El rastro de «El Caracol». Wolfgang Ecke. Ed. Espasa-Calpe

16 May

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En el gremio (1) de ladrones de la gran ciudad había uno que tenía un mote especial: le llamaban El Caracol.  Y no porque fuera lento de ideas o movimientos, sino única y exclusivamente, porque tenía por costumbre ponerse a comer con toda tranquilidad en las viviendas en las que entraba a robar.
En unos casos lo que encontraba y en otros su propia cena, que siempre llevaba consigo.
Yo ya me había encontrado con El Caracol en este o aquel restaurante porque los dos compartíamos una misma pasión: la buena comida.
En esta ocasión lo encontré en La Sartén, en el momento en que se disponía a hacerle los honores a una brocheta de solomillo.
Me quedé tan sorprendido como una gallina que de pronto hubiera puesto un huevo rectangular. En toda la ciudad no se hablaba más que del robo en la villa Shöffler de la noche anterior. El ladrón no se había limitado a llevarse varios valiosos lienzos tras cortarlos para separarlos de sus respectivos arcos, sino que se había servido a gusto en la cocina.
La policía había deducido de los restos que quedaron sobre la mesa que el asaltante había estado comiendo un mínimo de dos horas.
Nadie lo había puesto en duda, era la huella de El Caracol.
El inspector Schulz me había informado hacía una hora y cuarto de una última novedad: el doctor Schöffler acababa de darse cuenta de que el ladrón se había llevado también una valiosa figura de oro y piedras preciosas.
Ferdinand Huf, nombre civil de El Caracol, se llevó una alegría cuando me senté a su mesa.
-¡Le recomiendo la brocheta de solomillo! –me dijo.
-¡Hubiese jurado que estaría usted recluido(2)!
-¿Lo dice por lo de anoche?
Asentí y él sonrió.
-Así es, estuve recluido… temporalmente. Pero mi coartada es perfecta.
-¡Qué suerte para usted! –exclamé, y pedí pechuga de pavo rellena con ocho guarniciones (3) diferentes.
-Estuve en el hospital con mi anciana madre. La enfermera de servicio puede testificarlo.
-¿Toda la noche?
-Hasta las tres de la mañana. Mamá lo quiso así porque no podía dormir.
-¡Voto al chápiro! Y la policía se lo ha creído…
El Caracol mordió un trozo de carne de la brocheta.
-No tuvieron más remedio. Además, han puesto mi casa patas arriba. Nada de cuadros, nada de figuras de oro…
Asentí.
-Así que alguien se ha hecho pasar por El Caracol. ¿No es eso?
-Eso es.
La brocheta de solomillo le estaba sabiendo a gloria.
Le invité a un café solo.
Y esa misma noche tuve un sueño muy divertido.
Al despertarme llamé al inspector Schulz, quien me contestó con un enorme bostezo.
-Oiga usted, cansado empleado público, acabo de soñar que, a pesar de los pesares, el ladrón es el Caracol. Vuelva usted a comprobar su coartada, ¡pero con lupa!
-¿Cómo se le ocurre a usted tal cosa? –preguntó Schulz repentinamente espabilado.
-Ayer por la noche, en La Sartén, me contó por descuido más de lo que debería haber contado. Fíjese…
Pregunta: ¿A qué descuido se refería Balduino Piff?

(Solución: El Caracol mencionó la figura de oro en su conversación con Balduino Piff, pero el robo de la misma acababa de ser denunciado por el doctor Shöffler. ¿Quién entonces podía saber que la figura había sido robada… sino el ladrón?)

1 gremio: conjunto de personas que tienen el mismo oficio.  2 recluir: encerrar a alguien en la cárcel. 3 guarnición: verduras u otros alimentos que se sirven para acompañar a la carne o al pescado.

Wolfgang Ecke.  El rastro de «El Caracol» y otras historias policiacas. Ed. Espasa-Calpe.

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

Ha llegado el misterio, la intriga, la duda, el ¿quién será?, ¿cómo descubrir?… Es el momento perfecto de investigar, de buscar, de relacionar, de explorar, de examinar, de averiguar, de atar cabos sueltos… Si te gustan esas palabras, tú puedes ser detective profesional. Está claro que conoces bien un género de la literatura universal: la novela policíaca.

