Archivo | mayo, 2013

Memorias de una gallina. Concha López Narváez. Editorial Anaya

31 May

memorias

Antes de nacer yo estaba formándome, muy poquito a poco, metida en un huevo.
Muy poquito a poco se hicieron mis patas, mis ojos, mi pico y todo mi cuerpo.
Pero de aquel tiempo no recuerdo nada. Mi madre me lo explicó luego. También me explicó que mientras me hacía, yo estaba dormida. Ella se sentaba encima del huevo. Con mucho cuidado para no romperlo. Así me abrigaba.
Un día desperté. Tenía calor y estaba encogida. (…)
Busqué una salida. No encontré ventanas ni tampoco puertas. Me puse nerviosa.
Grité que me abrieran, y nadie me oyó, me moví hacia un lado, me moví hacia otro, no sabía qué hacer. Pero tuve suerte, porque descubrí que tenía pico. Era fuerte y duro. Me podía servir para abrir boquetes.
Pica que te pica, abrí uno pequeño, y se metió el aire dentro de mi huevo. Se me fue el calor, y seguí picando.
Se agrandó el boquete. Saqué la cabeza, y vi que unas plumas, suaves y negras, rozaban mi cara. Eran de mi madre. Y vi sus dos alas, que estaban tapándome (…)
Quería salir pronto, y seguí picando.
Hice un gran esfuerzo, y de pronto ¡crac!: se había roto el huevo y yo había nacido. ¡Qué emoción sentí!
Comencé enseguida a andar por el mundo: salté entre los huevos. Pisé sobre pajas. Revolví las plumas suaves y negras que eran de mi madre.
Terminé muy pronto. No me gustó mucho. El mundo era chico y estaba cerrado. Había dos puertas con la llave echada: eran las dos alas con las que mi madre me tenía tapada. Y otra vez me puse nerviosa, porque me aburría.
Y entonces mi madre ahuecó las alas. El mundo se abrió y yo salí fuera.
Mi madre era guapa. Me estaba mirando con cara contenta y ojos de cariño.
Me acercó a su pecho. A mí me gustaba estar junto a ella. Pero soy inquieta por naturaleza y me cansé pronto:
-¿Por qué no nos vamos? –pregunté.
-Tengo que cuidarlos –dijo, y señaló los nueve huevos que tenía debajo.
-¿Por qué?
-Porque dentro están todos tus hermanos.
-Y ¿qué es un hermano?
-Un hermano es alguien que re quiere mucho. Y vive en tu casa, te lo presta todo, y juega contigo.
Parecía estupendo tener nueve hermanos.
-¿Y por qué no nacen? –pregunté impaciente.
-Porque están dormidos.
-Pues los despertamos. Le voy a ayudar a romper los huevos.
Mi madre movió su cabezo diciendo que no y luego añadió:
-Hay cosas que las debe hacer cada uno solo. Siéntate y espera.
Me senté a esperar. ¡Uf! Como tardaban.
De pronto vi asomar un pico en un cascarón. Di un salto de gozo: ¡mi primer hermano estaba naciendo!
Miré atentamente.
Con mucho trabajo fue abriendo un boquete. Quería ayudarle, pero recordé que hay cosas que las debe hacer uno por sí mismo.
-¡Ánimo! –le dije.
Mi hermano hizo un gran esfuerzo. El huevo crujió. Se abrió por la mitad. Y ¡allí estaba él!, nacido y contento. Y lo consiguió trabajando solo.
Así, más o menos, nacieron mis otros hermanos. Todos con esfuerzo, por sí mismos.

Concha López Narváez.  Memorias de una gallina.  Ed. Anaya

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

 Lo que nos cuenta Concha López Narváez es el nacimiento de un ser vivo: una gallina. Con mucho detalle, muy “poquito a poco”, dice esta gallina. Pero la verdad es que está descrito casi como si fuera un vídeo científico de ese nacimiento:

Eso es lo que tiene la literatura. La buena literatura. Puede transportarnos, hacernos ver, sentir ese calor que tenía la gallina allí dentro. Leer nos permite casi ayudar a aquella gallina a salir pronto, en una incluso asfixiante sensación.

Pero hubo mucha suerte. La gallina disponía de un excelente utensilio, para salir de esa situación. Tenía un pico para ver el mundo. Y eso fue lo que utilizó.

Para quienes estén interesados por el comportamiento, la supervivencia o el aspecto físico de todos los grupos principales de animales: mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces, etc., este es un libro muy interesante y práctico

Se establece, desde el comienzo de la vida, una relación de cariño hija-madre y una enorme sensación de contento por la llegada. Alegría, bienestar, cuidado, acercamiento, disfrute…Todo perfecto, aunque la realidad se impone. Con una verdad, por encima de todo, incontestable:  «pero soy inquieta por naturaleza y me cansé pronto«.

La primera relación familiar la establece la madre, con esos otros nueve huevos que tenía que cuidar. La gallina protagonista era, pues, la primera de los diez hermanos que vendrían al mundo. Como características infantiles de esa gallina, la situación habitual: la ilusión por tener nueve hermanos; el nerviosismo y la pregunta ante la duda; la impaciencia.

Ante trodo ello, las respuestas sabias de una madre y la sentencia final, que deja perfectamente claro el carácter que defiende:   «Hay cosas que las debe hacer cada uno solo».

