiguar cuáles de los siguientes títulos pertenecen a cuentos de los hermanos Grimm. Una vez que toméis las decisiones, hay que contar muy brevemente el argumento de los dos primeros cuentos de Grimm. Podéis comprobar que sabéis mucho de los cuentos de Grimm, en estas páginas:

Canal Lector
Cuentos de Grimm
Rincón castellano

La competición consiste en saber cuáles de los siguientes títulos corresponden a obras de los hermanos Grimm. ¡Atención!, porque se ha colado alguno que no es de ellos. Si conseguís los puntos que se necesitan, sólo os quedará contar el cuento que elijáis. Si lo lográis, ¡enhorabuena! Seréis nombradas o nombrados campeones de la Champions Grimm. ¡Suerte!

1 El frutero que sabía demasiado
2 El sastrecillo valiente
3 La bella durmiente
4 La casa de Tócame Roque
5 Blancanieves
6 Caperuza naranja
7 Hansel y Gretel
8 Cenicienta

Autor

Janosch

El verdadero nombre del autor es Horst Eckert.  Janosch es un seudónimo que le sugirió su amigo el editor,  George Lenz.
Janosch nació el 11 de marzo de 1931 en una ciudad fronteriza llamada actualmente Zaborne (Polonia).
Es escritor e ilustrador, sus libros se caracterizan por el humor.
Los primeros años de su vida los pasó con sus abuelos. Fue al colegio hasta los 13 años. Después trabajó en una herrería y en una fábrica de telas.  Marchó a Munich y allí estudio arte, aunque no termino la carrera.  Todos los libros los firma con sus seudónimo.
Desde 1980 vive en Tenerife (España).
Ha recibido varios premios.

Nuestro observatorio

Más datos biográficos y curiosidades sobre Janosch en Biblioteca virtual y en su página web.

BIbliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros del autor  tomada de  Canal Lector.

