
Durante muchos días, el pequeño claro fue la meta de sus paseos.
Y en aquel lugar fue donde se consolidó entre los dos muchachos de educación distinta y de distintas costumbres, la amistad. E Isa comenzó a comprender a los blancos precisamente gracias a Filips, mientras Filips aprendió a no despreciar a los hombres de la selva.
-Me gustaría poderte seguir por la selva y recorrer contigo todos los senderos –dijo un día Filips.
-El gran árbol –contestó Isa, usando el lenguaje figurado de los “bushmen”- está siempre en el mismo lugar. A pesar de ello, lo conoce todo y ayuda a vivir a muchos animales; ni el viento ni el huracán pueden derribarlo.
-No te comprendo, Isa.
-Mira, en el poblado de Amaora, mi poblado, había un viejo Ring-kop que ya no podía cazar. Le pasaba lo que a ti. Las lanzas de los enemigos le habían dejado así. Sin embargo, su arco seguía hablando y el cervatillo caía. Tú puedes ser realmente un gran guerrero.
-¿Lo crees así?
-Sí.
-Entonces lo seré.
Eran aquellos unos días felices.
A Isa ya no le llamaban para trabajar y nadie le atormentaba. Le dejaban en libertad para ir, cuando quisiera, con Filips.
Habían transcurrido así unos veinte días, cuando Filips notó un cambio en la actitud de su compañero. En cuanto llegaban al claro, Isa le daba su arco y se sentaba, absorto, junto a él. Ya no le gritaba cuando fallaba un tiro, ni se ponía contento cuando daba en el blanco.
Estaba allí, indiferente.
Filips le miraba sin atreverse a hablarle.
-Isa –le preguntó una mañana-, ¿no te gusta venir conmigo?
-¿Quién dice eso?
-Tus ojos lo dicen.
-Mis ojos no dicen lo que siente mi corazón.
-Entonces, ¿qué es lo que sucede?
-No lo sé.
-Yo sí.
-Dímelo.
-Tus ojos miran siempre a lo lejos.
-¿Y con eso?
-Quieres volver a la selva.
-Quizás.
-Entonces ¿a qué esperas?
-No quiero dejarte.
-Volverás, ¿no?
-No lo sé.
-Yo no quisiera echarte –dijo Filips, bajando los ojos-. Quisiera que estuvieras siempre conmigo.
-Yo no me voy.
-Ya te has marchado. Ya estás solo.
-Eso no es cierto.
-Sí, Isa. Estás conmigo, pero ya no te ríes conmigo, ya no juegas conmigo, ya no me dices gritando que soy una mujer cuando fallo el disparo con el arco. Por esto ya no estás conmigo.
-No quería hacerte daño.
-Así es que –siguió diciendo Filips sin darse cuenta de la interrupción- es mejor que te vayas donde quieres ir. Pero…
Se inclinó hacia el compañero y le susurró al oído:
-…pero tenemos que jurar que siempre seremos amigos. Volverás a verme de vez en cuando y así hablaremos y jugaremos juntos.
-¿Qué es un juramento? –preguntó Isa.
-Cuando alguien jura y luego no cumple lo que ha jurado, se muere.
-Entonces es dar una palabra. Una promesa que se hace a los espíritus buenos.
-Sí. Dame la mano.
Isa se la tendió. Filips, apretándola con fuerza, dijo:
-Isa es mi gran amigo. Lo juro por el cielo. No lo abandonaré jamás, ni siquiera cuando me case. Bien, ahora te toca a ti.
-¿Qué tengo que decir? ¿Repetir tus palabras?
-No. Tienen que ser palabras tuyas.
-Bien. –Isa estrechó la mano del compañero y murmuró lentamente:
-El río se secará y la selva se convertirá en un desierto antes de que Isa olvide. Por mis venas corre tu sangre y Filips es mi hermano. Pao ha dicho que basta con decirlo al Gran Padre, Y cuando Pao dice que el río se secará y la selva se convertirá en un desierto antes de que él olvide, puedes estar tranquilo, porque no lo olvidará.
-Si lo ha dicho Pao está bien. Ahora llévame a casa; luego te podrás marchar.
-Volveré con Pao y tú espérame.
-Sí, pero vuelve pronto.
Alberto Manzi. Orzowei. Ed. Noguer
Propuestas para mediadoras y para mediadores.
RECURSOS