Si quieres leer otra historia de hermanos, muy distinta de la que has leído ahora, y que no tiene que ver con gallinas sino con hermanos humanos, te recomendamos la lectura de este libro. Seguro que descubrirás muchas cosas que quizá no conozcas.  Una fábula que nos inspira el amor por la naturaleza y la idea de que todo en ella está conectado.

Palabra magica

La palabra mágica de hoy es: ¡Ánimo!

Todo en la vida cuesta trabajo. Pero es necesario, hasta en el nacimiento, como en el caso de esta gallina, el esfuerzo por conseguir algo. Sí. el esfuerzo es necesario, pero como método de vida para los que enseñan a los jóvenes. El significado que da la RAE a la palabra ánimo es: valor, esfuerzo, energía, intención, voluntad.

En el diccionario de sinónimos (palabras que tienen un significado igual o parecido,  encontramos:

energía, fuerza, ímpetu, atrevimiento, coraje, decisión, entre otros.

Después de la charla con su madre, nuestra gallina protagonista le sugiere al hermano que está haciendo un gran esfuerzo, que tenga ánimo. Ella ya había pasado por el trance y la recomendación es hacia alguien que quiere. Ese hermano que está intentando nacer también.

Cuentame

Seguro que tú también has escuchado esa palabra: ¡animo!, cuando tenías que conseguir algo. ¿Recuerdas la última vez que te lo dijeron? Como no sería una «mamá gallina», cuéntanos quién te lo recomendó. ¿Fue en el deporte? ¿Fue algo que había que hacer en casa, pero que era difícil? ¿Fue alguna compañera o algún compañero? ¿Conseguiste realizar eso tan difícil, gracias a que alguien te dijo esta palabra mágica: ánimo?

A lo mejor, también te han contado cosas que otras u otros han logrado, gracias a que tú les dijiste: ¡animo! Por eso es una palabra mágica.

Autor

Concha López Narváez

Nació en Sevilla (España), el 27 de agosto de 1939.
Recuerda su niñez como «alegre y libre, plena de sol, de campo y de juegos».
Estudio Filosofía y Letras (especialidad: Historia de América). Fue profesora durante varios años de Historia y Literatura.  Tiene cuatro hijos. Desde 1983 se dedica a escribir literatura para niños y jóvenes. En sus libros habla del campo, de los animales, de cómo vivían las personas en otros tiempos ya pasados, y algunas veces, de misterio y terror. Obtuvo el premio Lazarillo en 1984.

Nuestro observatorio

En las siguientes páginas se pueden ampliar algunos datos sobre la autora, además de consultar material muy variado

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros de Concha López Narváez   tomada de  Canal Lector.

El secuestro de la bibliotecaria. Margaret Mahy. Editorial Alfaguara

29 May

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Un día, Ernestina Laburnum, la bella bibliotecaria, fue raptada por unos malvados bandidos. Acababa de salir a pasear por el bosque, situado en las proximidades de la ciudad, cuando los bandidos la asaltaron y se la llevaron.
-¿Por qué me secuestran? –preguntó con frialdad-. No tengo amigos ricos ni primos ricos. La verdad es que soy una pobre huérfana sin casa propia, aparte de la biblioteca.
-Eso es precisamente lo que nos interesa –dijo el Bandido-Jefe-. El ayuntamiento de la ciudad pagará un generoso rescate. Todo el mundo sabe que la biblioteca no funcionará nada bien sin su bibliotecaria.
Era bastante cierto, ya que la señorita Laburnum tenía en su poder las llaves de la biblioteca.
-Creo que debo advertirles –dijo Ernestina- que pasé el fin de semana con una amiga que tiene cuatro niños pequeños. En la casa todos estaban enfermos de sarampión.
-No importa –replicó el Bandido-Jefe-. Yo ya lo he tenido.
-¡Pero yo jno! –exclamó el bandido más próximo.
Los otros bandidos miraron a la señorita Laburnum con cara preocupada. Ninguno de ellos había pasado la horrible enfermedad del sarampión.
Cuando se recibió en el ayuntamiento la carta pidiendo el rescate, se produjo una gran discusión. Los miembros del Consejo Municipal querían que las cosas se hicieran bien.
-¿Bajo qué concepto consideraremos el secuestro de la bibliotecaria? –preguntó uno de los concejales-. ¿El dinero del rescate debe figurar como un gasto de personal o un gasto del fondo de cultura?
-La Comisión de Cultura se reunirá dentro de dos semanas –dijo el alcalde-. Propongo que ellos tomen entonces una decisión sobre este punto.
Pero mucho antes de esta reunión todos los bandidos, excepto el jefe, sufrían ya la terrible enfermedad del sarampión. Se volvieron muy irritables y tenían las narices encarnadas y llenas de mocos.
-Creo que un baño caliente ayuda a que salga la erupción –dijo la señorita Laburbum sin demasiada seguridad-. ¡Ah!, si estuviera en mi biblioteca podría buscar la palabra «sarampión» en el Diccionario práctico de medicina familiar.
El Bandido-Jefe dirigió una mirada triste a los hombres de su banda.
-¿Está usted segura de que es sarampión? –preguntó-. Me parece una enfermedad muy poco digna para un bandido. Pocas personas quedan bien con granitos en la cara, pero para unos ladrones resulta desastroso. ¿Tomaría usted en serio a un ladrón con granitos?
-No forma parte de las funciones de una bibliotecaria tomar en serio a ningún ladrón, con granitos o sin ellos –replicó Ernestina con altanería-. De todos modos, no podrán volver a robar hasta que no se recuperen del sarampión. Están en cuarentena. No querrá que les echen la culpa de extender el sarampión por todas partes, ¿verdad?
El Bandido-Jefe gimió.
-Si me lo permite –dijo la señorita Laburbum-, iré a mi biblioteca y sacaré el Diccionario práctico de medicina familiar. Con ese valioso libro intentaré aliviar el sufrimiento de sus compañeros. Claro que no lo podré tener en préstamo más de una semana. Es un libro de consulta muy solicitado, ¿entiende?
Las lamentaciones de los bandidos enfermos resultaban insoportables para el jefe.
-Está bien –aceptó-. Puede ir a buscar el libro y nos olvidaremos del secuestro de momento. Pero sólo de momento, ¿eh?