Canción del viejo canguro. Rudyard Kipling. Alianza Editorial

10 Oct

solocuentos

No siempre ha sido el canguro un animal como el que hemos visto ahora, sino un bicho diferente  que tenía cuatro patas. Era gris y lanudo y su orgullo era ilimitado: solía bailar siempre justo en el centro de la superficie de Australia. Un día, decidió ir a ver al pequeño dios Nga.
Fue a visitarle a las seis de la mañana, antes de desayunar, y le dijo:
-Tienes que hacerme diferente al resto de los animales, antes de las cinco de esta tarde.
Nga saltó de su asiento sobre el llano de arena, y gritó:
-¡Lárgate!
Era gris y lanudo, y su vanidad era ilimitada; solía bailar en los bordes de los estratos de roca, en el mismísimo centro de Australia. Y entonces, fue a ver al dios mediano Nquing.
Le visitó a las ocho de la mañana, después de desayunar, y le dijo:
-Hazme diferente al resto de los animales y, también, inmensamente popular, antes de las cinco de esta tarde.
Nquing salió de su madriguera, en el matorral, y gritó:
-¡Lárgate!
Era gris y lanudo, y su petulancia no aceptaba límites; solía danzar sobre las dunas de arena, en el centro de Australia. Y decidió visitar al gran dios Nqong.
Fue a ver a Nqong a las diez, antes de la hora de comer, y le dijo:
-Hazme distinto al resto de los animales y, también, popular y maravillosamente afamado, antes de las cinco de esta tarde.
Nqong saltó de su baño, en las salinas, y gritó:
-Sí, lo haré.
Nqong llamó a Dingo –el perro amarillo Dingo-, que estaba lleno de polvo al sol y, como siempre hambriento, y le mostró el canguro.
-Dingo, despierta, Dingo. ¿Ves aquel caballero que está bailando sobre un montón de cenizas? Quiere ser popular y que se hable bien de él. Dingo, haz que se cumplan sus deseos.
Dingo –el perro amarillo Dingo-, siempre hambriento, salió corriendo mostrando sus dientes, que relucían como si estuviese encerrado en un saco de carbón; salió corriendo tras el canguro.
Y el canguro salió disparado sobre sus cuatro patas, como lo habría hecho un conejito.
Con este episodio, mis queridos amigos, concluye la primera parte de este cuento.
Corrió por el desierto; corrió por las montañas; corrió por los macizos de juncos; corrió entre los árboles azules de la goma; corrió sobre los matorrales; corrió hasta que sus patas delanteras comenzaron a dolerle.
¡No tenía más remedio…!
Porque Dingo –el perro amarillo y siempre hambriento- mostraba los dientes como una trampa de ratones y corría tras el canguro, sin acercarse nunca, sin retrasarse jamás.
¡No tenía más remedio…!
El canguro, el viejo canguro, siguió, pues, su carrera. Corrió entre los arbustos del té; corrió sobre la turba; corrió entre la hierba alta; corrió sobre la hierba baja; atravesó los trópicos de Capricornio y de Cáncer; corrió hasta dolerle las patas.
¡No tenía más remedio…!
Y también seguía corriendo Dingo –el perro amarillo Dingo-, más y más hambriento que nunca, mostrando sus dientes que semejaban la collera de un caballo, sin acercarse nunca, sin retrasarse jamás, hasta que llegaron al río Wollgong.
Y como no había ningún puente ni tampoco una barcaza, el canguro no sabía cómo atraversarlo. De modo que se irguió sobre sus patas y dio un salto.
¡No tenía más remedio…!
Saltó sobre las escorias, saltó sobre las cenizas, saltó sobre los desiertos del centro de Australia. Y saltó como un canguro. Primero saltó un metro; luego saltó tres; más tarde, cinco, y las patas traseras le iban creciendo, las patas se le iban fortaleciendo. No tuvo ocasión de descansar y refrescarse, a pesar de que lo necesitaba con urgencia.
Y aún Dingo –el perro amarillo Dingo- seguía corriendo, cada vez más hambriento, cada vez más sorprendido, preguntándose qué cosa de este mundo o ajena a él hacía saltar al canguro de aquel modo.
Porque el canguro saltaba como un grillo, como un guisante en una sartén, o como una pelota de goma nueva en el cuarto de jugar.
¡No tenía más remedio…!
Encogió sus patas delanteras y saltó apoyándose sólo sobre las de atrás, utilizando la cola para mantener su peso en equilibrio, y así siguió saltando por las herbosas praderas del Darling.
¡No tenía más remedio…!
Y aún corría Dingo –el casado perro Dingo-, más hambriento que antes y todavía más desconcertado, preguntándose cuándo, ya fuese en este mundo o fuera de él, se detendría el viejo canguro.
Entonces salió Nqong de su baño de sal y dijo:
-Son las cinco.
Y Dingo se sentó –el pobre perro Dingo-, siempre hambriento, lleno de polvo, al resplandor del sol; sacó la lengua y ululó.
También se sentó el canguro –el viejo canguro-, se reclinó sobre su cola como si fuese una banqueta de ordeñar que se hallase detrás de él y murmuró:
-Por fortuna esto se ha acabado.
Y le dijo Nqong, que en todo instante se portaba como un caballero:
-¿Por qué no te muestras agradecido al perro amarillo Dingo? ¿Por qué no le das las gracias por lo que ha hecho por ti?
Y el canguro, el cansado canguro, protestó:
-Me ha obligado a alejarme de las tierras de mi infancia, me ha perseguido a las horas de comer, ha alterado la forma de mi cuerpo de tal forma que jamás volveré a recuperarla, y me ha dejado las piernas como la piel del diablo.
Entonces contestó Nqong:
-Quizá esté equivocado. Pero, ¿no me pediste que te hiciera distinto al resto de los animales y también que te convirtiera en un ser famoso y admirado? Pues ya son las cinco.
-Sí –concedió el canguro-. Desearía no haberlo hecho. Creí que ibas a lograrlo con magias y encantamientos, pero esto ha resultado una broma pesada.
-¡Una broma! –exclamó Nqong, fuera de su baño, entre los árboles azules de goma-. Repite eso otra vez y ordeno de un silbido a Dingo que te arranque las patas traseras.
-No –pidió el canguro-. Debo disculparme. Las patas son las patas y, por lo que a mí respecta no tienes por qué cambiármelas. Yo sólo pretendo explicar a vuestra señoría que no he comido nada desde esta mañana y que me siento realmente vacío por dentro.
-Sí –terció Dingo, el perro amarillo Dingo-. Yo me encuentro en la misma situación. Le he hecho diferente del resto de los animales y, ahora, me gustaría tomar mi té.
Y dijo Nqong, desde su baño de sal:
-Venid y pedídmelo mañana, porque ahora voy a bañarme.
Y, así, el viejo canguro y el perro amarillo fueron abandonados en el centro de Australia, diciéndose el uno al otro:
-Ha sido por tu culpa.

Rudyard Kipling. Sólo cuentos. Alianza Editorial
          
Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto
Nos dice el autor, Rudyard Kipling, cómo era antes el canguro. En las próximas páginas, veremos al que tú quizá conozcas. El canguro hoy.