Orzowei es una historia de aventuras en la selva, donde leemos los valores de la amistad y de la generosidad. Los jefes-padres de Orzowei le transmiten una manera de pensar en la vida: Para conquistar la sabiduría se necesita mucho, mucho más tiempo que para aprender a manejar el arco.
Pao, el gran jefe de los pigmeos será, según transcurre el libro, el mejor consejero de Orzowei. La fuerza y la sabiduría, le dijo, «no se adquieren en un momento. Cuando aprendías a disparar el arco, tardaste mucho tiempo antes de dar en el blanco con la primera flecha.»
Nuestro texto de hoy nos traslada a África. Donde están Orzowei e Isa. Vamos a ver un poco los paisajes de esa África donde un niño blanco, abandonado, es criado por un gran guerrero y su esposa.
No le fue fácil a Orzowei (que significa “el encontrado”) vivir con sus nuevas familias. Tanto, que otra vez se tuvo que ir. Y nuevamente, una tribu de bosquimanos en la selva, lo adopta.
Veamos ahora un fragmento de aquella película que tanto apasionó a chicos y chicas de hace unos cuantos años.
Y ahora puedes ver unas cuantas imágenes, que te ambientarán en ese continente, África, domde se sitúa la historia de este gran libro, que te aconsejamos que leas.

Hoy la palabra mágica es amigo. No era fácil la relación entre Isa (Orzowei) y Filips. Aun así, empezó la “historia de una gran amistad”. No eran iguales, no. Les separaba el color, la manera de pensar, la forma de vivir, sus gustos, pero tenían algo que los unía. Juraron y prometieron que se volverían a ver. Pasara lo que pasara, siempre estarían juntos, porque eso es la auténtica amistad.
Como seguro que te interesa el tema, aquí tienes unos libros que hablan de ella, desde distintas maneras de pensar y tratar ese importante asunto en nuestras vidas: la amistad.
Cambio de amigos. Pedro Sorela. Editorial Alfaguara
Días de sorpresa. Mirjam Pressler. Editorial SM
El campamento de los líos. Pasqual Alapont. Editorial Algar

Ha llegado ahora tu momento. ¡Cuántas veces habrás pensado en esa amiga a la que tanto quieres o ese amigo, con quien irías al fin del mundo! ¿Has sentido, como Orzowei, la verdadera amistad? Dinos, si te apetece, cómo se llama o se llaman esos amigos de verdad. Sólo unas preguntas, para que nos pongas un poco al día: ¿de dónde es? ¿Dónde os conocisteis? ¿Llegó un día en que decidisteis ser amigos o amigas o la amistad surgió porque sí, sin siquiera hablarlo? Imaginamos, esto para que te rías un rato, que vuestro próximo viaje de amigos es a la selva. ¿Habéis elegido ya el lugar? ¿Has encontrado imágenes o películas donde dices: “yo quiero estar allí”? Lo que sí te recomendamos es que algo de cuidado hay que tener, porque estos animalitos están por allí. Maravillosos, libres. Pero no les pongas nerviosos, por si acaso.
Nos ha encantado estar contigo. Ya eres casi como Isa. Te diremos lo mismo que Filips. Ahora tienen que ser palabras tuyas. No te conocemos, pero ya te queremos. Sólo te pedimos una cosa: ¡vuelve pronto!

Alberto Manzi
El autor del texto de Orzowei nació en Roma (Italia), el 3 de noviembre de 1924 y murió el 4 de diciembre de 1997, en Pitigliano (Italia).
Estudio tres carreras universitarias: biología, pedagogía y filosofía.
Fue profesor, escritor y presentador de televisión, donde realizó un programa durante varios años para luchar contra el analfabetismo. El programa televisivo retransmitía lecciones de la vida real en un aula de escuela primaria, con conceptos revolucionarios en los métodos didácticos en esos momentos (Manzi rompía los guiones que le eran entregados e improvisaba las lecciones).
Manzi se dedicó a la enseñanza escolar de forma completa, labor que intercaló con algunas campañas de alfabetización realizadas en el extranjero.

Más datos biográficos sobre Alberto Manzi en Wikipedia y entrevista al autor (en italiano).
Etiquetas: Amistad, Niños, Promesa, Selva
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