Margaret Mahy.  El secuestro de la bibliotecaria.  Ed. Alfaguara

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

 En la televisión, en internet, en la radio, en los periódicos, en cualquier medio de información, vemos y oímos una terrible noticia: ¡La organización X ha secuestrado a Z!
Pero nunca imaginábamos que podrían secuestrar a una bibliotecaria. No era propietaria de una gran colección de joyas, ni de cuadros famosos, ni heredera de la mayor fortuna del país, ni nada de eso. Ella misma se lo dice a los bandidos:
– “¿Por qué me secuestran? –preguntó con frialdad-. No tengo amigos ricos ni primos ricos. La verdad es que soy una pobre huérfana sin casa propia, aparte de la biblioteca”.
La respuesta del Bandido-Jefe nos deja todavía más alucinados, si cabe:
Eso es precisamente lo que nos interesa –dijo el Bandido-Jefe-. El ayuntamiento de la ciudad pagará un generoso rescate. Todo el mundo sabe que la biblioteca no funcionará nada bien sin su bibliotecaria”.
Pero no creas que es el único secuestro que aparece en libros, que pueden gustarte. Aquí tienes algunos, por si te apetece leer temas misteriosos, de secuestros, de bandidos, policíacos…
. Secuestro en el Caribe
. Misterio del collar desaparecido
. ¿Quién ha raptado a Lánguida?
. El secuestro de la primavera
. Aventuras de la mano negra

Lo que sí parece bastante claro en el texto es que la biblioteca era, en la ciudad de Ernestina Laburnum, un lugar importante y muy visitado. De hecho, el Bandido-jefe le da esta razón para su secuestro:
“El ayuntamiento de la ciudad pagará un generoso rescate. Todo el mundo sabe que la biblioteca no funcionará nada bien sin su bibliotecaria”.
Y también parece evidente, y en eso está el estupendo humor del texto, es que allí todo funcionaba de manera bastante chapucera: desde los propios bandidos hasta el mismísimo ayuntamiento de la ciudad. ¿A qué bandido jefe de una terrible organización se le puede ocurrir dejar libre a la secuestrada, para hacer una consulta en un libro de la biblioteca, por mucho que fuera para aliviar el sufrimiento de los compañeros?
-Está bien –aceptó-. Puede ir a buscar el libro y nos olvidaremos del secuestro de momento. Pero sólo de momento, ¿eh?
La crítica al funcionamiento de las autoridades queda expresada de forma clara. Cuando llega la petición de rescate de los bandidos, empiezan las deliberaciones, porque:
 “Los miembros del Consejo Municipal querían que las cosas se hicieran bien.
-¿Bajo qué concepto consideraremos el secuestro de la bibliotecaria? –preguntó uno de los concejales-. ¿El dinero del rescate debe figurar como un gasto de personal o un gasto del fondo de cultura?
-La Comisión de Cultura se reunirá dentro de dos semanas –dijo el alcalde-. Propongo que ellos tomen entonces una decisión sobre este punto”.

Un cúmulo de disparates hacen de este texto una estupenda lectura altamente motivadora y, sobre todo, muy divertida. Fundamental.

Palabra magica

La palabra mágica de hoy es: Cuarentena.

Ernestina Laburnum estuvo con una amiga, el fin de semana anterior, que tiene cuatro niños pequeños. Y todos estaban enfermos de sarampión. Como es una enfermedad contagiosa, Ernestina lo dijo:
«No podrán volver a robar hasta que no se recuperen del sarampión. Están en cuarentena».

¿Sabes lo que es una cuarentena? ¿Y un trimestre? ¿Y un trienio? ¿Y un quinquenio? Si acaso tienes alguna duda, lo mejor es que el ordenador o un libro que se llama diccionario te lo solucione de inmediato.

Cuentame

Lo primero que queríamos saber es lo siguiente: ¿Tienes biblioteca en el lugar donde vives? A lo mejor, hasta tiene un nombre, esa biblioteca. Si no hay biblioteca, ¿hay alguna que no esté muy lejos? Y luego, por si acaso sucede algo como a Ernestina Laburnum, ¿conoces a la bibliotecaria o al bibliotecario? ¿Cómo es? ¿Sabes si ha tenido sarampión? ¿Y tú? ¿Te acuerdas? ¿Cómo lo pasaste? ¿Sabes, de verdad, qué enfermedad es el sarampión?

Autor

Margaret Mahy

Nació en Whakatane (Nueva Zelanda) en 1936.