Parece evidente que has leído libros o páginas en internet o has visto alguna película sobre investigadores famosos. Hay uno que sobresale: el inspector Sherlock Holmes. Con su inseparable colaborador, el doctor Watson. Hoy te vas a aproximar, en esta lectura, al inspector Shulz otro sagaz investigador y a Balduino Piff, un hombre muy, muy observador, que lo ayudaba. Alguien que, gracias a su instinto, consiguió la clave para resolver este difícil enigma. Pensad que, detrás de todo ello estaba un ladrón como ninguno: El Caracol.

Hay muchas ocasiones donde también la suerte es muy importante para quienes investigan. En este asunto, no se trata de la desaparición de alguien, como sucede, por ejemplo, en el libro El joven Sherlock Holmes, con El caso de la joven desaparecida, de Shane Peacock, en editorial Almadraba.

Aquí el ladrón se había llevado una valiosa figura de oro y piedras preciosas. La cuestión era: ¿dónde estaría esa preciada figura? Y ahí aparece la suerte: Curiosamente, El Caracol y Balduino Piff coincidían en algo: el gusto por la comida.

Y fue en un restaurante, donde coincidieron, el lugar en que El Caracol cometió su gran error. Y ese error no se le escapó a Balduino. Gracias a ello, se puso rápidamente en contacto con la policía, con su amigo el inspector Schulz y consiguieron lo que tanto buscaban.

Palabra magica

La palabra mágica hoy es coartada. Seguro que todos nos hemos inventado una coartada, como El Caracol, cuando hemos hecho algo que sabemos que no está bien, pero no queremos que nadie se entere.

Quizá convenga aportar unos sinónimos de coartada, para utilizarlos, según convenga, en determinadas frases. Otorgaremos un número de puntos, cuando se usen las palabras adecuadas. Así, esta actividad de vocabulario se convertirá en un juego para el colectivo.

El listado de palabras para utilizar es el siguiente (en negra, las palabras sinónimas, cuyo significado es igual o parecido):

Coartada      Excusa       Confesión      Susto     Alegría     Defensa

Las palabras coartada, excusa, defensa, tendrán 5, 10 y 15 puntos. El resto, serán: Confesión, 20 puntos; Susto, 11 puntos; Alegría, 6 puntos.

Las frases son:

El Caracol le dijo a Balduino Piff que tenía una coartada.
El Caracol le dijo a Balduino que iba a hacer una confesión.
El Caracol le dijo a Balduino que le dio un susto terrible.
El Caracol le dijo a Balduino que le dio mucha alegría robar allí.
El Caracol le dijo a Balduino que tenía buena defensa.
El Caracol le dijo a Balduino que tenía una buena excusa

Si el resultado es 30 puntos, se dará la enhorabuena. Si no fuera así, tendremos que utilizar el diccionario y comprobar las distintas definiciones.

Cuentame

Siempre recordamos a los grandes detectives, esos que han conseguido descubrir casos muy complicados. Pero ¿y de los malhechores, de los bandidos, de los ladrones, de los delincuentes?
El Caracol quería ser tan famoso como Schulz o Balduino Pif.
Vamos a darle esa oportunidad recordando, de alguna película o de algún libro o de alguna página de internet, el nombre de un famoso o famosa delincuente, para que El Caracol se sienta tranquilo y no haga más fechorías. Pueden ser ladrones reales o imaginarios, como Fantomas, Robin Hood o los cuarenta ladrones, con Alí Babá.
Y también puedes inventar tú uno: el que robó la pizarra electrónica que había en clase. ¿Cómo lo conseguiría, con lo grande que es? ¿Cómo sería posible que la sacara del centro, sin que nadie se diera cuenta? ¿Dónde podría haberla vendido? ¿Cuánto dinero pagarían por una pizarra electrónica tan fantástica? Seguro que no era ninguna compañera ni compañero. Pero ¿cómo lo consiguió? ¿Sería un pariente o amigo de El Caracol?

Autor

Wolfgang Ecke

Nació el 24 de noviembre de 1927 en Radebeul (Alemania). Murió el 24 de octubre de 1983 en Ausburg (Alemania) en un accidente de coche cuando intentó evitar chocar con una vaca que se cruzaba en la carretera.
Comenzó a estudiar Música y Teatro en la Universidad de Dresde pero no acabó sus estudios.
Fue un colaborador habitual de la radio donde elaboraba guiones diversos que le servirían después para sus publicaciones.
Escribió numerosos libros para niños y jóvenes del género policíaco y también obras de teatro.
Su nombre es sinónimo de lectura de intriga, aventura policiaca y de emoción.

Nuestro observatorio

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