 En la siguiente página, escucharemos y veremos un reportaje actual sobre este curioso animal. De dónde viene su nombre, la población de canguros que hay en Australia, las especies de canguros que hay, los tamaños, qué carácter tienen. Qué comen, qué hacen, en que momento del día viven, cómo se crían y muchas otras cosas. Agradecemos el trabajo que hoy podemos disfrutar para informarnos.

Lo que sí parece, según nos dice la leyenda, es que el canguro quiso siempre ser alguien distinto. ¡Y vaya si lo consiguió! Pero, por ser justos, hay personajes, en esta leyenda, a los que el canguro les debe mucho. Les debe ser como él es y algo más: como él quería ser. Ahí aparecen Nqong y el perro amarillo Dingo. Bien es verdad que este último lo que tenía es mucha hambre. Corría porque quería comer. Pero el canguro, al verlo, tuvo también que correr. No olvidemos que los dientes del perro amarillo Dingo le aterrorizaban al canguro. Y entonces, a correr, a correr y a correr. No planteó el perro otra cosa más que mostrar sus dientes. Pero con las carreras del canguro para salvarse empezó esta leyenda. Son cosas que pasan en la vida. Muchas veces, algo que no esperamos consigue cambiar totalmente las cosas que pensábamos de una manera, hasta convertirse en otras distintas. 

De hecho, ¿cuántas y cuántos de los grandes deportistas que conocemos, empezaron por lo que luego han sido? Ahora vas a ver a grandes atletas. A lo mejor, el canguro podría presentarse a alguna olimpiada. Es cierto que en determinados deportes no sería capaz de participar.

Elige, de lo que ahora vas a ver, las competiciones deportivas a las que podría ir el canguro y las que no. ¿Sabrías decir por qué? Busca, en internet, otras competiciones a las que crees que podría presentarse un canguro.
Competición 1
Competición 2
Otros

Palabra magica
Hoy la palabra mágica es diferente. Vamos a saltar como el canguro, a ver si conseguimos dar los saltos precisos para caer en las palabras que necesitamos. En lugar de la palabra diferente, ¿cuáles de estas podría haber utilizado el canguro? Son las palabras sinónimas, las que significan igual o parecido. Da saltos y comprueba luego que has acertado.

          Salto 1: distinto               Salto 2: raro              Salto 3: estratosférico

          Salto 4: desigual             Salto 5: salvaje          Salto 6: singular

Vamos a pensar en los doce meses del año. Los saltos llevan un número. Si tus saltos coinciden con los meses de enero, febrero, abril y junio, ¡enhorabuena! Has conseguido igualar, cuando menos, al canguro saltador.

Cuentame
Comprueba ahora que estás en plena forma para acudir a Australia, si tus posibilidades te lo permiten. Ya sabemos que no es fácil, porque está lejos, muy lejos y es difícil y caro ir allí. Pero, por si acaso, que sepas que los australianos son muy aficionados al deporte. ¿Será por los canguros?

Entre los deportes habituales que practican los australianos están: el surf, la natación, el tenis, el remo, el rugby, el ciclismo, el baloncesto y muchos más.

Pues bien. Ahora te toca a ti contarnos qué deporte practicas y, sobre todo, cuál te gustaría practicar, si pudieras. ¿Es un deporte de competición? ¿Puedes hacerlo en soledad? ¿Cuándo sueles practicarlo? No olvides decirnos cuáles han sido tus mayores éxitos deportivos. Y no dejes de decirnos cómo te alimentas para practicar ese deporte. Aprenderemos lo que nos conviene comer y beber y lo que no es bueno.

 Autor


Rudyard Kipling

Nació el 30 de diciembre de 1865 en Bombay (India) y murió en Londres, el 18 de enero de 1936. Kipling escribió novelas, poemas y relatos ambientados principalmente en la India y Birmania durante la época del gobierno británico. A la edad de 6 años lo enviaron a estudiar a Inglaterra. Pasó cinco años en un hogar social de Southsea, experiencia detestable que describe en uno de sus relatos.  Regresó a la India en 1882 y a partir de ese momento trabajó para la Civil and Military Gazette de Lahore hasta 1889, en calidad de editor y escritor de relatos.  Viajó por Asia y Estados Unidos, donde contrajo matrimonio con Caroline Balestier en 1892. En 1903, se estableció en Inglaterra. Kipling fue un escritor prolífico y popular. En 1907 obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

 

Nuestro observatorio

En la wikipedia se puede consultar su biografía y ampliar más datos y curiosidades.

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros de  Rudyard Kipling tomada de  Canal Lector.