Escribió su primer cuento cuando tenía 7 años. Trabajo como bibliotecaria en varias bibliotecas de su país.  Publicaba al principio sus historias en el periódico escolar de Nueva Zelanda. En esos años tenía que escribir por la noche. En los años 80 del siglo pasado dejo su profesión para dedicarse solamente a escribir para niños y jóvenes. Le gusta ir con frecuencia a escuelas y bibliotecas para conversar con los niños y jóvenes. En esas visitas muchas veces se disfraza de algún animal o se pone una peluca con colores.
Tiene dos hijas y varios nietos. Además, tiene un gato ya viejecito que duerme muchas veces en el fax porque está calentito.
La escritora nos dice cómo aprendió a leer y lo qué es para ella un libro: “Nunca olvidé cómo aprendí a leer. Cuando era niña, las palabras correteaban frente a mis ojos como pequeños escarabajos escurridizos. Pero yo era más inteligente que ellas. Aprendí a reconocerlas sin importar su veloz carrera. Por fin, pude abrir libros y entender lo que estaba escrito. Fui capaz de leer cuentos y chistes y poemas yo sola».
Fue galardonada en el año 2006 con el  premio Hans Christian Andersen.

Nuestro observatorio

En las siguientes páginas se pueden ampliar algunos datos sobre Margaret Mahy, además de consultar la Wikipedia.

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros de la autora  tomada de  Canal Lector.

Fin de invierno. Juan Ramón Jiménez. Ediciones de la Torre

22 May

 Juan ramon

Cantan, cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?

Llueve y llueve. Aún las casas
están sin ramas verdes. Cantan, cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?

No tengo pájaros en jaula.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada…

Nada. Yo no sé dónde cantan
los pájaros (y cantan, cantan)
los pájaros que cantan.

Juan Ramón Jiménez.   Juan Ramón Jiménez para niños y niñas… y otros seres curiosos   . Ediciones de la Torre
VV.AA. Antología poética del paisaje. Ediciones de la Torre.

1 simétrico: dos partes iguales.  2 esquelética: muy delgada, sin hojas. 3 verdinosa: de color verde.

 Propuestas para mediadoras y mediadores

RECURSOS

Texto

La poesía y la vida. Los poetas saben ver, mirar, oír, escuchar y luego, decir, escribir. Ese es el secreto de los grandes poetas. Al fin y al cabo, y a pesar de cómo la vida y su ritmo avanzan vertiginosamente, la naturaleza, los seres humanos seguimos transitando, pasando por ella. Pero el poeta observa cuidadosamente y, papel u ordenador cerca, lo va transformando todo. Mira, piensa y escribe.

¿Los escuchas? ¿Los oyes cantar? ¿De dónde viene ese canto? ¿Te gusta? ¿Te ha recordado esta poesía a algunos pájaros? ¿Cuándo los oíste piar?

 (Encontramos muchas páginas con el piar de diferentes pájaros. Puede ser una buena ambientación antes de la lectura de la poesía de Juan Ramón. También se pueden buscar otras, como actividad interesante para buscar, ver, escuchar y respetar las indicaciones de propiedad intelectual).

Si la situación lo permite, podemos sugerir la grabación de algunos pájaros que escuchemos en casa, en alguna salida familiar o escolar, con algún grabador que permita el paso al ordenador, hasta llegar a confeccionar un «álbum» de grabaciones de nuestros pájaros. En las páginas de Youtube que siguen podemos enlazar dos maravillosos sonidos, que tan perfectamente se combinan, como son el piar de los pájaros y la música. Una elección de música al gusto de los oyentes puede resultar una opción interesante y multidisciplinar.

Palabra magica

La palabra mágica hoy es cantan. Jugamos con las palabras. El poeta eligió la palabra cantan. Podía haber dicho, pían, trinan, gorjean, etc. Pero elige la palabra cantan.

Nos daremos una vuelta por nuestros animales preferidos, esos que nos gusta ver en la calle, en el zoo, en las películas, en los libros que hemos leído y que nos han gustado… Y hablemos de ellos. De los animales y seguro que sabemos qué hacen. Si un pájaro canta, pía, trina… ¿Qué hace un tigre? ¿Y un elefante? ¿Y un gato? ¿Y una rana? ¿Y un toro?

Podemos elegir la palabra correspondiente al sonido de cada animal, entre estos verbos. La actividad consiste en unir el nombre al verbo correspondiente.

Rugir                  Barritar               Maullar                     Croar                 Mugir

La palabra mágica del poeta, cantan, nos ha llevado al léxico, al diccionario y, ahora, al mundo animal. Nueva oportunidad para comentar la necesidad de su protección y cuidado. Ofrecemos una página de interés, en este sentido.

Cuentame

Es el final de una estación. El título nos lo dice. La «cámara» del poeta va recorriendo los espacios. ¿Qué nos aporta la llegada de la primavera? Todavía no ha llegado. Llueve y llueve, porque aún es invierno y no se ven las ramas verdes que nos anunciarían el paso del frío. No están los símbolos del paso del tiempo. Pero Juan Ramón escucha. Y aparece el leitmotiv del poema: los pájaros que cantan. El poeta no tenía pájaros en jaula.

¿Somos partidarios de tener jaula con pájaros? ¿Qué pensamos de la libertad de los animales? ¿Sabemos que algunos sólo pueden vivir si están en jaula, porque no son capaces de vivir en libertad?

La opinión de personas cualificadas en este tipo de cría de animales puede llegar a ser sumamente interesante para un grupo de niños o jóvenes, que les permita expresar sus opiniones y gustos.

Lejos quedan, no obstante, situaciones derivadas de la edad del poeta, donde, por ejemplo, en Madrid, era frecuente ver a niños que vendían pájaros, para criarlos en jaulas. «No hay niños que los vendan», dice un verso.

Transportarnos a situaciones de abuso de la infancia en la actualidad, laborales, familiares, sociales, en general, es algo que los medios de comunicación nos transmiten constantemente. ¿Dónde sucede? ¿Qué ocurre? ¿Cuál es nuestra actitud ante tales sucesos o acontecimientos?

Autor

Juan Ramón Jiménez

Nació el 23 de diciembre de 1881 en Moguer (Huelva, España) y murió el 29 de mayo de 1958 en (Puerto Rico.  Dice el escritor sobre su nacimiento e infancia: “Nací en Moguer, la noche de Navidad de 1881. Mi padre era castellano y tenía los ojos azules; y mi madre, andaluza, con los ojos negros. La blanca maravilla de mi pueblo guardó mi infancia en una casa vieja de grandes salones y verdes patios. De estos dulces años recuerdo que jugaba muy poco, y que era gran amigo de la soledad…»

En sus primeros años fue a un colegio de Moguer. Después con 11 años fue internado en un colegio jesuita en El Puerto de Santa María (Cádiz, España). Marchó más tarde a Sevilla donde intentó estudiar Derecho pero no fue así aunque sí se inició en la pintura. Se dedica poco a poco a escribir. Marcha a Madrid en 1900 donde le esperan varios amigos.

Con 20 años tiene una pequeña depresión y le ingresan en un hospital en Francia, después estuvo en un sanatorio de Madrid. Su familia se arruina. Conoce a Zenobia y se casará con ella en 1916 en Nueva York. Continúa escribiendo y viajará por toda España.

Abandonan España en 1936 al ser nombrado agregado cultural de la Embajada española en Washington. Vivirán en varios países de América y Juan Ramón seguirá escribiendo y dando conferencias. En 1951 se instalan definitivamente en Puerto Rico. Le conceden el Premio Nobel de Literatura en 1956. Se muere su mujer a los pocos días. Ambos están enterrados en el cementerio de Moguer (Huelva, España).

Juan Ramón dijo sobre la poesía: “Mi vida es todo poesía. No soy un literato, soy un poeta que realizó el sueño de su vida…”

Nuestro observatorio

En las siguientes páginas se puede ampliar la biografía y consultar diferente material de documentación sobre Juan Ramón Jiménez.

Bibliografía

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros de Juan Ramón Jiménez en Canal Lector.

El rastro de «El Caracol». Wolfgang Ecke. Ed. Espasa-Calpe

16 May

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En el gremio (1) de ladrones de la gran ciudad había uno que tenía un mote especial: le llamaban El Caracol.  Y no porque fuera lento de ideas o movimientos, sino única y exclusivamente, porque tenía por costumbre ponerse a comer con toda tranquilidad en las viviendas en las que entraba a robar.
En unos casos lo que encontraba y en otros su propia cena, que siempre llevaba consigo.
Yo ya me había encontrado con El Caracol en este o aquel restaurante porque los dos compartíamos una misma pasión: la buena comida.
En esta ocasión lo encontré en La Sartén, en el momento en que se disponía a hacerle los honores a una brocheta de solomillo.
Me quedé tan sorprendido como una gallina que de pronto hubiera puesto un huevo rectangular. En toda la ciudad no se hablaba más que del robo en la villa Shöffler de la noche anterior. El ladrón no se había limitado a llevarse varios valiosos lienzos tras cortarlos para separarlos de sus respectivos arcos, sino que se había servido a gusto en la cocina.
La policía había deducido de los restos que quedaron sobre la mesa que el asaltante había estado comiendo un mínimo de dos horas.
Nadie lo había puesto en duda, era la huella de El Caracol.
El inspector Schulz me había informado hacía una hora y cuarto de una última novedad: el doctor Schöffler acababa de darse cuenta de que el ladrón se había llevado también una valiosa figura de oro y piedras preciosas.
Ferdinand Huf, nombre civil de El Caracol, se llevó una alegría cuando me senté a su mesa.
-¡Le recomiendo la brocheta de solomillo! –me dijo.
-¡Hubiese jurado que estaría usted recluido(2)!
-¿Lo dice por lo de anoche?
Asentí y él sonrió.
-Así es, estuve recluido… temporalmente. Pero mi coartada es perfecta.
-¡Qué suerte para usted! –exclamé, y pedí pechuga de pavo rellena con ocho guarniciones (3) diferentes.
-Estuve en el hospital con mi anciana madre. La enfermera de servicio puede testificarlo.
-¿Toda la noche?
-Hasta las tres de la mañana. Mamá lo quiso así porque no podía dormir.
-¡Voto al chápiro! Y la policía se lo ha creído…
El Caracol mordió un trozo de carne de la brocheta.
-No tuvieron más remedio. Además, han puesto mi casa patas arriba. Nada de cuadros, nada de figuras de oro…
Asentí.
-Así que alguien se ha hecho pasar por El Caracol. ¿No es eso?
-Eso es.
La brocheta de solomillo le estaba sabiendo a gloria.
Le invité a un café solo.
Y esa misma noche tuve un sueño muy divertido.
Al despertarme llamé al inspector Schulz, quien me contestó con un enorme bostezo.
-Oiga usted, cansado empleado público, acabo de soñar que, a pesar de los pesares, el ladrón es el Caracol. Vuelva usted a comprobar su coartada, ¡pero con lupa!
-¿Cómo se le ocurre a usted tal cosa? –preguntó Schulz repentinamente espabilado.
-Ayer por la noche, en La Sartén, me contó por descuido más de lo que debería haber contado. Fíjese…
Pregunta: ¿A qué descuido se refería Balduino Piff?

(Solución: El Caracol mencionó la figura de oro en su conversación con Balduino Piff, pero el robo de la misma acababa de ser denunciado por el doctor Shöffler. ¿Quién entonces podía saber que la figura había sido robada… sino el ladrón?)

1 gremio: conjunto de personas que tienen el mismo oficio.  2 recluir: encerrar a alguien en la cárcel. 3 guarnición: verduras u otros alimentos que se sirven para acompañar a la carne o al pescado.

Wolfgang Ecke.  El rastro de «El Caracol» y otras historias policiacas. Ed. Espasa-Calpe.

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

Ha llegado el misterio, la intriga, la duda, el ¿quién será?, ¿cómo descubrir?… Es el momento perfecto de investigar, de buscar, de relacionar, de explorar, de examinar, de averiguar, de atar cabos sueltos… Si te gustan esas palabras, tú puedes ser detective profesional. Está claro que conoces bien un género de la literatura universal: la novela policíaca.

Parece evidente que has leído libros o páginas en internet o has visto alguna película sobre investigadores famosos. Hay uno que sobresale: el inspector Sherlock Holmes. Con su inseparable colaborador, el doctor Watson. Hoy te vas a aproximar, en esta lectura, al inspector Shulz otro sagaz investigador y a Balduino Piff, un hombre muy, muy observador, que lo ayudaba. Alguien que, gracias a su instinto, consiguió la clave para resolver este difícil enigma. Pensad que, detrás de todo ello estaba un ladrón como ninguno: El Caracol.

Hay muchas ocasiones donde también la suerte es muy importante para quienes investigan. En este asunto, no se trata de la desaparición de alguien, como sucede, por ejemplo, en el libro El joven Sherlock Holmes, con El caso de la joven desaparecida, de Shane Peacock, en editorial Almadraba.

Aquí el ladrón se había llevado una valiosa figura de oro y piedras preciosas. La cuestión era: ¿dónde estaría esa preciada figura? Y ahí aparece la suerte: Curiosamente, El Caracol y Balduino Piff coincidían en algo: el gusto por la comida.

Y fue en un restaurante, donde coincidieron, el lugar en que El Caracol cometió su gran error. Y ese error no se le escapó a Balduino. Gracias a ello, se puso rápidamente en contacto con la policía, con su amigo el inspector Schulz y consiguieron lo que tanto buscaban.

Palabra magica

La palabra mágica hoy es coartada. Seguro que todos nos hemos inventado una coartada, como El Caracol, cuando hemos hecho algo que sabemos que no está bien, pero no queremos que nadie se entere.

Quizá convenga aportar unos sinónimos de coartada, para utilizarlos, según convenga, en determinadas frases. Otorgaremos un número de puntos, cuando se usen las palabras adecuadas. Así, esta actividad de vocabulario se convertirá en un juego para el colectivo.

El listado de palabras para utilizar es el siguiente (en negra, las palabras sinónimas, cuyo significado es igual o parecido):

Coartada      Excusa       Confesión      Susto     Alegría     Defensa

Las palabras coartada, excusa, defensa, tendrán 5, 10 y 15 puntos. El resto, serán: Confesión, 20 puntos; Susto, 11 puntos; Alegría, 6 puntos.

Las frases son:

El Caracol le dijo a Balduino Piff que tenía una coartada.
El Caracol le dijo a Balduino que iba a hacer una confesión.
El Caracol le dijo a Balduino que le dio un susto terrible.
El Caracol le dijo a Balduino que le dio mucha alegría robar allí.
El Caracol le dijo a Balduino que tenía buena defensa.
El Caracol le dijo a Balduino que tenía una buena excusa

Si el resultado es 30 puntos, se dará la enhorabuena. Si no fuera así, tendremos que utilizar el diccionario y comprobar las distintas definiciones.

Cuentame

Siempre recordamos a los grandes detectives, esos que han conseguido descubrir casos muy complicados. Pero ¿y de los malhechores, de los bandidos, de los ladrones, de los delincuentes?
El Caracol quería ser tan famoso como Schulz o Balduino Pif.
Vamos a darle esa oportunidad recordando, de alguna película o de algún libro o de alguna página de internet, el nombre de un famoso o famosa delincuente, para que El Caracol se sienta tranquilo y no haga más fechorías. Pueden ser ladrones reales o imaginarios, como Fantomas, Robin Hood o los cuarenta ladrones, con Alí Babá.
Y también puedes inventar tú uno: el que robó la pizarra electrónica que había en clase. ¿Cómo lo conseguiría, con lo grande que es? ¿Cómo sería posible que la sacara del centro, sin que nadie se diera cuenta? ¿Dónde podría haberla vendido? ¿Cuánto dinero pagarían por una pizarra electrónica tan fantástica? Seguro que no era ninguna compañera ni compañero. Pero ¿cómo lo consiguió? ¿Sería un pariente o amigo de El Caracol?

Autor

Wolfgang Ecke

Nació el 24 de noviembre de 1927 en Radebeul (Alemania). Murió el 24 de octubre de 1983 en Ausburg (Alemania) en un accidente de coche cuando intentó evitar chocar con una vaca que se cruzaba en la carretera.
Comenzó a estudiar Música y Teatro en la Universidad de Dresde pero no acabó sus estudios.
Fue un colaborador habitual de la radio donde elaboraba guiones diversos que le servirían después para sus publicaciones.
Escribió numerosos libros para niños y jóvenes del género policíaco y también obras de teatro.
Su nombre es sinónimo de lectura de intriga, aventura policiaca y de emoción.

Nuestro observatorio

Sugerimos descubrir otros  libros policiacos de diversos autores en Canal Lector

Mi año. Roald Dahl. Editorial SM

9 May

miano

Sólo una vez descubrí en nuestro huerto una topera nueva en el mes de febrero. Me encanta observar las toperas, porque me indican que sólo a unos centímetros bajo el suelo unos simpáticos e inofensivos individuos pasan la vida muy ocupados horadando túneles arriba y abajo en busca de comida. Pero raramente suelen hacerlo en febrero. Lo hacen en otoño, porque cuando en octubre y noviembre el tiempo se enfría, las lombrices y los gusanos de los que se alimentan se meten en las profundidades de la tierra y, por tanto, los pequeños topos deben cavar túneles nuevos y más hondos para atraparlos.

¿Sabéis algo sobre los topos? Son unos animales extraordinarios, tímidos y mansos, y sus abrigos de piel tienen un tacto más suave que el del terciopelo. Son tan tímidos que rara vez veréis alguno en la superficie. Cada topo posee su propia red de túneles, que no se encuentra a más de quince centímetros de la superficie. Las pezuñas delanteras de estas diminutas criaturas tienen forma de espada y les sirven para cavar más fácilmente. Las toperas que habéis visto en alguna ocasión no son sus casas, por supuesto. Se trata de simples montones de tierra suelta que un topo ha apartado de su camino porque, después de todo, si se cava un túnel subterráneo, en algún lado habrá que poner la tierra sobrante.

Un topo puede cavar unos noventa centímetros en una hora, y normalmente le pertenecen alrededor de noventa metros de túneles privados que ningún otro topo utiliza. Todos prefieren llevar vidas solitarias, cada uno corriendo arriba y abajo por su red de túneles y buscando comida día y noche. Su comida consiste en larvas de mosca, de escarabajo, de ciempiés y lombrices, y lo más fantástico es que cada topo tiene que comer cada día ¡la mitad de su peso! de estas pequeñas delicias para sobrevivir. No me extraña que sean unos tipos ocupados. ¡Imaginad cuánto deberíais comer vosotros para consumir la mitad de vuestro peso! Cincuenta hamburguesas, cien barras de pan y un cubo de chocolatinas Mars, y lo mismo un día tras otro. Pensarlo hace que uno se ponga malo.

El topo no es un marido muy atento. Cuando llega la época de apareamiento, sencillamente se mete en el túnel de una vecina y, después de haberse apareado, regresa de nuevo a su territorio, dejando que ella dé a luz y críe a los cachorros sola. Todos conocemos a algunos humanos que se comportan más o menos de la misma forma pero no entremos en eso.

Yo, que soy jardinero, siempre he considerado al topo como un amigo porque se come todos los asquerosos ciempiés, todas las larvas de mosca y todas las demás plagas que dañan nuestras flores y verduras.

Muchos campesinos emprenden salvajes cruzadas contra ellos por sus toperas, y los matan con toda suerte de métodos crueles, usando trampas, veneno o gas tóxico. Pero yo voy a revelaros la forma más sencilla de convencer a un topo de que abandone vuestro jardín o vuestra tierra. Los topos no pueden soportar ningún tipo de ruido. Le ponen más nerviosos de lo que ya son. Así que cuando veo una topera en el jardín, busco una botella de vino vacía (hay muchas alrededor de nuestra casa) y la entierro cerca, dejando fuera sólo el cuello.

Entonces, cuando el viento sopla a través de la boca de la botella produce un suave murmullo. De día y de noche, porque siempre hay algo de brisa. El ruido constante encima de su túnel enloquece al topo, que muy pronto hace las maletas y se va a otra parte. No es broma. Realmente funciona. Yo lo he comprobado muchas veces.

Roald Dahl.  Mi año. Ed. SM

Propuestas para mediadoras y para mediadores.

RECURSOS

Texto

Hoy vamos a acompañar a Roald Dahl cuando observaba su huerto. ¿Cuánta vida se descubre al observar?

Sí, es una cosa tan exigua, tan simple, tan pequeña como un topo. Un animalito del tamaño de un ratón, con ojos diminutos y casi ocultos por el pelo, que abre galerías subterráneas donde vive, para alimentarse de gusanos y larvas de insectos.

La ventaja que tiene este texto es que nos permite transitar, casi como topos, por nuestra propia vida. ¡Cuántas cosas que nos acercan a este mundo que nos rodea, en el que estamos! Lo que sí sabemos, por esas líneas finales es que Roald Dahl utiliza una manera no violenta de que salgan de su jardín. No plantea la bondad de los topos que van al jardín. Sabe y sabemos, a ciencia cierta, que los topos pueden ser perjudiciales para varias cosas. Y si no, seguro que hay algún lector que ha oído en casa, a los mayores o a amigos que han sufrido con la presencia de los topos. ¡Me han destrozado el huerto! ¡Me han hecho polvo el jardín! ¡Hay que acabar con esos topos!

Sí, Dahl no niega esa circunstancia. Pero lo que sí hace es aportar una solución que no pasa por la violencia. Al contrario, es un remedio pacífico, no lesivo para el entorno, que permite librarse de lo que puede llegar a ser casi una plaga. La imaginación, el trabajo, la buena voluntad y la convivencia pacífica con la Naturaleza convierte al autor casi en un naturalista, una persona con conocimientos en las ciencias naturales. Queda clara su discrepancia con los procedimientos de exterminio utilizando las palabras: «Salvajes cruzadas», «Métodos crueles», «Trampas», «Veneno», «Gas tóxico».

Consideramos que el comentario sobre cualquier campaña, organismo, actuación, incluso planteamiento personal en defensa y protección del entorno natural es un buena opción para, partiendo de la literatura, llegar a decisiones de gran trascendencia en el futuro de la vida del Planeta.

 Palabra magica

La palabra mágica hoy es observar. Hemos acompañado a Roald Dahl en su paseo y vamos a hacer lo mismo que él en los nuestros. Observar, dice el diccionario que es examinar atentamente, mirar con atención. Pero el juego con nuestra lengua nos permite ir a sus sinónimos, a esas palabras que tienen igual o muy parecido significado.

Elijamos, de entre estos, el que cada lector prefiera por gusto a esa palabra, porque la usa más, porque se acerca más a lo que él o ella hacen, porque le interesa para empezar un cuento, un escrito, una novela que le encantaría escribir…

Entre los sinónimos encontramos, palabras como:       acechar        espiar           vigilar                experimentar            examinar         comprobar      ensayar       descubrir     apreciar, etc.

Cualquiera de ellas puede ser un motivo para el juego léxico y de pensamiento. ¿Qué te gusta más y por qué? ¿Cuándo lo utilizas/aplicas? ¿A quién asociamos ese verbo? ¿Qué profesión tiene quien lo utiliza? No olvidemos que somos «investigadoras o investigadores» de palabras.

La relación con la vida real y/o profesional puede generar charlas sumamente interesantes, donde el respeto, la no violencia, el turno de palabra, serán casi una normativa de la comunicación.

Cuentame

Hoy puedes ser una maga o un mago. Puedes, para empezar a hacer pruebas con tu magia, utilizar algo fundamental: la palabra mágica, que esta vez ha sido observar. ¿Y cómo conseguir magia con la palabra observar? Pues es una magia natural. La misma que conseguía Roald Dahl observando a los topos. Sabía lo que hacían, dónde vivían, qué comían, qué les gustaba y qué no les gustaba… Así lograba, casi por arte de magia, llevar a los topos a otra parte, que no fuera su jardín, pero que vivieran tranquilos y que nadie acabara con ellos. Y ahora, cuéntanos.

¿Conoces bien a algún animal? ¿Tienes animales en casa, como mascota? Cuéntanos cuál es tu preferido y háblanos un poco de su vida. Dónde está, cómo vive, qué come. ¿Vas a algún sitio con él? Qué hace: ¿anda?, ¿nada?, ¿vuela?, ¿salta?, ¿corre?… Dinos qué has pensado para cuando los meses o los años vayan pasando. ¿Qué harás con tu mascota? Y, sobre todo, cuéntanos ese secreto que tienes tan bien guardado. Sólo para amigas y amigos muy importantes. Te pedimos ese favor. Dinos cómo se llama. ¿Quién le puso el nombre? ¿Cuándo se lo puso? ¿Por qué le puso ese nombre?

Dinos lo que más te gusta y lo que menos de tu mascota. Seguro que harías cosas muy buenas por esa mascota maravillosa. Que tengas suerte y te vaya muy bien con ella o con él.

Autor

Roald Dahl

Nació el 13 de septiembre de 1916 en Llandaff (Inglaterra) y murió en Oxford (Inglaterra) el 23 de noviembre de 1990.

De origen noruego. Su padre murió cuando él tenía 3 años. Fue a una escuela cercana a su casa hasta los 9 años y después  a un internado en un colegio inglés. Terminó el bachillerato con 18 años. A su madre le hubiera gustado que estudiara en la Universidad pero él no quiso y comenzó a trabajar para una compañía de petróleo. Su deseo era viajar y se marchó a África. De esa época dice: “Era una vida fantástica (…) Aprendí a hablar swahili. Viajaba hacia el interior del país visitando minas de diamantes, plantaciones de sisal, minas de oro y todo lo demás. Había jirafas, elefantes, cebras, leones y antílopes por todas partes, y también serpientes…”

Se casó en 1953 y fue padre de cinco hijos a los que contaba cuentos. Escribía los libros en una cabaña que había al fondo de su casa.

Él decía que estaba siempre a favor de los niños. Le gustaban los deportes y la fotografía.  Muchos de sus libros han sido llevados al cine.

El ilustrador de la mayoría de sus libros fue Quentin Blake. Este dijo de Roald Dahl que tenía la capacidad de imaginar situaciones surrealistas igual que él. Además comentó que supo crear en sus libros un mundo entre lo real y lo insólito.

Nuestro observatorio

En las siguientes páginas se pueden ampliar algunos datos sobre Roald Dahl, además de conocer su página web y un estudio sobre su vida y obra.

Bibliografía 

Ofrecemos, a continuación, una selección de libros del autor  tomada de  Canal Lector.